
Gildas / bascofinefoods.com
Ni tortilla ni croquetas: el aperitivo estrella y sencillo que hacen las abuelas vascas para aprovechar el pulpo
Un referente de la gastronomía en miniatura que acompaña perfectamente un buen txakoli o una cerveza
Este pequeño pueblo de Guipúzcoa es cero turístico, pero la gente se desvía para comer en su increíble restaurante
En un mundo donde la sostenibilidad cobra cada vez más importancia, la cocina de aprovechamiento se erige como una solución inteligente y deliciosa. Esta filosofía culinaria, basada en la reutilización de ingredientes sobrantes para evitar el desperdicio, ha sido una constante en los hogares españoles durante generaciones. En Euskadi, donde la gastronomía es parte esencial de la identidad, este concepto se aplica con maestría para transformar sobras en auténticas delicias.
La cocina de las abuelas es un legado de ingenio y tradición. Conocedoras de cada producto y su potencial, han sabido crear recetas que combinan sencillez y sabor. No se trata solo de cocinar, sino de respetar los ingredientes y maximizar su uso. Así, de los restos de un buen pulpo cocido, en lugar de recurrir a la clásica tortilla o las croquetas, surge una alternativa rápida y exquisita: una gilda con pulpo.
La gilda con pulpo
Dentro del abanico de aperitivos vascos, la gilda es sin duda una de las grandes estrellas. Este pintxo, nacido en un bar en San Sebastián llamado "Casa Vallés", en pleno centro de Donostia, según recoge el portal web Doña Tomasa. Es un referente de la gastronomía en miniatura que acompaña perfectamente un buen txakoli o una cerveza. Con su equilibrada combinación de sabores salados, ácidos y picantes, ha conquistado barras de bares y mesas familiares durante décadas.
Tradicionalmente, la gilda se compone de una aceituna, una piparra y una anchoa ensartadas en un palillo. La web de Doña Tomasa, recoge que su nombre se debe a la película protagonizada por Rita Hayworth, ya que, al igual que el personaje, este bocado es "salado, verde y un poco picante". Sencilla en su preparación, pero contundente en sabor, la gilda es el ejemplo perfecto de cómo pocos ingredientes bien combinados pueden dar lugar a una explosión gastronómica.
Cuando en casa sobra pulpo cocido, la solución más rápida y deliciosa es incorporarlo a una gilda. Para hacerlo, basta con cortar pequeños trozos de pulpo y sustituir la anchoa o complementarla en la brocheta.
Así, la combinación mantiene el equilibrio de sabores: la textura firme y el sabor marino del pulpo se integran a la perfección con la suavidad de la aceituna, el toque ácido de la piparra y la intensidad del aliño con buen aceite de oliva. En apenas cinco minutos, el aprovechamiento se convierte en una auténtica delicia.
Este aperitivo demuestra que la tradición y la creatividad pueden ir de la mano. Las abuelas, con su sabiduría culinaria, han encontrado una manera rápida y deliciosa de evitar el desperdicio y, al mismo tiempo, enriquecer la cultura gastronómica con un toque original. La gilda con pulpo es un ejemplo más de cómo la cocina de aprovechamiento puede ser también una experiencia gourmet.