Acabamos el año con Araceli sentada en nuestra mesa. Su imagen y sus palabras llenas de sensatez, como la de muchas otras Aracelis que se vacunaban al mismo tiempo en diferentes ciudades, nos llenaron de la esperanza que necesitábamos para terminar el año más duro que nos había tocado vivir. Con las emociones a flor de piel celebrábamos un hito de la ciencia y de la cooperación transnacional que vislumbraban otra manera de afrontar los retos globales.
Con el inicio del año nuevo empezaba la segunda fase del proceso de vacunación: su distribución para la posterior administración. Quien pensó que con la producción de la vacuna lo más difícil estaba hecho, no entiende la magnitud del reto logístico que supone la distribución, almacenamiento y reparto de la vacuna de acuerdo a criterios de eficacia, eficiencia y equidad.
Quien pensó que con la producción de la vacuna lo más difícil estaba hecho, no entiende la magnitud del reto logístico que supone la distribución
Por poner un ejemplo de la complejidad del proceso, la vacuna de Aztra Zeneca en la que están puestas gran parte de las esperanzas de la estrategia de vacunación intensiva de la UE y que está poniendo al límite la paciencia negociadora de las instituciones europeas, se realiza en dos fases: una primera de producción de la sustancia farmacológica que se produce en dos plantas ubicadas en Holanda y Bélgica y, una segunda fase, en la que se realiza el trasvase de la producción de la sustancia a los virales que luego serán administrados; esta segunda fase se realiza en dos plantas de Italia y Alemania. De Holanda a Italia y de Bélgica a Alemania para luego ser distribuidas al resto de países de la Unión Europea, que tendrá a su vez que distribuir de manera equitativa entre todos los países de la Unión. Un reto logístico de primera magnitud.
Con razón uno de los perfiles más demandados por organismos internacionales que realizan labores humanitarias complejas es el de logística. El personal logístico es el encargado de estimar, proveer, almacenar, transportar y distribuir los servicios y personal requeridos que garanticen, en este caso, una correcta administración de la vacuna. Estos perfiles, a su vez, son quienes tienen que tratar con diversas autoridades, instituciones y otras organizaciones que participan en el proceso, además de ser los responsables de asegurarse que los protocolos de seguridad sean transparentes (se conozcan) y se implementen tal y como han sido acordados (para que no se comentan irregularidades).
La sociedad exige ética y deontología de los que tienen responsabilidades públicas. La clase política debería devolver esta exigencia con transparencia y rendición de cuentas
Llevamos una semana en la que los casos de negligencia en el suministro de vacunas han terminado con dimisiones y destituciones de diversos cargos públicos. La sociedad actual exige los niveles más altos de ética y deontología profesional del personal político que ocupa responsabilidades públicas. La clase política debería devolver esta exigencia con transparencia y rendición de cuentas, es la única manera de saber que nos estamos enfrentando a la operación logística más compleja de los últimos 40 años atendiendo a los principios de eficacia, eficiencia y equidad.