Habíamos convertido el 2021 en el año ansiado, en el año de la normalidad, nueva o vieja, nos daba igual. De lo que se trataba era de dar esquinazo a la pandemia, como si el virus fuera pararse ante el vértigo del paso de la última hoja del calendario.
Había elementos que nos ayudaban a prometérnoslas felices. Llegaban las vacunas, empezaría la movilidad, la actividad económica, la recuperación… Pero a 5 de febrero todo lo que nos rodea nos dice que seguimos anclados al 2020, que el 2021 se nos ha mostrado esquivo.
El 2021 era el año ansiado, pero a 5 de febrero todo lo que nos rodea nos dice que seguimos anclados al 2020
Como en 2020, la vacuna no termina de llegar. Como en 2020, seguimos en vilo ante unas UCIs ocupadas por encima del 50%. Como en 2020, seguimos sin poder salir del municipio y con los bares cerrados. Y, también, como en 2020, la economía no da síntomas de nueva normalidad. Más bien, acusa una tercera ola de la pandemia que está retrasando la vuelta de la actividad, de la facturación y del empleo.
Ayer lo ratificaba también el Banco de España, la recuperación no llegará antes de 2022. Pero en estos 36 días que llevamos de un “prorrogado” 2020, también lo han advertido la patronal vasca, Confebask, las Cámaras de Comercio, el servicio de Estudios Económicos del BBVA o el Colegio Vasco de Economistas. Es unánime.
La recuperación no llegará antes de 2022, es unánime
El problema es que esta congelación en el tiempo de la pandemia afecta también al crédito. Si no hay actividad, las empresas siguen sin ingresos y los créditos ICO y Elkargi eran para 2020, para aguantar ese año maldito. Así que el Banco Central Europeo ya está advirtiendo a las entidades financieras de que analicen bien el riesgo de los créditos de sus clientes. Y, normalmente, vigilar el crédito significa endurecer su acceso.
La cuestión es que no acabamos de desterrar de nuestra cotidianeidad términos como ERTE, confinamiento o PCR. Y lo que pesa en todo esto es lo que se ha venido a denominar la cuarta ola. Se trata de esas consecuencias psicológicas que nos lastran y nos vuelven cenizos. Se nota el agotamiento mental de una sociedad cansada.
Pero no es conveniente refugiarse de ese cansancio en el pesimismo, y mucho menos en la violencia o en la negación de las normas de prudencia. Un equipo es un estado de ánimo y también lo es la economía. Así que, sin dejar de ser conscientes de la realidad, la primera palanca para la recuperación es esa actitud que ilusiona, arrastra y lidera.
El virus tardó un año en infectar a 100 millones de personas en todo el mundo. La humanidad ha logrado administrar 100 millones dosis de vacunas en 6 semanas
Es verdad que las cosas no avanzan al ritmo que queríamos y que, muchas veces, cuesta encontrar motivos. Una clave es tratar de dar perspectiva a lo que vemos. Ahí va un ejemplo escrito por uno de los colaboradores de Crónica Vasca, Gorka Orive: “el virus tardó un año en infectar a 100 millones de personas en todo el mundo. La humanidad ha logrado administrar 100 millones dosis de vacunas en 6 semanas”.