Para empezar. En estas ocasiones las redes sociales se transmutan en auténticas cloacas al alcance de cualquier rata. Las chanzas, los memes -más o menos afortunados- y los insultos han sido lo habitual en los días previos al evento. Dirán algunos que también ha habido buenrollismo y es verdad, pero la proporción con los guerracivilistas ha sido como en las Termópilas. Nada que hacer.
Los medios de comunicación tradicionales han contribuido a un calentamiento social que, en medio de la emergencia sanitaria, no era muy necesario. Desde sus trincheras locales, televisiones, periódicos y radios ponían cada día su granito de arena en la excitada cabecita de unos pocos muchos que a) están cansados de tanto confinamiento b) tienen más necesidad de fiesta que la mochila de Pocholo y c) entienden la libertad de la misma manera que la señora Ayuso y la solidaridad igual que el señor de Quinto.
Los medios de comunicación tradicionales han contribuido a un calentamiento social que, en medio de la emergencia sanitaria, no era muy necesario
Nuestros representantes políticos no han estado a la altura de las circunstancias. Ni antes, ni durante, ni después. Desde el Gobierno vasco no previeron las concentraciones del jueves y viernes en Lezama y en Zubieta. Y se inhibieron el sábado en Pozas. Luego el domingo el presidente del Euskadi Buru Batzar, después de izar la ikurriña bajo techo y de autoproclamarse los más abertzales, deslizó la idea de que mayor autogobierno es mejor gestión de la pandemia. En fin, Andoni.
Por su lado, el principal partido de la oposición, Bildu, se pone de perfil y su gente mezcla en redes la aparición de la Ertzaintza en Pozas, durante la intifada allí registrada, con la muerte de Iñigo Cabacas. De manual. Tiene toda la pinta de que existe en la izquierda abertzale una fuerte corriente negacionista respecto al virus, que se entrelaza con las ganas de borrokada de un sector alegre y combativo. Y los que mandan no se atreven con ellos. Como no se atreven con los 'ongi etorris'. No todo va a ser valentía, Arnaldo.
Mientras tanto, la Ertzaintza y las policías locales están hartitas de llevarse todas las galletas en esta pandemia. Y eso que su uso ha sido morigerado y que, en muchas ocasiones, se les ha sugerido más mirar a otro lado que estar por la labor de implementar las sanciones derivadas del incumplimiento de las restricciones. Lo del sábado en Pozas fue una de esas veces. Retirada ¡Y un cuerno!
El de la farola. Lo habrán visto ustedes. Un joven trepa a un semáforo en Pozas y se lanza sobre sus colegas para que recojan como si fuera Elton John en su biopic. Por supuesto la multitud se aparta y la lumbrera se estampa contra el asfalto de Licenciado Poza, esquina Doctor Areilza. Un video de obligado visionado en todos los institutos e ikastolas del país para ilustrar los estragos de la LOGSE. Solo queda decir que el suelo quedó regado de testosterona y de dignidad. Y una cosa figura: los de abajo no eran colegas tuyos. De ninguna manera.
Tiene toda la pinta de que existe en la izquierda abertzale una fuerte corriente negacionista respecto al virus, que se entrelaza con las ganas de borrokada de un sector alegre y combativo. Y los que mandan no se atreven con ellos. Como no se atreven con los 'ongi etorris'.
El partido. Solo podía ganar uno y ganó el que lo mereció. Ni más ni menos. Marcelino despierta de un sueño y se encuentra con una cuadrilla sí, pero no la que se publicitaba. Por su parte Imanol continúa haciendo vahos después de darlo todo en directo. Buena intención y actitud como frontman, pero con resultados discutibles.
Consecuencias. Si el Athletic no gana la próxima final, contra el Barcelona, la junta de Elizegi tendrá fecha de caducidad. Y si no lean al oráculo de Sabin Etxea que, en su homilía semanal, espantado por lo ocurrido en Pozas no deslizó ni media crítica a la (im)previsión del Ayuntamiento ni a la inoperancia del Departamento de Seguridad. No. Lo que echó en falta fue una reacción viril, recia y contundente del presidente del Athletic. Sigan ustedes mirando el dedo.
Audiencias. Cuatro millones seiscientas mil personas siguieron el partido por Telecinco en España. El 27, 2% de share. En Euskadi tres de cada cuatro personas que a esa hora veían la tele sintonizaron la final. 261.000 apostaron por ETB1 (21,9% de share) mientras que 616.000 la vieron por Telecinco (51,7%). Como consecuencia de esto, ETB1 obtuvo el sábado una audiencia diaria del 10,7% frente al 7,9% de ETB2. Un gran triunfo de la cadena en euskera, baluarte de la cultura y lengua vascas.
Hush! Hush! Se ha viralizado en las últimas horas la suspensión de un programa especial sobre el equipo ganador de la Copa y que iba a ser realizado por ETB para su canal en castellano. Arden las redes al sol de poniente. Se anunció un especial para la noche del domingo que, finalmente, fue sustituido por Misión Imposible. Todo un homenaje al subcampeón de Copa.