Voy a echar de menos el paripé vasco cántabrón entre Urkullu y Revilla, intercambiándose dádivas y buenos deseos, en la misma muga donde -en el 37- el PNV abandonó, de facto, la guerra civil después de hacer otro paripé con los italianos del Corpo di Truppe Volontarie(1).
No va a ser posible. El decreto de desescalada del Gobierno vasco para Semana Santa romperá esta milenaria tradición de un solo año. Una tradición en la que los dirigentes de ambas comunidades -convocado uno por los cuernos y las fogatas de los montes bocineros vascos, previo paso so el árbol de Gernika, y llamado el otro por el senado ancestral reunido bajo alguno de sus tejos sagrados- se encaminaban, con sus séquitos de adalides, escuderos e infanzones, hacia una de mugas verdecidas por el pasto para, con el mar de fondo, renovar los votos de amistad entre ambas tribus, y así dar comienzo al rito trashumante por el cual miles y miles de vascos, en mansa procesión, se agrupan en sus predios cantabrones de Castro, Laredo, Noja, Isla, Ajo, Islares, Oriñon o Liendo.
¿Tengo menos posibilidades de contagiarme o propagar el covid si voy a pasar un fin de semana a Donostia, la bella, que si voy a Laredo?
Será malo para el oriente de Cantabria, que tendrá que descontar el ingreso que supone para sus gentes y negocios la activación en Semana santa de la hostelería y el turismo de procedencia vasca, principalmente vizcaína. Y será malo para esos vizcaínos, principalmente bilbaínos y de la margen izquierda, que no entenderán por qué no pueden ir a sus apartamentos de verano, pero si pueden alquilar uno en Zarautz, por ejemplo.
Urkullu ha elegido que, desde el martes 9 a las cero cero, las vascas y los vascos puedan moverse libremente por todo el territorio de la comunidad autónoma. Es una manera de incentivar el consumo interior, restaurar la paz mental de la ciudadanía tras tanto confinamiento, e intentar salvar la semana santa a base de autarquía turística. Es una decisión como otra cualquiera.
Aunque no lo entiendo. En pleno siglo XXI -¡toma tópico!- ¿tanto hubiera costado habilitar un permiso para aquellas personas y familias con propiedades en Cantabria, previa pcr negativa? No creo que Revilla se hubiera negado. O, dicho de otra manera ¿tengo menos posibilidades de contagiarme o propagar el covid si voy a pasar un fin de semana a Donostia, la bella, que si voy a Laredo?
Una vez que la hostelería está abierta, y Urkullu agradecido al juez Garrido por mucho que murmure y proteste entre dientes (postureo), y decides permitir el desplazamiento interterritorial, no le veo ningún sentido al cierre autonómico.
Urkullu j’accuse: la ciudadanía con veraneo transfronterizo te ha tomado la matrícula. Porque quien dice Cantabria, dice La Rioja y dice Navarra… La tentación es muy grande y está muy cerca. Y las razones para no ir son pocas, aparte del multón. Y quien dice comunidades trasfronterizas dice Andalucía, Baleares, Cataluña o Levante… Les estoy oyendo y les escucho. La melodía aumenta su volumen y la letra empieza a entenderse… ¡Vascos! Os esperamos con alegría… (2).
(1)Para los que no lo sepan el CTV o los flechas fueron los voluntarios (o no tanto) italianos que lucharon junto al fascismo y contra la República española. En casi todos los casos salieron corriendo y derrotados, menos contra los gudaris entregados por su dirigencia en Guriezo.
(2) Este artículo es intercambiable según la comunidad de procedencia del lector. El autor otorga los permisos necesarios para su utilización en otros territorios de las Españas.