“La rueda económica vuelve a girar”. Así lo anunciaba el pasado martes uno de los máximos referentes institucionales del empresariado vasco en los últimos años, Iñaki Garcinuño.
Garcinuño sabe de lo que habla, porque al margen de haber ostentado la presidencia de la patronal de Bizkaia hasta ayer mismo, es un empresario PYME, como la mayoría del empresariado vasco y español. De los tres millones de empresas que hay en España, apenas 5.000 tienen más de 250 personas empleadas, y la proporción es muy similar en Euskadi. Y lo señalo, porque desde una pequeña o mediana empresa las cosas no se ven como desde las altas esferas, ya sean económico-financieras, ya sean político-institucionales.
En la PYME manda el realismo por encima de todas las cosas y, además, la PYME constituye una suerte de sistema de alerta temprana de lo que ocurre en la economía de nuestro país. Así suele quedar acreditado en el TACTIÓMETRO, un barómetro que elaboramos anualmente. Y los datos que hemos recogido de las empresas a lo largo del pasado mes de abril para elaborar el informe de este año y que serán públicos en unas semanas, apuntalan el argumento de la patronal: más de un tercio de las PYMES sitúan la recuperación económica en el último trimestre de 2021.
Nuestras instituciones y las columnas que sostienen todo el sistema de representación y gobierno, los partidos políticos, gozan de la menor credibilidad que se haya conocido
A estas buenas expectativas, quiero sumar otra noticia que nos ofrecía hace unos días 'Crónica Vasca'. Según un informe del Gobierno Vasco, nuestra industria espera mantener o aumentar el empleo en el próximo semestre y, además, mejorará su facturación y pedidos en el 80% de los sectores industriales.
De hecho, existe un índice elaborado a partir de datos reales – precios, producción, nuevos pedidos, etc. – suministrados por los responsables de compras y ejecutivos de empresas representativas, el índice PMI, que trata de mostrar la situación económica de los países mes a mes. Pues bien, ese índice ha marcado en abril la tasa más alta desde diciembre de 2006, aunque de los dos componentes de este índice, manufacturero y servicios, el que más repunta es el primero.
Podría aportar más datos. Haberlos, los hay. Pero el resumen es que sí, que parece que la rueda económica vuelve a girar. Ahora bien, ¿la estamos haciendo girar en la buena dirección?
Además de la vacunación masiva, hoy no existe un discurso empresarial, político o institucional que no sitúe los fondos europeos Next Generation EU como segundo antídoto frente a la crisis. Esos fondos sustentan el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia para nuestro país, que en teoría está orientado a cambiar los parámetros en torno a los que se movía nuestra economía antes de la pandemia, impulsando la transición ecológica, la transformación digital, la igualdad de género y la cohesión social-territorial.
En nuestros Parlamentos no se atisba una crítica fundada al neoliberalismo caníbal que está en el origen de muchas de las ineficiencias que ha provocado la pandemia
La teoría está clara. Pero vayamos a la práctica. La mayoría de las y los responsables de la PYMES españolas y vascas consideran que los fondos van a servir para impulsar los proyectos de las grandes empresas. No hay responsable político que quiera pinchar lo que parece una nueva burbuja en el sector inmobiliario o que quiera contar al sector turístico que debe dar un giro radical si queremos cambiar las bases de nuestra economía. Más allá de la bronca diaria, en nuestros Parlamentos no se atisba una crítica fundada al neoliberalismo caníbal que está en el origen de muchas de las ineficiencias que ha provocado la pandemia. Nuestras instituciones y las columnas que sostienen todo el sistema de representación y gobierno, los partidos políticos, gozan de la menor credibilidad que se haya conocido. Y lejos de acortarse, las diferencias entre territorios y entre personas – en función de la renta per cápita – se han agudizado en el último año.
¿Van las PYMES a seguir con las inercias que arrastraban hasta marzo de 2020 o, por el contrario, van a cambiar de mentalidad y abrirse a la cooperación y al diseño de proyectos de crecimiento y/o más dirsruptivos? ¿Vamos a reconstruir la economía de la posnormalidad sobre las cenizas provocadas por la pandemia o, sin embargo, al frente de nuestras instituciones se apoderará la valentía para apostar por una transformación del tejido productivo y de nuestro modelo, aunque esto lleve a no ganar las próximas elecciones al gobernante de turno?
La rueda económica vuelve a girar. Pero quietos hasta ver, que igual no es nada.