Se reconoce al líder porque siempre se rodea de aquellos de los que puede aprender, mientras que el mediocre, sólo se rodea de gente de la que no puede aprender nada, pero que no le hace sombra. En más de una ocasión he tuiteado esta frase y siempre con bastante éxito en el universo tuitero. Se ve que hay bastante consenso respecto a lo que es un líder y todavía más, al hecho de que abundan más, mucho más, los mediocres que los líderes.
Y si hay consenso respecto a cómo se define un líder y cómo debe ejercer el liderazgo, cabe preguntarse qué sociedad tenemos y cuál es la que queremos. La primera parte de la cuestión es incómoda, pero de fácil respuesta, nuestra sociedad es mayoritariamente mediocre, y además, cada vez que alguien despunta en eso del liderazgo, salen legiones a ponerle en su sitio. Así que la respuesta a la segunda parte de la cuestión debe ser individual ¿qué sociedad queremos?. Yo tengo claro que necesitamos auténticos líderes con capacidad de arriesgar, para conseguir logros que no están al alcance de los mediocres. Y si muchos pensamos así, también debemos poner de nuestra parte, dejando de encumbrar y de visualizar a los menos aptos, en detrimento de quienes de verdad pueden ser ejemplarizantes.
Yo tengo claro que necesitamos auténticos líderes con capacidad de arriesgar, para conseguir logros que no están al alcance de los mediocres
Y se puede aprender de todo el mundo, de los más próximos y de los más alejados, siempre que sean buenos. Pero para muchos el dejar influenciarse por otros, es una puñalada en el orgullo que no quieren permitirse, no vaya y sea, que cuando se den la vuelta, alguien les haya movido la silla.
Ejemplos recientes en esto de no secundar a los mejores tenemos y muchos, y en la vida cotidiana más, pero por hablar de asuntos de los que todos tenemos datos, y con los que estamos especialmente sensibilizados, basta con ver cómo se está gestionando por ejemplo, todo el tema de la vacunación en nuestro país, y qué están haciendo los que nos llevan ventaja. En nuestro caso y al margen de que el gran problema es que no hay dosis suficientes, hay tantas recetas de vacunación como Comunidades Autónomas y ¿cómo nos va?. Mal, muy mal, con unos ratios de vacunación muy bajos si nos centramos en el caso vasco, y con unas cifras de pandemia escalofriantes.
Y se puede aprender de todo el mundo, de los más próximos y de los más alejados, siempre que sean buenos
Y ¿quién debía liderar desde el principio todo lo referente a la pandemia?. Claramente los científicos, a los que poco o nada se les ha escuchado, porque en medio hay que justificar la gestión política.
El tema es tan serio que 82 sociedades científicas que engloban la friolera de 200.000 profesionales de la ciencia en España, han elaborado un manifiesto pidiendo a los políticos que dejen de utilizar la pandemia, y en concreto las vacunas, como arma arrojadiza.
Pues oye, ni caso. No hay más que seguir, aunque sea de refilón, la cruenta campaña electoral en Madrid para que un día sí y otro también, los candidatos de cada partido se tiren los trastos a la cabeza ya no sólo con la vacunación, sino utilizando a los fallecidos. Y eso, no sólo es mediocridad, eso es vomitivo.
¿Quién debía liderar desde el principio todo lo referente a la pandemia?. Claramente los científicos, a los que poco o nada se les ha escuchado, porque en medio hay que justificar la gestión política
Mientras, los referentes como pueden ser EEUU, Reino Unido, Israel o incluso Gibraltar están en otra, algunos ya se pueden permitir prescindir de la mascarilla y relajar las restricciones, porque tienen un elevado porcentaje de población inmunizada.
En esta queridos políticos, se les permite copiar, de hecho, se les agradecería y mucho, que en la medida de lo posible copiaran, porque nos va la vida en ello, así literalmente.
En fin, que podemos aprender de los mejores o seguir en una relativa zona de confort mientras la mediocridad crece y se recrea, invadiéndonos como una mala planta.
Nos quedan muchos líderes por descubrir y de los que rodearnos en todos los ámbitos de la vida.