Menos de un minuto, aunque no está claro si no ha llegado a los 30 segundos o ha alcanzado los 50, como siempre depende de las fuentes, en cualquier caso, poco tiempo es el que ha estado el Presidente Sánchez con Biden.
Realmente no es un problema de tiempo, es un problema de expectativas. Nos habían trasladado que se iba a producir un encuentro entre los dos mandatarios, pero no nos habían aclarado, que el proclamado encuentro iba a convertirse en una conversación de pasillo de menos de 60 segundos.
Nos quieren hacer creer que en ese tiempo, se han abordado temas tan importantes como el acuerdo militar con España
Y lo peor no ha sido que la conversación se redujera a eso, lo peor ha sido que además nos quieren hacer creer que en ese tiempo, se han abordado temas tan importantes como el acuerdo militar con España, o la situación de Latinoamérica, entre otras cosas.
La cosa daría, y ha dado para risas y anécdotas, pero el tema en serio. Daba pena y vergüenza ajena ver a Sánchez justificando lo injustificable, mientras conocíamos que quienes si estaban en la agenda del presidente Biden eran entre muchos otros: Letonia, Lituania, Estonia o Turquía.
Pónganse en la tesitura de que nadie hubiera avanzado que Biden y Sánchez iban a verse las caras, ah en ese caso, estaríamos seguramente, valorando de forma positiva ese intercambio de pareceres
Y estaban en la planificación, porque estas cosas se trabajan con toda la antelación posible a través de la diplomacia y el protocolo, con el fin de cerrar agendas y contenidos de los encuentros. Lo que no debe hacerse es vender que va a haber un encuentro, para que luego tengamos que conformarnos con unos segundos en los que de manera que parece totalmente improvisada Sánchez aborda a Biden.
Dicho esto y es la interpretación más obvia de lo ocurrido entre los dos presidentes, ahora pónganse en la tesitura de que nadie hubiera avanzado que Biden y Sánchez iban a verse las caras, ah en ese caso, estaríamos seguramente, valorando de forma positiva ese intercambio de pareceres que de forma escueta y distendida se produce en un pasillo. Cómo cambia el cuento ¿verdad?. Pues eso, todo depende de las expectativas que se hayan generado.
Todos sabemos que lo de Biden-Sánchez fue cortísimo, pero no todos saben que allí se ha decidido que España será la sede en 2022 de la cumbre de líderes de la OTAN, con las implicaciones que eso tiene
Esperábamos mucho más de ese primer cambio de impresiones entre Sánchez y Biden porque el equipo de nuestro presidente se encargó de hacernos creer que la cosa iba a dar para mucho más. Craso error. Estos errores se producen cuando en lugar de dar prioridad a la POLÍTICA con mayúsculas, lo que impera es el marketing político. El marketing es necesario y está muy bien, pero hay que medirlo, debe ser ajustado y realista, y en este caso no lo ha sido.
El mayor problema de este episodio es que desgraciadamente ha diluido otras reuniones y otras decisiones de alcance que se han producido en el mismo escenario. Todos sabemos que lo de Biden-Sánchez fue cortísimo, pero no todos saben que allí se ha decidido que España será la sede en 2022 de la cumbre de líderes de la OTAN, con las implicaciones que eso tiene.
En esta ocasión los árboles de la venta previa no nos han dejado ver el bosque en el que había, y hay muchos más elementos que debían y deben visualizarse.
29 segundos son muy pocos para una reunión entre altos mandatarios, pero son larguísimos si lo que se hace es ridículo
No podemos perdernos en las anécdotas cuando lo que nos jugamos es el futuro. Ni más, ni menos.
Así que seriedad a la hora de comunicar los temas, porque hacerlo de forma errónea es además de dar bazas al enemigo, una falta de respeto al ciudadano.
En fin, en cualquier caso, 29 segundos son muy pocos para una reunión entre altos mandatarios, pero son larguísimos si lo que se hace es ridículo.