Según los datos del Eustat, el parque inmobiliario de Euskadi es uno de los más envejecidos de toda España, con una antigüedad media de 47,9 años. En este sentido, si analizamos los tres territorios vascos, observamos que el parque más joven es el de Álava, donde las viviendas tienen una edad de 41,8 años; por delante de Gipuzkoa, con 48,4 años; y de Bizkaia, con 49,5 años. Es por eso que nuestra comunidad autónoma está a la cola en materia de eficiencia energética, con un 92% de sus edificios con las etiquetas E, F o G.

Todo ello hace que sea muy importante mejorar la clasificación del parque vasco de viviendas para escalar puestos en materia de sostenibilidad, ya que una vivienda con etiqueta A consume hasta un 90% menos de energía en climatización, agua caliente y luz que una con la letra G. Pero, ¿es posible lograr un mejor comportamiento energético en todos los edificios?

Para responder a ésta y otras preguntas desde Crónica Vasca hemos celebrado, en colaboración con BBVA, la mesa de debate ‘Eficiencia energética: Ahorro en edificios, un objetivo común’, en la que tratamos de concienciar de la importancia de mejorar la eficiencia energética de nuestras viviendas y señalar las ventajas que nos puede aportar llevar a cabo estas medidas.

Eficiencia energética, ahorro en edificios / Freepik

Una transición que desde la Unión Europea nos piden hacer en tiempo y forma. ¿Estamos aún a tiempo de cumplir los objetivos de Bruselas?

En este sentido, en muchas ocasiones es preciso contar con apoyo financiero para  poder abordar obras de este calado por parte de las comunidades de propietarios y es aquí donde el papel de entidades como BBVA cobran especial relevancia. Mark Eaves Fernández, director de Financiación de Comunidades de Propietarios de BBVA en España, advierte de que los proyectos para los que suele pedirse un préstamo financiero suelen ser “integrales”, ya que se aprovecha para abordar en una misma actuación temas de aislamiento como SATE, tejados, puertas, mejoras de la accesibilidad, cambio de luminarias, placas solares, puntos de recarga para vehículos eléctricos, cambio de calderas por otros sistemas más eficientes...

“Desde BBVA acompañamos a las comunidades de propietarios viendo sus necesidades y nos ponemos a su disposición ya que los bancos tenemos un papel clave, el de facilitar esos importes porque normalmente van desde los 18.000 hasta los 22.000 euros por vecino y que son difíciles de acometer sin una financiación a largo plazo, en nuestro caso a 15 años y facilitando que no abonen hasta que finalicen las obras o reciban las subvenciones para que no supongan un sobrecoste por cancelación del préstamo”, indica Eaves Fernández.

Además, desde las instituciones públicas tratan de impulsar esta transición energética a través de subvenciones procedentes de fondos europeos pero también mediante diversos programas de ayudas nacionales, regionales y locales, que pueden permitir a los propietarios de viviendas ejecutar actuaciones más complejas que no se limiten a las reparaciones mínimas exigidas en la ITE (Inspección Técnica de Edificios), sino que animen a dar un salto en materia de eficiencia que repercuta no sólo en un descenso en el precio de las facturas energéticas sino también en un mayor confort para sus moradores. Así lo asegura Sagrario Eneriz, Técnica de Desarrollo de Proyectos del EVE, el Ente Vasco de la Energía.

“Actualmente tenemos abierta la convocatoria de ayudas a las instalaciones renovables con dos programas específicos para el sector residencial. Por un lado, para tecnologías térmicas, como biomasa, aerotermia, geotermia y solar-térmica. Y, por otro, para fomentar el autoconsumo basado en la solar-fotovoltaica y también la eólica”, señala. Además, destaca que existen ayudas específicas para la instalación de puntos de recarga en los garajes comunitarios para vehículos eléctricos a través del Plan Moves III, ayudas para inversiones relacionadas con el consumo de hidrógeno en los edificios, o para que las comunidades residenciales puedan realizar estudios de viabilidad para la implementación de energías renovables.

También es fundamental contar con el asesoramiento de profesionales como los administradores de fincas, que bajan a tierra la normativa y tratan de explicársela a las comunidades de propietarios para que cumplan con las mejoras exigidas en ámbitos como la accesibilidad o la eficiencia energética. No obstante, Javier Montero, abogado y presidente del Colegio de Administradores de Fincas de Álava y Gipuzkoa (CAFGUIAL), asegura que concienciar no es tarea fácil. Por ello, solicita “campañas de concienciación” dirigidas a los propietarios.

Asimismo, Montero cree que aceleraría mucho la adhesión de las comunidades de propietarios a este objetivo si las instituciones vascas apostasen por “una centralización de las ayudas” para que las solicitudes se realicen desde un único departamento que gestione todos los recursos. Algo que, en su opinión, debería ir acompañado de “menos burocracia” para acceder a estas subvenciones  y “mayor agilidad en la resolución de los expedientes”.

Todo ello, por supuesto, de la mano de agentes rehabilitadores que realicen un diagnóstico personalizado de cada vivienda, analizando su ubicación y orientación, sus características pero sobre todo sus deficiencias, para que proponga las soluciones que mejor se adapten a las necesidades energéticas de las personas que vivan en ella. Borja Pinedo, arquitecto y director de contratación en BAT, Bilbao Architecture Team, subraya que “la eficiencia energética trae consigo beneficios económicos en primera línea, ya que en los edificios diseñados con la eficiencia energética en mente reducen los costos operativos a largo plazo”.

Además, concluye este experto, “la salud y el confort de los ocupantes de estos edificios también se mejoran, pues un buen diseño de puente térmico puede asegurar una ventilación adecuada, controlar la humedad, sin quitar luz natural, creando un ambiente interior más saludable y todos estos factores no sólo incrementan el bienestar de los usuarios sino que también pueden aumentar la productividad y reducir las tasas de enfermedades”.

La mejora del parque inmobiliario de Euskadi es, por tanto, cosa de todos. Un objetivo común que debe ser abordado por parte de las comunidades de vecinos con el apoyo de las instituciones públicas y las entidades financieras, el asesoramiento técnico de profesionales de la arquitectura y la energía y el acompañamiento de administradores de fincas. De esta manera, Euskadi logrará dar un paso más en el proceso de descarbonización de su sociedad con el objetivo de seguir dando pasos hacia la incorporación de las energías renovables en nuestro día a día.