Hay cientos de opciones de realizar rutas culturales y turísticas, aunque una de las que no se suelen tener demasiado en cuenta son aquellas que recorren las estatuas y esculturas más famosas que hay al aire libre. Esto no quiere decir que en el momento de visitar una ciudad o un pueblo, no se ponga atención a ellas, pero no suelen ser el centro de una ruta concreta.
Así que a continuación vamos a apuntar algunas de las más importantes y de las más populares que pueden encontrarse en Euskadi, las cuales se pueden contemplar en una o varias jornadas. Y es que, a fin de cuentas, se trata de pasar un buen rato por algunos de los lugares más bonitos del País Vasco.
El Monumento a Elcano de Getaria
Sin duda uno de los nativos de Getaria que más importancia han tenido a lo largo de la historia fue el navegante Juan Sebastián Elcano, el primero en dar una vuelta al mundo.
Ante tal hazaña, llevada a cabo a comienzos del siglo XVI, se levantó un proyecto escultórico con líneas Art Déco sobre un antiguo baluarte de la muralla que hay en esta localidad. En el interior del edificio, hay una inscripción que recuerda a los demás marineros que formaban la tripulación que llegó al final del viaje.
Chillida en San Sebastián
Probablemente la escultura al aire libre más conocida de Euskadi es El Peine del Viento, realizada por Eduardo Chillida en San Sebastián. Realmente se trata de un conjunto compuesto por tres esculturas realizadas en acero y que pesan más de nueve toneladas cada una de ellas. Se halla en los acantilados del Monte Igueldo y allí hay una de las mejores fotos que se pueden hacer en Donosti.
También en la capital de Guipúzcoa se puede obtener una bella panorámica desde La escultura Homenaje a Fleming. Obra igualmente de Chillida, el objetivo de la misma es rendir homenaje al inventor de la penicilina. Está realizada en piedra y se sitúa en el Paseo de Miraconcha.
De ayer y de hoy
Otra de las estatuas más importantes de Donosti es la Construcción Vacía de Jorge Oteiza, una obra que ya se premió en la Bienal de Sao Paulo de 1957 y que fue instalada en el Paseo Nuevo en el año 2002, donde parece desafiar al mar que se sitúa delante.
Más antigua y clásica es la Estatua del Almirante Oquendo, un monumento de estilo neoclásico dedicado a este militar naval donostiarra. Fue llevada a cabo a finales del siglo XIX a partir de cinco toneladas de bronce procedente de cañones que ya no servían para llevar a cabo su cometido.
Vitoria, ciudad de estatuas
En la capital alavesa es posible encontrar todo tipo de monumentos. Obviamente el más conocido es el dedicado a la Batalla de Vitoria en la Plaza de la Virgen Blanca, que conmemora la victoria obtenida en 1813 contra los invasores franceses. Asimismo, resultan llamativas las fuentes ornamentales del Parque de la Florida.
Aunque en los últimos tiempos han tomado gran relevancia dos estatuas que, cuanto menos, resultan curiosas. La primera de ellas es la del Caminante, la cual se caracteriza por sus tres metros y medio de altura. Creada por Juan José Eguizábal en 1985, se encuentra en la Plaza del Arca. La segunda es la dedicada a Ken Follet, que se encuentra en el mirador de la plaza de Burullerías y que se erigió en su honor por haberse inspirado en las obras de la Catedral de Santa María de Vitoria en su libro Un mundo sin fin.
La variedad de Bilbao
Entre las estatuas que más afluencia de público tienen en la capital vizcaína hay que mencionar en primer lugar la situada en la Plaza del Sagrado Corazón de Jesús que da nombre al lugar. Es uno de los ejes vertebradores de la ciudad y en el centro destaca la escultura tallada en bronce y de 10 metros de altura, que culmina un pedestal de 30 metros realizado en roca caliza.
Otra estatua de gran belleza es la Dodecathlos o Trabajos de Hércules y que realizó Vicente Larrea para mostrar la dura labor que realizan los trabajadores vascos en su día a día. Está situada en la entrada del Palacio Euskalduna. Ría adentro llegamos al Museo Guggenheim, edificio frente al que se puede observar la impresionante Maman, una escultura con forma de araña realizada por Louise Bourgeois.