Ya han leído ustedes en este diario la mejor y más completa información sobre el (soberano) escándalo del cártel de las consultoras para contratar con las administraciones de Euskadi.
Resumiendo: La Comisión Nacional del Mercado de la Competencia (la CNMC) multa con 6,3 millones de euros a empresas consultoras, y con casi medio millón a una decena de directivos de las mismas, por pactar entre ellas para adjudicarse contratos por procedimiento negociado.
Traducción: Una administración pública (por ejemplo: la Diputación de Bizkaia) pide a una consultora (por ejemplo: Deloitte) un trabajo de 40.000 euros para elaborar un informe (que las personas de los servicios de la Diputación no deben saber hacer) y esta empresa busca dos propuestas de firmas conchabadas que complementen la suya para poder adjudicarse el trabajo con la legalidad exigida.
Ejemplo: La CNMC incluye en su expediente sancionador, con fecha 7 de agosto de 2016, un correo electrónico de Leandro Ardanza (directivo de la consultora 97S&F) a su equipo en el que les cuenta que ha recibido una comunicación de Ana Andueza (directiva de Deloitte) que dice: “Lean (Leandro) Voy a necesitar tu apoyo en una oferta para la Dipu, para Igor Camaño (director del gabinete del Diputado general), es un análisis de impacto del Smithsonian Folklife Festival ¿puedo contar contigo? Luego hablamos, pero he preferido enviarte mail”.
Resultado: La licitación fue adjudicada a Deloitte con fecha 22 de diciembre de 2016, por un importe de 40.000 € sobre los 41.000 de tope. Participaron también BMASI (41.000 €) y la mencionada 97S&F (41.000 €) (folio 42.516).
He tenido dudas sobre si centrar este artículo en la corresponsabilidad de las administraciones en esta corruptela, que es obvia, o hacerlo en el perjuicio a nuestras arcas de tamaña práctica, que impide ofertas a la baja de empresas más pequeñas, pero más ágiles. Y he decidido que ninguna de las dos.
Me ha podido la curiosidad sobre el ejemplo expuesto: la presencia de la Diputación de Bizkaia en el Smithsonian Folklife Festival y su impacto. Como diría La Trinca ¿quesquesé se merdé?.
Sin tardar, nuestros responsables políticos mandaron levantar en mitad de Washington un pueblo vasco, con su plaza y frontón, su puerto, su euskaltegi y su baserri
Bien. El Smithsonian Folklife Festival (SFF) es un evento organizado desde 1967 por The Smithsonian Center for Folklife and Cultural Heritage. Se celebra cada verano en el National Mall de Washington DC entre el 29 de junio y 4 de julio y entre el 7 y el 10 de julio. Se trata de una exposición internacional alrededor de los patrimonios culturales. Euskadi participó en 2016 bajo el lema 'Basque: Innovation by Culture', que compartió con 'Sounds of California'.
Sin tardar, nuestros responsables políticos mandaron levantar en mitad de Washington un pueblo vasco, con su plaza y frontón, su puerto, su euskaltegi y su baserri . Luego fueron allí la consejera Arantza Tapia, los tres diputados generales, diputadas forales, directores de empresas y museos, cocineros, músicos, dantzaris, grupos flokloricos de la diáspora americana… y hasta se proyectó “Asier eta biok” como muestra de cine vasco. Y mirada equilibrada del conflicto, supongo.
En lo que a Bizkaia se refiere, el diputado general Unai Rementería, entre otras actividades, inauguró, asistió a un aurresku, jugó a pelota, hizo sokatira y plantó un retoño del árbol de Gernika. Tras la marcha de Unai Rementeria, quedó al frente la Diputada de Cultura y Euskera, Lorea Bilbao, único alto cargo vasco que estuvo las dos semanas, según se lee en la prensa de la época. Abnegación es la palabra.
Lorea Bilbao fue, a su vuelta, la persona que hizo la primera valoración sobre el impacto obtenido. El 16 de julio de 2016, en Juntas Generales, contó que los 600.000 euros gastados -solo por Bizkaia- eran una inversión, que acompañaron a la diputación 25 empresas punteras (que se pagaron sus gastos). Que el festival fue para estos directivos “una buena manera de entrar en el mercado (americano)” y que la Diputación actúo de “facilitadora” de empresas como Iberdrola, Aernnova o Gamesa. Que a mi se me ocurre que en todo caso sería al revés, pero yo que sabré.
Otro dato facilitado en su evaluación por la diputada foral fue que acudieron un total de 600.000 espectadores al festival durante los diez días. Es decir, uno por cada euro invertido (no gastado) por Bizkaia
También destacó que lo que mejor funcionó fueron los talleres de euskera. Tan bien, que se iban a plantear si impartir clases del idioma de manera continuada en Washington. Y que el programa vasco - más de 80 conferencias, 50 actuaciones de música y danzas vascas, 21 cursos, 10 actividades de euskaltegi y bertsos, concursos de pintxos, conciertos o exhibición de remo- se completó con éxito.
Otro dato facilitado en su evaluación por la diputada foral fue que acudieron un total de 600.000 espectadores al festival durante los diez días. Es decir, uno por cada euro invertido (no gastado) por Bizkaia.
Aunque lo más bonito no fue lo que dijo en la sede ¿legislativa? de Bizkaia, sino lo que declaró a la web euskalkultura el 22 de julio: "Nuestro txantxangorri ha agitado las alas del euskera en Washington".
La siguiente valoración de la “inversión” realizada por Bizkaia en el SFF la hizo el propio diputado general en el discurso de política general del 28 de septiembre de 2016. Una sola referencia en 38 folios en los que básicamente, Unai Rementeria aludió a los mismos lugares comunes que su diputada.
Lo cierto es que la presencia en medios en EEUU fue muy escasa. Lo normal. Cuando alguien de nuestro tamaño y potencia (muy pequeña) se monta un viaje institucional a un gigante, lo hace en clave interna. Se lleva (y paga) a periodistas de diferentes medios para que hagan la crónica diaria mientras nuestros dignatarios “facilitan” a Gamesa y a Iberdrola su entrada en EEUU.
Gracias a estos eventos nos enteramos en aquel momento de Aernnova “coloca un pie en la NASA”, según un épico titular de la época. O de que la diputación de Bizkaia “acerca al Puerto de Bilbao y al Puerto de Baltimore para impulsar su relación comercial” tal y como titula (horrorosamente) la propia web de la institución.
Cinco años después desconozco si Aernnova habrá ya metido la pierna y parte de la cadera en la agencia espacial americana, y si el puerto habrá reducido la distancia de casi seis mil kilómetros con Baltimore y “The Wire” se va a rodar en nuestros muelles.
Por cierto, del informe de 41.000 euros para analizar el impacto del SFF no hay ninguna noticia en la web de la institución, más allá de la notificación de la adjudicación el 22 de diciembre ¿Hay informe? Ni idea, pero me gustaría saber como va el retoño del árbol de Gernika, cuanto y de que manera fructificaron los contactos empresariales “facilitados” por nuestros representantes, el número de euskaldunes que hay en Whasington DC y eso, que queda tan bonito en los informes de impacto, de cuantos euros ha generado cada euro gastado. Perdón “invertido”.