Leo a la compañera Eva Domaika que hoy hace un mes del último decreto del Lehendakari. En este tiempo, todos los indicadores han crecido un 100%: la incidencia ha pasado de 254 a 537, los hospitalizados de 227 a 554, los críticos en UCI de 87 a 188. Los hospitales están, de nuevo, al límite. En este mes, no se ha reunido el consejo asesor del LABI. No se ha tomado una sola medida nueva.
En opinión de la colega, que comparto, se ha fiado todo a la evolución de la curva y a las vacunas, que es como decir que se ha dejado al albur del destino o de Dios, según en que creamos. “Dios reconocerá a los suyos” que decían los papistas mientras escabechaban hombres, mujeres y niños en las cruzadas contra los cátaros.
Yo soy más de rama. No de Rama. De rama, con minúsculas. Ya saben ustedes ese del aldeano que sobrevive a duras penas después de caerse a un río tumultuoso aferrándose a un pequeño arbolillo ¡Gracias a Dios! le dice un amigo al que relata el sucedido ¿A Dios? Responde ¡Gracias a rama! ¡A Dios intenciones muy claras se le han visto!
Se ha fiado todo a la evolución de la curva y a las vacunas, que es como decir que se ha dejado al albur del destino o de Dios
Hubiéramos pensado que un gobierno como el nuestro, con un partido serio y respetado -feo, fuerte y formal- al frente, garante de la gobernabilidad de Pedro Sánchez aunque le cosa a pellizcos de monja, y ejemplo de buena gestión en el orbe entero sería capaz de proveer de ramas a la ciudadanía. Luego que rece el que quiera.
Las últimas semanas las han empleado, Urkullu y el PNV, en ir tejiendo el habitual catálogo de agravios para deshacerse del muerto. El resumen del cuerpo teórico que están desarrollando es fácil: “con más y mejor autogobierno podríamos gestionar mejor la pandemia”.
Lo dicen por la anunciada retirada del estado de alarma en mayo, y alegan que se van a quedar sin herramientas para luchar contra la pandemia porque no tienen competencias para restringir libertades fundamentales.
No sé si tendrán razón o no, pero suena demasiado a coartada mala que el gobierno y el partido que toleran, o no son capaces de prever y controlar, despedidas multitudinarias a equipos de fútbol, concentraciones tumultuarias, viajes de familiares de jugadores, desplazamientos desde zonas confinadas a quienes tengan reservas previas en semana Santa, botellones, poteos y terraceos que superan por mucho el número de personas permitido, todo ello con el estado de alarma activado, utilice el anuncio del final del mismo para justificar su fracaso.
El PNV en esta crisis ha estado pasando. Lo digo en términos de mus. No ha arriesgado ni una mísera piedra por si la perdía. Todos los riesgos los ha corrido el compañero
Afortunadamente, las vacunas siguen llegando y se están poniendo. No sé si mantenemos todavía la tontada esa de la reserva estratégica, porque Gotzone Sagardui no va a dar su brazo a torcer y reconocer ha cambiado de estrategia de vacunación. Como no reconoce nada de su discutible gestión.
El PNV en esta crisis ha estado pasando. Lo digo en términos de mus. No ha arriesgado ni una mísera piedra por si la perdía. Todos los riesgos los ha corrido el compañero. La mejor manera de garantizarse un éxito compartido que ya rentabilizaremos, o de endosar el fracaso al otro.
Así que cuando todo esto esté más o menos controlado, a finales de verano con un poco de suerte, recordemos que fue gracias a rama, porque a Jaungoikoa, y sus profetas, intenciones bien claras se le han visto.