Hondarribia es una ciudad de Euskadi que se localiza en la provincia de Gipuzkoa. A tan solo 20 kilómetros de distancia tiene atractivos como San Sebastián, pero también es fronterizo con Francia a través de la ciudad de Hendaya, a tan solo 8 kilómetros. Hondarribia está ubicada en un enclave excepcional, pero su ubicación no es motivo para pasar de largo por ella. Si sus alrededores son dignos de una vista, esta población guipuzcoana también merece la pena para que el visitante se quede unos días a disfrutar de ella y de todo lo que tiene que ofrecer.

Hondarribia es escala para muchos viajeros, ya que en ella se encuentra el aeropuerto de San Sebastián. Por eso, bien merece la pena aprovechar la visita para quedarse, al menos, un fin de semana. Hondarribia tiene el atractivo de las ciudades costeras, es bastante turística, pero no ha olvidado su carácter residencial y mantiene el encanto de las ciudades euskeras más bonitas. El Antiguo Castillo de Carlos V, las murallas o el Barrio de la Marina son algunos de sus lugares más destacados en los que hacer “match”. No en vano, es una de las ciudades medievales mejor conservadas.

La Puerta de Santa María

El casco viejo de Hondarribia, situado en la parte alta de la ciudad, es un lugar imprescindible que no puede quedar fuera de la agenda de una visita de fin de semana. Se recorre de una forma bastante fácil, se puede ir a pie por todo el lugar y empaparse de él en apenas unas horas. El casco viejo se encuentra amurallado y tiene dos accesos principales. Entre ellos, se recomienda entrar a este pintoresco lugar mediante la Puerta de Santa María.

No solo va a servir al viajero como punto de partida para la excursión por esta bonita zona de Hondarribia. También, la puerta en sí, es un atractivo turístico por sí solo, especialmente en el punto en el que la estatua de un hachero se alza para dar la bienvenida al visitante. Esta emblemática puerta da paso a la calle Mayor y da a parar a la Plaza de Armas, otra de las paradas imprescindibles en toda visita a esta ciudad de Euskadi fronteriza con Francia por el lado suroeste. 

Plaza de Armas

Tras atravesar las murallas y acceder a la parte más bonita del casco viejo a través de la Puerta de Santa María, el visitante llega en unos pasos a la Plaza de Armas. Por el camino, la calle Mayor, donde también se encuentra el Ayuntamiento, sirve de travesía para tomar las primeras fotos del viaje y darle al viajero la fiel sensación de que ha llegado a un lugar mágico, de esos que bien merece la pena visitar, al menos, una vida en la vida. 

Al final de la calle Mayor y tras pasar por la Iglesia de Santa María de la Asunción, se llega a la Plaza de Armas. Esta es la parte más alta del casco viejo y se encuentra aquí la oficina de turismo o el Parador de Hondarribia, que hoy en día ocupa el que fuera el Antiguo Castillo de Carlos V. La Plaza de Armas tiene bonitas vistas, pero también es el lugar ideal para cogerlo como referencia cuando se necesite hacer una parada para comer o beber algo. 

Antiguo Castillo de Carlos V

El Antiguo Castillo de Carlos V fue, en su día, un castillo medieval construido entre los siglos XII y XIII. En la época de Carlos V vivió una ampliación y por ello hoy lleva su nombre, aunque su propósito ya no es defensivo o cuna de la realeza. Hoy en día, se encuentra aquí el Parador, un hotel de cuatro estrellas donde historia, mar y piedra se fusionan para ofrecerle al visitante la increíble experiencia de dormir en un castillo con unas vistas inigualables. 

Quien no pueda permitirse el lujo de dormir aquí, un pequeño secreto es que su cafetería se ubica en una terraza también con vistas al mar y está abierta a todo el que quiera venir aquí a hacer un alto en el camino. Probablemente el café sea algo más caro que en cualquier otro bar del pueblo, pero la ubicación lo justifica y es totalmente asumible su coste. Tras sufrir grandes daños a finales del siglo XVIII a manos de las tropas francesas, hoy en día está rehabilitado y es uno de los edificios más impresionantes de la ciudad.

Murallas de Hondarribia

Plaza de Gipuzkoa / HONDARRIBIA TURISMO

Tras hacer un alto en el camino en la cafetería del Parador de Hondarribia y deleitarse con las vistas de Hendaya y del mar que se pueden admirar desde ahí, toca seguir descubriendo el casco viejo de la ciudad. La mejor forma de hacerlo, debido a que sus dimensiones son muy asumibles a pie, es callejeando hasta perderse, para llegar a todos y cada uno de los rincones con encanto que encierran sus muros. Pero, si se quiere ir sobre seguro, hay puntos imposibles de evitar. 

Tras salir del Antiguo Castillo de Carlos V, se puede continuar por la calle de San Nicolás hasta llegar a la Plaza de Gipuzkoa, una de las plazas más bellas de Euskadi. Está rodeada por soportales y una arquitectura con encanto, compuesta principalmente por entramados vistos. Este es uno de los puntos en los que viven los residentes de Hondarribia, por lo que es también un buen lugar para empaparse de su cultura y su forma de vida. Avanzando hasta la Puerta de San Nicolás, se llega al otro lado de las Murallas de Hondarribia y es aquí donde se podrá tomar la mejor fotografía de ellas. 

El Baluarte de la Reina

Cerca de las murallas, por el lado de la Puerta de San Nicolás, pero fuera del Casco Viejo, se encuentra el Baluarte de la Reina. Se trata de una antigua fortificación renacentista que tuvo como objetivo la defensa de la ciudad. Tras quedar parcialmente destruido, fue rehabilitado y hoy en día se puede disfrutar tanto como visita, como para acudir a los eventos culturales que se dan cita aquí.

Desde aquí, concretamente desde el Paseo Murrua, se puede tener una bonita vista de la muralla. El Baluarte de la Reina se construyó originalmente en el siglo XVI y pudo evitar que la ciudad sufriera numerosos ataques en su día, gracias a su estratégica ubicación. Esta fortificación militar contaba con dos patios de armas. Hoy en día, se conservan algunos elementos originales, como rampas, pasos, patios, galerías, etc. 

Barrio de la Marina y playas

Puerto de Hondarribia / Eric Labayle EN PIXABAY

El primer día se puede dedicar a una visita completa al Casco Viejo, parando en todos los lugares que se han mencionado, disfrutando de ellos, pero también de su excelente gastronomía. Para el segundo día de la visita, toca un ambiente más marítimo. El punto de partida puede ser el Barrio de la Marina. Es el barrio de los pescadores y donde se pueden admirar típicas casas vascas, bares con buenos pintxos y embarcaciones pesqueras. 

Tras disfrutar de este pintoresco barrio, se puede pasear por el Paseo Marítimo para llegar hasta el Puerto y la Playa de Hondarribia. Además de disfrutar de un baño, también, si sobra tiempo en la visita, merece la pena plantearse la posibilidad de coger un barco hasta Hendaya y visitar esta zona fronteriza de Francia. El trayecto dura apenas diez minutos. La playa de Hondarribia tiene una longitud de 800 metros, arena dorada y cuenta con todos los servicios turísticos básicos (baños, vestuarios, bar, kiosko, parking, servicios para personas con discapacidad y vigilancia, entre otros).

Mirador de la Ermita de Guadalupe

Y, por último, si ha sobrado algo de tiempo en este fin de semana en Hondarribia, los nativos sienten especial amor por una bonita zona algo alejada del centro. Se necesita coche y el trayecto dura unos diez minutos, pero las vistas son impresionantes. Se trata del Mirador de la Ermita de Guadalupe, en el Monte Jaizkibel, donde, además de esta mencionada construcción, el visitante puede respirar aire puro y disfrutar de las vistas.

Desde aquí se puede tener una panorámica de la ciudad de Hondarribia, de Hendaya y de la desembocadura del río Bidasoa. Si no se suele meter como imprescindible en la visita a esta ciudad es porque requiere algo de tiempo y recursos llegar hasta aquí, pero siempre que sea posible merece mucho la pena disfrutar de un momento de descanso en este enclave único.