¿Qué palabra les gusta más? ¿cuál eligen: autónomo, emprendedor o empresario? Seguramente entre las tres opciones la mayoría prefiere el termino emprendedor ya que entre todos hemos conseguido que tenga muchas más connotaciones positivas que los términos autónomo y no digamos ya nada, empresario.
Pues permítanme que les revele que en muchos casos hablamos de lo mismo, porque en la misma persona se concentran las tres acepciones. Yo misma soy emprendedora, autónoma y empresaria, y lo soy por elección personal.
Hoy voy a centrarme sobre todo en una de mis condiciones, la de autónoma. Soy una más de los más de tres millones de autónomos que en este país decidimos un día emprender y de paso, gestionar una empresa. Somos más de tres millones de arriesgados, que a veces, no conciliamos el sueño pensando en cómo vamos a continuar, porque en algún momento de nuestra vida profesional decidimos que en lugar de buscar que nos emplearan otros, íbamos a crear empleo.
Nosotros nos lo guisamos, nos lo comemos y en el proceso alimentamos otras bocas. Por eso creo que somos los grandes maltratados de la cadena económica, esos de los que las administraciones se preocupan cuando nos toca pagar y los políticos cuando toca votar y luego…búscate la vida porque de lo que dicen a lo que hacen va un gran trecho.
Si vamos a pagar más porque nuestros ingresos nos obligan a contribuir en mayor grado con la sociedad en las que estamos inmersos, hagan el favor de decirnos que es lo que vamos a obtener a cambio.
Ya la situación de muchos antes de la pandemia era complicada, sacar un negocio adelante tiene de idílico sólo lo que te venden antes de empezar, porque luego todo se centra en sangre, sudor y lágrimas y si a esto le añades una situación incierta, lo que obtienes es un cóctel explosivo en el que lo puedes perder todo.
En esta situación complicada los autónomos llevamos meses pidiendo ayudas que vayan más allá de lo simbólico. No nos vale dinero que hay que devolver y aplazamientos fiscales. Necesitamos que de verdad se apueste por nosotros y que de verdad, nos sintamos apoyados y valorados.
De momento lo que hemos obtenido en plena pandemia son dos subidas de nuestra cotización en dos meses: una porque nos la habían aplazado en enero de 2020, y otra porque toca, y alguien ha pensado que estamos mejor que entonces.
Y junto a esto tenemos un anuncio de que se trabaja en una cotización por tramos en el que pagaríamos nuestra cuota de acuerdo con los ingresos obtenidos en el año anterior, como si alguien nos garantizara ingresos lineales cada año.
Somos los grandes maltratados de la cadena económica, esos de los que las administraciones se preocupan cuando nos toca pagar y los políticos cuando toca votar y luego…búscate la vida.
El cambio por tramos supondría un suculento botín que alcanzaría los 1.000 millones de euros y que quieren que les diga, no me opongo a que paguemos por lo que ingresamos, pero si me opongo a anuncios que sin estar bien explicados generen más incertidumbre de la que tenemos. Y lo que es más importante, si vamos a pagar más porque nuestros ingresos nos obligan a contribuir en mayor grado con la sociedad en las que estamos inmersos, hagan el favor de decirnos que es lo que vamos a obtener a cambio.
Emprendedores, empresarios, autónomos términos que tienen matices, pero sobre todo términos que tienen connotaciones siendo unas más positivas que otras, curioso cuando muchos aunamos los tres en la misma persona. Personas que no necesitamos buenas palabras, que profesionalmente hemos hecho los deberes, que seguimos arriesgando cada día que levantamos la persiana, que lloramos con los que se han quedado en el camino y que estamos dispuestos a pelear, pero si en lugar de ayudarnos siguen poniéndonos palos en la rueda, nos convertiremos más antes que después en una especie en extinción y ya dará igual que nos llamen emprendedores, autónomos o empresarios.