“Nos van a volver locos”. “Ya no sabemos lo que podemos hacer y lo que no”…
Si no han dicho alguna de estas frases u otra semejante en los últimos tiempos, con toda seguridad, las han escuchado. La realidad es que nos sentimos así, es que las nuevas normas de restricción y sus contrarias, van y vienen aparentemente, al libre albedrio de quien las dicta.
El último capítulo de este “ahora sí, ahora no “ y sin ningún lugar a dudas, la noticia de la semana, es el auto del TSJPV que tumba la decisión del Gobierno vasco de que la hostelería cierre cuando se entra en zona roja, esto es, aquí en Euskadi, a partir de una incidencia acumulada de 500 casos covid por cada 100.000 habitantes.
Tal vez ustedes se pregunten al igual que yo, cómo es posible que cuando lo que está en juego es la salud, la de todos, no existan criterios firmes técnicos y sanitarios que deban ser asumidos, porque son incontestables
Ha dirimido el Tribunal que no hay una evidencia científica clara entre el incremento de los contagios y la apertura de la hostelería y que las pérdidas económicas del sector son irreparables. La decisión que viene a resolver lo que se denominan medidas cautelares, ha sido especialmente mal encajada por parte del Gobierno vasco que considera que el Tribunal se ha arrogado funciones que corresponden directamente a los epidemiólogos y que además, limita la potestad del Ejecutivo Autonómico para tomar medidas, ante una situación tan grave como es la pandemia.
Tal vez ustedes se pregunten al igual que yo, cómo es posible que cuando lo que está en juego es la salud, la de todos, no existan criterios firmes técnicos y sanitarios que deban ser asumidos, porque son incontestables.
Claro, es difícil, vamos a admitirlo, que ante una situación nueva tengamos una hoja de ruta en la que no se cometan errores, pero dicho esto, no es menos cierto, que cuando las medidas que se adoptan en forma de restricciones valen para hoy y no para mañana, dependiendo de dónde estés, tenemos 17 formas de restringir, y de quien las valore, por buenas que sean, dejan de ser creíbles.
Si a esto le añadimos el hartazgo y el cansancio físico y emocional que cada vez va pesando un poco más, obtenemos un caldo de cultivo difícil de gestionar.
En cualquier caso y tras la decisión de la Justicia de reabrir la hostelería, nos ha quedado una situación en la que vuelve a convertirse en protagonista principal, no ha dejado de serlo desde hace un año, la responsabilidad individual. Sí, de nosotros, usuarios de la hostelería, depende en gran medida que bares y restaurantes sigan abiertos.
El problema no es que los hosteleros no hayan hecho los deberes, la mayoría los han hecho y a conciencia, el problema es que si cuando hacemos uso de sus servicios nos relajamos, antes o después estarán de nuevo abocados al cierre
No nos engañemos, el problema no es que los hosteleros no hayan hecho los deberes, la mayoría los han hecho y a conciencia, el problema es que si cuando hacemos uso de sus servicios nos relajamos, antes o después estarán de nuevo abocados al cierre.
Y más de uno pensará que ya vale de apelar permanentemente a la responsabilidad individual cuando no dejan de marearnos y sin duda, tienen razón, pero no por ello tenemos que dejar de cuidarnos y cuidar a los demás, lo contrario sería tirar piedras contra nuestro propio tejado.
La verdad es que fácil no nos lo ponen y a las pruebas me remito. En esto de las contradicciones y las vergüenzas, mientras el TSJPV dictaba la reapertura de los bares, conocíamos que un miembro del LABI, el órgano encargado de asesorar al Lehendakari en la pandemia, se había saltado el confinamiento perimetral, para algo tan importante y necesario como jugar al golf.
Desde luego el comportamiento es de todo menos aleccionador y ejemplar y lo peor es que llueve sobre mojado, porque si quienes sugieren las restricciones presumiblemente con criterios sanitarios se las saltan pues ya, como suele decirse, apaga y vámonos.
En definitiva que todo sería más creíble y menos contradictorio, si de verdad lo que se argumentara para determinar restricciones se fundamentara sobre criterios exclusivamente sanitarios y así se nos comunicara. No siendo así, a uno siempre le que queda la duda de si las medidas son acertadas o un simple experimento con costes impagables. Algo así ha debido pensar el TSJPV vara dictaminar que la hostelería debe estar abierta.