Los pintxos son las joyas en miniatura más queridas de Euskadi, motivo por el que acudir a los bares en busca de estas obras de arte es una tradición que no falla. En cualquier provincia, estas pequeñas obras maestras no solo deleitan el paladar, sino que también simbolizan la unión en cada almuerzo.
Por este mismo motivo, los vascos se dedican a encontrar los mejores lugares para degustarlos. Una de las mejores zonas es el Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz, donde las barras cautivan a cualquier al ser tan coloridas y llenas de sabor. Conocido como la Almendra Medieval, se trata de una zona que atrae a decenas de personas cada día.
El mejor barrio de pinchos de Vitoria
Las calles de Vitoria-Gasteiz siempre revelan algo interesante y más las del Casco Viejo, aparte de la historia que guarda, es una de las zonas favoritas de los vascos a la hora de irse de 'pintxopote' o de pintxos. La Almendra Medieval se encuentra repleta de locales con barras llenas de especialidades.
Como destaca la web del Gobierno Vasco de Turismo Euskadi en su artículo De pintxos por el Casco Viejo de Vitoria-Gasteiz, uno de los bares que más "miman sus pintxos" es El Toloño, en la calle San Francisco número 7. Se comenta que ofrece la mejor gilda de la ciudad. Su clásico de la barra, el risotto de hongos, tampoco falla.
Entrar en este establecimiento, con una carta dividida en sus mayores 'hits', raciones calientes, raciones frías y postres, supone vivir un juego de sabores en el paladar. Los más demandados por los clientes son sus asombrosos platos a partir de 4,50, como la ensaladilla rusa que, como destacan en la web del bar, es "imposible aburrirse de ella"; el ravioli de foie para paladares finos, un foie a la plancha que se deshace en la boca, 'el pulpo & chips', con su "propio club de fans"; la milhojas de habitas (campeón de Euskadi en 2020), el 'txangurro & company' y el premiado 'irlandés de perretxikos', que fue también campeón de Euskadi en 2020.
Entre los entrantes sobresalen las rabas caseras, el bacalao confitado al pilpil, la carrillera de ternera al vino tinto, chipirones en su tinta, huevos de caserío o el tartar de salmón, entre otros. No hay que olvidarse, por supuesto, de la guinda del pastel, como sus tartas de queso cremosa o de manzana.