Publicada
Actualizada

No pudo ser en 2023, cuando hubo un tirón importante al asunto desde la parte sindical, pero más de dos años después cristalizan al fin los contactos para retomar de manera formal las negociaciones del convenio de oficinas y despachos de Bizkaia.

Además de afectar a un gran número de trabajadores, cerca de 30.000, este convenio tiene una gran carga simbólica por ser el gran acuerdo sectorial de los decaídos por el límite de un año a la ultractividad (vigencia permanente) incluido en la reforma laboral de 2012.

Con Mariano Rajoy en el Gobierno, el PP impulsó una serie de cambios en la legislación laboral que causaron un gran rechazo en Euskadi, en especial en el ámbito sindical, que veía en concreto en ese límite a la ultractividad un cambio drástico en las normas de juego de la negociación colectiva.

Finalmente el cambio no fue para tanto ya que muchos convenios de los negociados en Euskadi incluían ya en su articulado este prórroga indefinida, mientras que otros muchos que no la tenían la fueron incorporando al ser renovados.

Movilización de trabajadores de oficinas de Bizkaia

Intentos frustrados

¿Por qué no sucedió así con las oficinas de Bizkaia? Porque en este caso nunca llegó tal renovación.

Consumido el plazo del convenio en 2012, al año siguiente el convenio perdió su valor legal sin que desde entonces se haya firmado un nuevo acuerdo a pesar de que hubo un intento avanzado años más tarde, en 2017, que terminó encallando.

Hay que decir, en todo caso, que la pérdida de valor legal no supuso ni mucho menos siempre su pérdida de valor real ya que muchas empresas del sector han seguido aplicando sus artículos, desactualizados eso sí debido al paso del tiempo, lo que tiene consecuencias sobre todo en el apartado salarial.

Este miércoles 3 de diciembre se ha constituido formalmente la mesa por Cebek, ELA, LAB, CCOO y UGT, una noticia sin duda relevante para la negociación colectiva vasca que, eso sí, es solo el primer paso hacia un acuerdo que aun tiene mucho camino por delante.