Cuando el presidente de BBK, Xabier Sagredo, apareció recientemente al volante de un flamante Tesla, algunos compañeros de partido se llevaron las manos a la cabeza. La discreción ignaciana siempre ha primado en el PNV. Basta recordar el escándalo, también en petit comité, que generó el ex senador Víctor Bravo, aficionado a los Porsche Cayenne y ahora a punto de entrar en la cárcel por un delito fiscal. En la religión jeltzale, y en cierta medida en la vasca, es tan feo fardar de coche de lujo como pagarse unas entrevistas periódicas rodeado de mobiliario de cuero y maderas nobles.
Pero que Iberdrola le haya regalado un coche eléctrico a uno de sus consejeros, amén de abonarle un sueldo de medio millón de euros anuales, es probablemente la más inocente de las críticas que recibe Sagredo entre sus correligionarios. En el ala económica del PNV su figura cada día está más en entredicho. Son muchos los que no comparten su empeño en no salir a bolsa y captar los fondos para poder subsistir de manera independiente a base de vender todas las joyas de la corona.
En los tiempos en que tanto se está valorando el "arraigo" sorprende que el único instrumento financiero potente que Euskadi mantenía se haya dedicado a vender más que a comprar.
Como presidente de BBK, que a su vez es el accionista principal de Kutxabank, Sagredo es quien realmente manda en la caja vasca. Gregorio Villalabeitia gestiona y el ex director de Ipar Kutxa observa, además de repartir directamente algunos dineros vía fundación. El problema de este esquema es que el dueño tiene gastos recurrentes, los ligados a la obra social, en un contexto en el que el negocio bancario apenas da dividendos, por muchos milagros que esté haciendo Villalabeitia con las comisiones y las ventas de productos paralelos.
Así que no ha quedado otra que sacar el dinero de la hucha. Es decir, de las acciones de empresas que Kutxabank había ido acumulando a lo largo de decenas de años. Así se ha ido poco a poco esfumando el control que la caja tenía de Iberdrola, Ibermática, Euskaltel o CAF. En los tiempos en que tanto se está valorando el "arraigo" sorprende que el único instrumento financiero potente que Euskadi mantenía se haya dedicado a vender más que a comprar.
José Angel Corres, el presidente de la Cámara de Bilbao, como ex consejero de Euskaltel se mostró muy crítico con la venta a la firma madrileña Másmóvil
Sagredo alega que la clave es mantener el control de Kutxabank y que salir a bolsa, que habría sido otra forma de obtener fondos, habría puesto en riesgo esta opción. Pero el ejemplo de Caixabank, que mantiene vía Criteria participaciones relevantes de firmas como Naturgy, Repsol, Telefónica, Cellnex o Suez. Y tiene músculo para reforzar su presencia cuando lo estima conveniente, sin perder el 30% del capital de Caixabank.
"No se debe de vender el coche para comprar gasolina", recuerda uno de los popes del ala económica del PNV con la condición de que su nombre no aparezca en el artículo. Menos discreto ha sido José Angel Corres, el presidente de la Cámara de Bilbao, que como ex consejero de Euskaltel se mostró muy crítico con la venta a la firma madrileña Másmóvil. "Yo miro con envidia a La Caixa, con Criteria. . Igual el tener un banco público vasco, y todo el mundo sabe cuál es, como inversor, ayudaría", reconoció en una entrevista con Xabier Aja en Deia.
Sagredo, que aspira a sustituir a Villalabeitia el año que viene, sigue enrocado en la decisión de no sacar a bolsa a Kutxabank. Y aporta como principal argumento el riesgo de ser opado por un banco más grande, algo que el ejemplo de Caixabank demuestra que se puede evitar
Otro que se ha mostrado crítico con las decisiones de Sagredo es el ex presidente de Cebek Iñaki Garcinuño. "Kutxabank debería haber actuado de otra manera en Euskaltel y en otras participadas", planteó a Manu Alvarez en El Correo. Que dos personalidades de la economía vizcaína hayan disentido en público de los dictados de una vaca sagrada y con pedigrí es solo un síntoma de que el malestar está muy extendido.
Sagredo, que aspira a sustituir a Villalabeitia el año que viene, sigue enrocado en la decisión de no sacar a bolsa a Kutxabank. Cuando le preguntan, lo califica como un gran acierto, que evidentemente se atribuye a sí mismo. Y aporta como principal argumento el riesgo de ser opado por un banco más grande, algo que el ejemplo de Caixabank demuestra que se puede evitar. Mientras su coche "sostenible" avanza por Bilbao, cada día son más los que se llevan las manos a la cabeza al verle, aunque sea virtualmente en los vídeos que BBK ha empezado a subir a Internet bajo el título de "Xabier Sagredo responde".