Zombis. Dice el diccionario que un/una zombi es un muerto que ha sido revivido mediante un rito mágico, y que carece de voluntad propia, según algunas leyendas. Si lo atribuimos de forma coloquial, cuando llamamos a alguien zombi, le estamos diciendo algo así como atontado.
De un tiempo a esta parte, el término zombi se utiliza para definir a algunas empresas. El concepto de empresa zombi empezó a usarse hace algunas décadas en Japón, y aquí se empezó a escuchar hace unos años, pero cuando realmente ha calado ha sido ahora con la pandemia.
Conviene definir de forma correcta qué es una empresa zombi, porque tiene más implicaciones de las que puede parecer. Básicamente se considera que una empresa es zombi cuando necesita ayudas reiteradas para poder operar, ya que no puede cubrir sus gastos financieros con los ingresos que tiene, propios de su actividad.
Y aquí, y una vez definida la empresa zombi, es cuando empiezan las complicaciones. Una empresa de estas características es dañina para el sistema económico, puesto que no se puede esperar nada de ella, mientras que sigue detrayendo recursos que podrían dedicarse a asuntos más rentables. Si esto se produce en un momento complicado como el que vivimos ahora, multiplicado por todas las compañías que están en esta situación, el asunto, ya no es un problema, es un drama al que hay que ponerle solución más antes que después.
Básicamente se considera que una empresa es zombi cuando necesita ayudas reiteradas para poder operar, ya que no puede cubrir sus gastos financieros con los ingresos que tiene, propios de su actividad.
Si vamos a los números, en España y de acuerdo con los datos ofrecidos recientemente por Informe D&B, tenemos 39.560 empresas zombi, de esas, 2.274 estarían ubicadas en el País Vasco, lo que para Euskadi supone la friolera del 5,75% del total de las sociedades. Son muchas, demasiadas. Si atendemos a los sectores en los que se ubican un buen número de estas empresas, nos encontramos con que son construcción y las empresas de comunicaciones las que concentran el mayor ratio de zombis.
La foto desde luego no es halagüeña, sobre todo si tenemos en cuenta que en la actual situación se han redoblado las ayudas en todos los ámbitos: locales, autonómicas, nacionales y europeas, y que es imperioso que esas ayudas lleguen a los sectores y a las empresas a las que tienen que llegar, puesto que no nos podemos permitir perder ni un solo céntimo de euro en algo que no sea una clara apuesta de futuro, y el futuro no es para las zombis.
El problema como casi siempre está en confundir situaciones coyunturales devenidas de un contexto concreto y en un momento puntual, con otras, que pueden ser estructurales, que vienen de atrás y tienen pocos visos de enmendarse, para las que cualquier ayuda sólo es pan para hoy y hambre para mañana, sin olvidar que se trata de sustento que le quitamos a otros. La definición de empresa zombi no aclara durante cuánto tiempo ha de mantenerse una situación de esas características para considerarla como tal y esa es sin duda, una cuestión de alcance.
Si bien nadie debe tener interés en alimentar el pozo sin fondo que es una empresa zombi, y evidentemente una vez identificadas deben excluirse de cualquier tipo de ayuda pública, no es menos cierto que lo fácil para cualquier administración o entidad es ayudar a quien menos lo necesita que son aquellas empresas que no van a tener dificultades para devolver la ayuda más antes que después, pero creo que el momento no es ese, y que hay que afinar mucho tanto para otorgar subvenciones, como para decir a quien se excluye de las mismas.
La definición de empresa zombi no aclara durante cuánto tiempo ha de mantenerse una situación de esas características para considerarla como tal y esa es sin duda, una cuestión de alcance.
No es justo para nadie que empresas que llevan peleando años, que han sobrevivido a duros momentos como la crisis del 2008 se vean en este momento catalogadas como zombis y las perdamos para siempre, no vaya a ser que los muertos tengan capacidad de revivir y les estemos cortando de manera injusta el oxígeno que necesitan. Se lo han ganado a pulso así que midamos bien antes de impedirles mantenerse.
Zombis sí, pero menos.