Los grupos de música que hicieron historia en el rock vasco

El rock vasco convertido casi en un género musical. Y es que los grupos oriundos del País Vasco que aparecieron sobre todo en la década de los años 80 conformaron la que es una de las etapas musicales más conocidas de nuestro país. Formaciones con melodías y sonidos a medio camino entre el rock y el punk y con letras que inspiraban todo lo que a nivel social, laboral o político sucedía en las calles de esa Euskadi más 'beligerante' de hace años.

Es lo que entonces se conocía como el "rock radikal vasco" encarnado en unas bandas que bebían de las corrientes musicales más contestatarias que venían de movimientos anglosajones. Letras que mostraban el desencanto tanto de los propios intérpretes como de sus seguidores del sistema socio-político y económico.

'La Polla Records'

Con el inconfundible Evaristo Páramos como líder, este grupo nacido en el año 1979 en la localidad alavesa de Agurain es hoy conocido no solo a nivel nacional, sino también internacional. Una banda a la que se considera como uno de los referentes del punk rock en castellano y que el pasado año volvió a los escenarios; eso sí, con una formación distinta a la originaria de aquella década donde empezaron con Fernandito (ya fallecido); Maleguin, Sumé y Txarly. Ellos fueron los que dieron vida a un grupo cuyo nombre ya de primeras escandalizó a los sectores más conservadores. 

Si antes se hablaba de música contestataria y plagada de críticas hacia el sistema establecido, las canciones de La Polla Records son un buen ejemplo de ello. Letras donde se habla sin tapujos de todo lo relativo al capitalismo, el nacionalismo, la política, la religión y toda la sociedad en general. Una crítica que también ha sido la seña de identidad de su carismático cantante, que ha seguido ligado al mundo de la música en otras formaciones del estilo como The Kagas, The Meas y Gatillazo. 

'Cicatriz'

También son alaveses los integrantes de esta otra formación de sobra conocida en la escena musical del rock vasco y que se creó en un centro de desintoxicación. En un principio se hicieron llamar Cicatriz en la matriz, pero más tarde acortarían el nombre con el que es conocido desde que surgiera en la época de los 80 con su líder Natxo Etxebarrieta como cabeza visible. 

Una carrera musical formada por 4 trabajos y donde no faltaron ejemplos, personificados en sus integrantes, de ese lema tan manido de este género musical en relación a los excesos que rodeaban a estos grupos. Era el ambiente con el que nacieron canciones hoy todavía tarareadas como es el caso de Botes de humo, Cuidado burócratas o Aprieta el gatillo. 

'RIP'

No muy lejos de Vitoria-Gasteiz, en la localidad guipuzcoana de Mondragón comenzó a principios de la misma década a la que se viene aludiendo en todo el texto, RIP. Una formación que nació en un primer momento con los integrantes de otra banda, Doble Cero. Con ellos empezaba el que fuera uno de los conjuntos más destacados a nivel nacional en lo que se denomina hardcore punk. Un estilo que se dejaba notar en canciones como Mundo muerto, Condenado o Terrorismo policial. De nuevo, esa imagen irreverente contra el sistema establecido. 

Fue tal la magnitud de RIP que incluso pocos años después de subirse a un escenario ya eran cabeza de cartel de festivales de música del género como fue el caso de Euskal Rock en Barcelona en el año 1985. Sin embargo, su carrera profesional no se dilató mucho en el tiempo ya que las diferencias internas hicieron que en el año 1988 sus integrantes tomaran caminos distintos. Desde entonces, se fueron reuniendo de forma puntual para ofrecer alguna que otra actuación para sorpresa de sus fieles seguidores. 

'Las Vulpes'

En este tributo reconociendo a algunos de los grupos de música más destacados del rock que se hacía hace unos años en el País Vasco (salvo algunas formaciones que siguen en el escenario con nuevos integrantes), no podían faltar ellas. El barrio de Irala en la capital vizcaína vio nacer a esta banda femenina de punck rock que acuñó su leyenda en el año 1983. Fue entonces cuando participaron en una entrevista en televisión en el programa Caja de Ritmos dirigido por Carlos Tena. Un espacio que se emitía en horario infantil y donde no hubo reparos en que estas chicas cantaran aquella canción tan conocida de Me gusta ser una zorra. 

Lo curioso es que, tras esa polémica, la fugaz carrera de este grupo se terminó. Solo se volvieron a reunir muchos años después ya en pleno siglo XXI para recordar aquellos inicios y grabar un nuevo álbum; al que siguió otro disco en directo en el año 2012 bajo el título de Barbarela 83. Una breve trayectoria que quizá no hubiese sido tan destacable de no ser por aquel controvertido tema que versionaba una canción de Iggy and The Stooges.