Los restaurantes vascos nunca pasan de moda. Los actores, actrices y otro tipo de grandes personalidades, como chefs muy reconocidos, no dejan de demostrarlo después de acudir tantas veces a Euskadi. Una de las recientes demostraciones ocurrió el pasado mes de septiembre. Fueron la estrella internacional de cine y modelo, Pamela Anderson, y el actor Andrew Garfield, quienes probaron uno de los mejores restaurantes de San Sebastián.
Los americanos acudieron a la capital guipuzcoana con motivo del Festival de Cine, que se celebra cada año en Donostia. Para aprovechar mejor sus visitas y descubrir tesoros únicos de la ciudad más bonita de Euskadi, como hacen muchos actores y actrices, se decantaron por un restaurante de cocina vasca de tres estrellas Michelin: Arzak.
Se supo de la visita de Anderson a Arzak por una foto que compartió el propio restaurante en la red social de Instagram. En esta publicación aparecen la chef Elena Arzak, hija del reconocido Juan Mari Arzak, posando con la actriz en la cocina del establecimiento.
Arzak, un icono en pleno centro de San Sebastián
El restaurante, que se sitúa en el Alto de Miracruz, es de los más reconocidos de Donostia por su trabajo y creatividad. Con tres estrellas Michelin, las cuatro generaciones de este local de alta cocina han dado forma a una carta llena de esencias vascas e internacionales. El olor, el sabor y las texturas de sus platos son inigualables.
Tal y como destacan en su propia web, la cocina del restaurante Arzak "tiene mucho de investigación, experimentación y un punto de magia". Todo ello se encuentra en el laboratorio, lugar en el que convergen la creatividad y el ingenio. De esta manera ofrecen a sus clientes dos tipos de menús: el menú degustación de 290 euros y el menú a la carta de 269 euros.
"En el Laboratorio Arzak se estudian y prueban sabores y texturas. Se descartan y replantean recetas. Se establecen nuevos y sugerentes conceptos para incorporar a la carta. Dispone de un 'Banco de Sabores' que contiene más de 1.000 productos e ingredientes con los que investigar y seguir creando", apunta la web. Este cuenta con la "tecnología más revolucionaria" y con un "equipo de alquimistas" que prueban lo nunca probado.
Se trata de una cocina "impregnada de la personalidad" del cocinero, con un "espíritu creador" que no deja de evolucionar. Una cocina intensa en su elaboración, de espíritu vasco y de autor, en la que cada plato lleva el sello de Arzak, y de mercado, en la que la materia prima es la que manda. Gastronomía única que no deja indiferente a ningún comensal.
Todo comenzó en 1897, año en el que los abuelos de Juan Mari Arzak "construyeron la casa" donde hoy sigue en pie su restaurante. Al principio fue una bodega de vinos y una taberna para después convertirse en una casa de comidas de "cierta relevancia y refinamiento" donde sobresalían los guisos y unos platos vascos de toda la vida. En la década de los 60, Juan Mari Arzak pasa al mando del restaurante con su madre.
"Ella fue su maestra en la cocina tradicional vasca, a la que sumó su gran curiosidad y ganas de innovar que le llevaron a elaborar sus propias recetas. Platos tradicionales vascos a los que daba su toque personal". A los 32 años ya obtuvo el Premio Nacional de Gastronomía y, en 1974, Arzak logró su primera estrella Michelin,
Poco a poco y a partir de mediados de los años 70, el local se convierte en un referente, ya que comienza a recibir varios premios. "En 1976 Juan Mari Arzak, junto a un grupo de cocineros, revolucionaron la cocina y crearon un concepto y un movimiento: La Nueva Cocina Vasca", concepto que lo catapultó a la fama, pues en el 77 consiguió su segunda estrella Michelin y, en 1989, su tercera. No las ha perdido desde entonces y tampoco ha dejado de atraer y de mimar a su clientela como es debido.