En castellano tenemos una dificultad a la hora de diferenciar "la política" de "las políticas", porque el mismo término, "política" sirve para definir ambas cosas. Esta dificultad no se da en inglés, donde se distingue claramente entre "politics" y "policy". La política o "polítics" es la actividad que desarrollan los partidos políticos para diferenciarse o llegar a acuerdos entre ellos, o para articular la mayoría suficiente que permitirá a un partido político (o coalición de partidos) gobernar los próximos años. Esta actuación, que algunos llaman el teatro de la política, se escenifica estos días en Cataluña.
En cambio, las políticas públicas (policies) es lo que los partidos proponen cuando se cierra el telón y conforman el gobierno tras los resultados electorales. Su funcionamiento podría definirse así: se diagnostica una situación; entra a formar parte de la agenda de gobierno; se fijan los objetivos; se examinan los recursos; se diseñan las estrategias de intervención para alcanzar los objetivos; se selecciona la mejor o la más factible; se eligen los indicadores que van a servir para medir el éxito o los resultados conseguidos y por último se implementan la política, sin olvidarnos de que luego hay que evaluarla.
La convivencia en un mundo cada vez más interconectado nos obliga a mirar más allá de nuestro mundo pequeño de los intereses a corto plazo
Así, por un lado tenemos a la política que se mide en el ámbito de la inmediatez, el corto plazo y la necesidad de atender a una sociedad ansiosa y necesitada de resultados tangibles; y por otro lado, tenemos las políticas públicas que se cuecen a fuego lento y que requieren de una sociedad más paciente que entienda y apoye la apuesta por el largo plazo.
Y es que, la convivencia en un mundo cada vez más interconectado e interdependiente nos obliga a mirar más allá de nuestro mundo pequeño y concreto de los intereses a corto plazo y actuar en solidaridad con el largo plazo. La nueva agenda, marcada por el reto medioambiental, el reto tecnológico, el reto demográfico y la desigualdad, es una oportunidad para abordar las políticas públicas de otra manera. Los gobiernos, para hacer frente a las transformaciones que ya estamos viviendo (Gobierno vasco, Diputaciones Forales, Ayuntamientos), deberían promover un profundo cambio desde la tradicional forma de hacer política en silos, hacia enfoques más integrados, de trabajo colaborativo, que equilibren los intereses del corto y largo plazo para la consecución de resultados más equitativos y transformadores.
No vamos a poder afrontar la transformación tecnológica y medioambiental sin la renovación del sistema educativo
Por poner dos ejemplos: no vamos a poder afrontar la transformación tecnológica y medioambiental sin la renovación, activación y participación del sistema educativo en su conjunto; igual que no podremos afrontar la transformación verde y digital sin una mayor participación de la mujer en estos ámbitos. Los dos son procesos urgentes, requieren del pistoletazo de salida que le gusta a la política, pero también necesitan una apuesta sostenida en el tiempo, requieren de las políticas públicas que se desarrollan en la soledad de las bambalinas.