Con cierta frecuencia me llegan notas de prensa, muchas de las cuales se convierten en noticias en los medios más 'pelotas', que hablan de Bilbao como capital de algo. Independientemente del tópico de la fanfarronería, lo cierto es que existe una clara tendencia hacia la grandilocuencia a la hora de buscar una referencia de lo que sucede en la capital vizcaína.
Si se escribe "Bilbao capital" en Google salen hasta 47.200 resultados, a cada cual más peculiar. Y solo una quinta parte de ellos, los que hacen referencia a la cabeza provincial, ahora territorial, son reales. Los demás son meras exageraciones que buscan un titular periodístico que engorde los egos de los vizcaínos y especialmente de los que rigen sus destinos.
El último que me ha llegado hace referencia a Bilbao como capital de la industria creativa... Solo al final del texto se pone un marco de referencia: el norte de España y el Arco Atlántico. ¡Casi nada! Ambos son territorios nunca claramente definidos y que evidentemente se pueden colar en cualquier entorno.
Los núcleos de población medianos no son precisamente los mejor situados, por mucha calidad de vida que creamos tener
Lo del norte -el apellido de España lo ha añadido la agencia, evidentemente madrileña, por su desconocimiento de la idiosincrasia local- se escucha cada vez más, por aquello de desenroscar la boina sin irnos demasiado lejos. Lo del Arco Atlántico no lo oía desde los primeros tiempos de la Y vasca, proyecto que en su día se vendió como eje de comunicaciones "regional europeo". Hasta que los franceses frenaron su parte, claro está.
Que Bilbao aspire a ser el centro de un 'hinterland' que va más allá de Bizkaia es razonable. Entra dentro de una estrategia de ciudad frente a un futuro en el que son las grandes aglomeraciones las que están pudiendo atraer más inversión y riqueza. Los núcleos de población medianos no son precisamente los mejor situados, por mucha calidad de vida que creamos tener.
¿Es la solución vender constantemente la imagen de que somos capital de casi todo? Solo para el político de turno, que mantiene su puesto con cuentos de lechera que en el fondo esconden una cierta desorientación en un mundo extremadamente cambiante. La siempre dura realidad muestra que Bilbao no ha dejado de perder relevancia incluso a nivel estatal.
La siempre dura realidad muestra que Bilbao no ha dejado de perder relevancia incluso a nivel estatal
Muchos de los que hoy hablan de la capitalidad norteña olvidan que no hace demasiado tiempo la capital vizcaína fue un centro financiero de importancia peninsular. En Bilbao se gestaban bancos que a su vez financiaban después los principales proyectos industriales y de infraestructuras de España. Sin ir más lejos, la Gran Vía o el metro de Madrid no habrían sido posibles sin los dineros del Banco de Vizcaya.
Ha quedado muy poco de eso. Las finanzas y las industrias pasan ahora a ser sustituidas por la capitalidad de la creatividad. Pero estamos muy lejos también de ser relevantes en ese objetivo. El caso de la escuela que envió la nota de prensa, el IED Kunsthal Bilbao, lo demuestra.
Las autoridades vizcaínas querían un centro de formación en diseño y tuvieron que ir a buscarlo fuera. Primero a Gipuzkoa, donde consiguieron seducir al Kunsthal irunés para que abriera una delegación, con muchos gastos pagados, en Bilbao. Tras la absorción de este centro por parte del madrileño IED, el nombre de la academia también ha cambiado.
¿Pero podemos crear una capital de la creatividad formando en aulas físicas a futuros creadores? Hoy en día, con Internet disponible en todos los hogares, parece difícil de creer que las mentes más inquietas estén dispuestas a pasar por clase. Una ciudad envejecida y en la que casi todo lo que se hace depende de la iniciativa institucional no parece tener mucho futuro como capital de la creatividad.