Cuando ha pasado un día de las elecciones a la Comunidad de Madrid y ha habido un mínimo tiempo para que cada cual analice con detalle la dimensión de los resultados, una cosa es clara, por primera vez dos mujeres ocuparán los dos cargos que marcarán la agenda política madrileña: Isabel Díaz Ayuso como ganadora indiscutible, revalida la Presidencia a la Comunidad de Madrid consiguiendo un resultado abrumador y mayoritario en la práctica totalidad de los municipios y distritos de la Comunidad Madrid. Un éxito que se debe a que ha conseguido establecer una relación casi “personal” de encarnación de una parte importante del electorado madrileño, y a que ha conseguido aglutinar a gran parte del voto del centro-derecha como consecuencias del descalabro de Ciudadanos.
La otra ganadora de las elecciones madrileñas, Mónica García, será líder de la oposición por méritos propios; un lugar que empezó a ganarse en los momentos más complicados de la pandemia, cuando contrarrestó la presidencia de Ayuso intentando revertir las políticas sanitarias y económicas que impulsaba la líder del Partido Popular como respuesta a la pandemia.
Mónica García, pudiendo diferenciarse de Ayuso con la política económica y sanitaria, apostó, en esta ocasión, por la política de lo cotidiano
Esta diferenciación de las políticas de Mónica García con respecto a las de Ayuso, se tradujo durante la campaña en una apuesta por la “política de lo cotidiano”, caracterizada por introducir en la agenda demandas específicas y cercanas que afectan a la vida cotidiana de la gente: asuntos como la reducción de la jornada laboral, el derecho al tiempo, el reto ecológico o la salud mental son ideas con las que de manera transversal se siente identificada gran parte de la ciudadanía, de ahí su existo. Mónica García, pudiendo diferenciarse de Ayuso con la política económica y sanitaria, apostó, en esta ocasión, por la política de lo cotidiano.
Hay muchos asuntos que vertebrarán la confrontación entre las dos líderes políticas durante la breve legislatura madrileña, pero si pensamos en las cuestiones que caracterizan las preocupaciones de las generaciones más jóvenes que se incorporarán a las futuras elecciones una vez hayamos superado la pandemia, las políticas medioambientales y ecologistas pueden dar un protagonismo mayor a la líder del partido verde en su confrontación con Ayuso.
Las políticas verdes “no sólo tienen que ver con el medio ambiente y la diversidad sino que tienen que ver con hablar de lo que de verdad importa, con la salud y con todo aquello cotidiano que podría hacer una Comunidad mejor"
Durante la campaña, Mónica García participó junto con Evelyne Huytebroeck, presidenta del Partido Verde Europeo, en un acto en el que se visibilizó la apuesta de Más Madrid por traer las políticas verdes que se han hecho en Europa a la región madrileña, en un intento, a su vez, por engancharse a la corriente verde que recorre las capitales europeas. Como la propia Huytebroeck dijo durante el acto de campaña, las políticas verdes “no sólo tienen que ver con el medio ambiente y la diversidad sino que tienen que ver con hablar de lo que de verdad importa, con la salud y con todo aquello cotidiano que podría hacer una Comunidad mejor", tejiendo un hilo conductor entre el presente que supone lo cotidiano, y el futuro que suponen las políticas medioambientales.
Cuando en las últimas elecciones al Parlamento Europeo la causa del medio ambiente había conseguido 70 escaños en la Eurocámara, 24 más que en 2014, había quien decía que la “ola verde” todavía no había llegado a España. Está por ver si Más Madrid, pese a su evidente debilidad orgánica, será el partido que aglutine la sensibilidad social con respecto al medioambiente. Pero hay una cuestión que cada vez es más evidente, más allá de los problemas coyunturales que condicionan los resultados electorales, el partido que se apropie del tema medioambiental y que sea percibido como el más eficaz, ganará un espacio político transversal, con capacidad para movilizar y vertebrar gran parte del voto del futuro. Está por ver qué partido ocupa este espacio.