En el año 1948, el periodista César González-Ruano, propuso en un artículo importar la fiesta de San Valentín desde el mundo anglosajón a España. Así lo asegura la revista cultural de National Geographic en su artículo La verdadera historia de San Valentín y el origen de la celebración. Quien se unió fue el dueño de las Galerías Preciados, Pepín Fernández y la iniciativa fue exitosa. Tanto que fueron uniéndose cada vez más comercios a la celebración.
"El empresario promovió la necesidad de hacer regalos a los seres más queridos. A principios del mes de febrero de ese mismo año, la prensa nacional ya publicaba anuncios en los que los grandes almacenes alentaban a la gente a celebrar el día de San Valentín", apunta la revista. Hoy día es una celebración marcada por el consumismo, pero también por el amor. Y nada mejor que demostrarlo, además de cada día y mediante acciones, que regalando algún detalle a nuestras parejas.
No solo con los clásicos bombones y flores o poemas, sino con otros tipos de regalos. Cada Comunidad Autónoma es un mundo, y en ello reside la originalidad y belleza de los regalos. En Euskadi, por ejemplo, arrasan aquellos productos locales, desde un buen queso Idiazabal, chocolate artesanal de Rafa Gorrotxategi, Tejas de Tolosa hasta productos del mercado de la Ribera, un inigualable Txakoli o unos aperitivos inigualables.
El truco de Berasategui
La gastronomía vasca cuenta con un montón de productos únicos y sabrosos. Uno de ellos es la famosa piparra, muy presente en algunos platos o pintxos. Se trata de unas guindillas verdes, poco picantes y largas que no son muy conocidas en el resto de España, pero que los vascos disfrutan a menudo. Se pueden disfrutar sin nada, frescas, en vinagre, en cocidos, en las famosas gildas (ingrediente fundamental) o fritas. Da igual, el sabor sigue siendo único.
Son, junto con los pintxos, el queso Idiazabal y muchos platos dulces o salados tradicionales, la seña de identidad vasca. Motivo por el que el chef con más estrellas Michelin de España, Martín Berasategui, ha ofrecido un truco para preparar las mejores piparras fritas y que queden de campeonato.
Tan solo se necesitan tres ingredientes: piparras frescas, aceite de oliva y sal en escamas. Primero tenemos que lavar las piparras y secarlas bien para que no salte el aceite a la hora de freírlas, un truco que se hace desde hace tiempo para evitar quemaduras.
Piparras fritas.
Cogemos una sartén y calentamos el aceite. Una vez el aceite esté listo, introducimos las piparras y las freímos 30 segundos. Sabremos que están listas cuando su piel quede rugosa y adquieran un color verde más vivo. Las sacamos del aceite y las ponemos sobre papel de cocina para que se absorba bien el aceite de oliva. Le echamos la sal en escamas y ya estaría. Un aperitivo muy sencillo y delicioso que enamorará a tu pareja antes de la comida o cena romántica.