El pasado martes 25 de mayo fue la fecha. En estos 145 días de 2021 ya hemos consumido en España todo lo que somos capaces de regenerar en un año. Es decir, durante los seis meses restantes vamos a vivir de prestado, destruyendo más recursos de un planeta inmerso en una de sus peores crisis climáticas. ¿Se imaginan ustedes como vivirían si en menos de 5 meses hubieran agotado todos sus ingresos previstos para el año? Creo que seguimos sin ser conscientes de esta auténtica pandemia, mucho más grave que la actual sanitaria que tenemos ahora y, sin embargo, todavía trabajamos muy poco para revertir esta situación e ir reduciendo nuestra deuda con la madre naturaleza y, en definitiva, con las próximas generaciones. A pesar de todo, a mí me gusta siempre ver la botella medio llena y por eso me gustaría dar algunos ejemplos muy concretos de empresas, proyectos e iniciativas que desde Euskadi aportan su granito de arena para llegar a tener algún día una huella ecológica neutra. Experiencias que espero sirvan de inspiración para sumar adeptos a la causa porque, además, son proyectos con una rentabilidad más que demostrada y con una proyección de futuro espectacular.
Como muchos de todos ustedes sabrán el sector de la moda es uno de los más contaminantes del planeta, ¿se imaginan tener prendas confeccionadas con las redes de pesca desechadas por los marineros vascos o llevar chaquetas con un tinte natural de las cascaras de nueces desperdiciadas de las sidrerías vascas? Pues eso ya lo están haciendo desde hace unos años en una de las empresas guipuzcoanas punteras en su campo, Ternua. No es la única, este territorio es sin duda el eje de la moda sostenible en Euskadi con proyectos tan interesantes como Eko-REC, la única empresa industrial de Europa que no solo recicla plástico (en torno a 5 millones de botellas recicladas cada día), sino que transforma ese material reciclado en productos propios que se emplean en diferentes sectores, como la automoción, la alimentación (envases) o el sector textil. De su apuesta por la I+D surgió Ekomodo, una firma de accesorios sostenibles hechos con material 100% reciclado que gano uno de los Premios Europeos de Medio Ambiente en 2020. En estos galardones, sin duda, la empresa referente en Euskadi es A&B Laboratorios, una pyme alavesa que diseña y produce productos de limpieza y desinfección ecológicos, desde sus laboratorios de Jundiz fueron capaces de reinar en Europa en 2018 y se han convertido en todo un referente en el sector.
Durante los seis meses restantes vamos a vivir de prestado, destruyendo más recursos de un planeta inmerso en una de sus peores crisis climáticas
El número de empresas vascas que apuestan por reducir su impacto en el medio ambiente es, afortunadamente, cada día mayor, entre otras cosas porque el mercado internacional y nacional cada vez lo demanda con más claridad. La automoción y el sector de la movilidad y el transporte es otro claro ejemplo. Irizar es una de las compañías europeas mejor posicionadas en la movilidad eléctrica de cero emisiones y sus unidades están funcionando ya por varias ciudades como Barcelona o San Sebastián y a finales de este año lo harán por Vitoria-Gasteiz, con la entrada en funcionamiento del BEI en la línea de circunvalación de la ciudad. Por otro lado, las primeras furgonetas 100% eléctricas de Mercedes Benz han salido y lo seguirán haciendo de la factoría vitoriana de la multinacional alemana y las primeras locomotoras Talgo con batería de hidrógeno, que reducen el gasto energético en un 30%, de la planta de Rivabellosa (Alava). La guipuzcoana CAF tiene también en la sostenibilidad uno de sus ejes estratégicos.
El cambio hacía una economía circular que reduzca drásticamente el consumo de recursos naturales ha pasado de una tendencia a una necesidad imperiosa, también en Euskadi, y todos los actores, grandes y pequeños, se están moviendo para corregir sus deficiencias en este terreno. Los pioneros y los que tienen una estrategia más clara ya están siendo premiados por el mercado. No hay que echar más que un vistazo a la bolsa para ver la revalorización de las acciones de empresas vascas como Iberdrola o Solarpack en el último año. Y como esto no es una cuestión de tamaño, Euskadi se está llenando de pequeñas pero interesantísimas iniciativas en diferentes sectores que ponen su granito de arena para reducir ese préstamo tan elevado que tenemos ahora con el planeta. Lo es, por ejemplo, la estrategia agroalimentaria de la capital alavesa con proyectos de futuro como Basladea, el espacio de agricultura ecológica a las puertas de la ciudad donde pequeñas iniciativas como la Huerta Esmeralda demuestran la importancia de cambiar nuestra manera de alimentarnos. También lo es Blokal, una apuesta de algunos comercios del Alto Deba por competir desde lo local con las grandes plataformas on line o el mercado Open your Ganbara de Bilbao, cerrado actualmente por el COVID, y que es una muestra de como rehabilitar y dar uso a un espacio degradado impulsando al comercio y a los diseñadores locales. La apuesta por la cultura de Tabakalera en Donostia va también en ese mismo camino.
El cambio hacía una economía circular que reduzca drásticamente el consumo de recursos naturales ha pasado de una tendencia a una necesidad imperiosa
Esta reducción del uso desmedido de recursos naturales se gana también en Euskadi desde la innovación y la investigación con apuestas como la de CIC energiGUNE, uno de los tres centros europeos de referencia en la búsqueda de nuevas formas de almacenamiento de energía que puede estar situado, en breve, al lado de un proyecto muy ambicioso impulsado desde Gobierno vasco, Basquevolt, la fábrica de baterías para vehículos eléctricos en la que se pretende invertir más de 700 millones de euros. También va en esta línea la primera planta de hidrógeno verde prevista en Amorebieta.
Podemos reducir también esos 6 meses de prestado actuales con un impulso y apoyo decidido desde las instituciones a una economía baja en carbono transformando nuestras ciudades. También aquí tenemos varios ejemplos como la construcción del edificio más alto del mundo con criterios passivhaus: la torre de Bolueta construida por VISESA en Bilbao con viviendas de protección oficial o las rehabilitaciones de barrios previstas en Vitoria-Gasteiz con los fondos Next Generation. Si, además, se crean centros como Naturklima en Gipuzkoa para construir y mejorar la gobernanza climática, el futuro adquiere un tono más verde.
Podemos reducir también esos 6 meses de prestado actuales con un impulso y apoyo decidido desde las instituciones a una economía baja en carbono transformando nuestras ciudades
Por último, no podemos olvidar otro aspecto fundamental: la construcción de ciudadanos más verdes. La educación ambiental es una pieza absolutamente imprescindible en este campo y cada vez hay una mayor oferta y sensibilización en los tres territorios. También lo es la divulgación y en esta materia, somos nosotros los periodistas los que tenemos que asumir nuestra responsabilidad, como hoy mismo lo hacen los medios de comunicación vitorianos que han firmado un Pacto por el Clima para impulsar una información clara y veraz sobre el cambio climático.
Este último pacto se ha firmado en CONAMA, el Congreso Nacional de Medio Ambiente que se celebra estos días en Madrid, su lema es muy sugerente “La recuperación que queremos” y en esta es cita muy importante la presencia vasca de entidades como Aclima, el clúster vasco de Medio Ambiente, el Gobierno vasco, que ha presentado el Basque Green Deal, el Ayuntamiento de Bilbao, que ha hablado de su transformación hacia una movilidad más sostenible, o el Ayuntamiento de Vitoria-Gasteiz. No sé ustedes que recuperación quieren, pero yo la tengo muy clara: una que nos ayude a reducir esos 6 meses en los que vivimos de prestado hipotecando a las generaciones del futuro. Que este próximo sábado 5 de junio, Día Mundial del Medio Ambiente, sea el último en el que nos toca vivir con esta pesada hipoteca.