No se si me toca más las narices ver a la txabaleria pasando de todo, protagonizando la escalada veraniega y poniendo en riesgo, entre otras cosas, la recuperación turística y económica y a sus propios padres, pendientes de la segunda dosis, o las comprensivas opiniones que llaman a recordar nuestros 18 años e instan a no generalizar.

No generalizar. Un argumento curioso en un país donde se generaliza todo y no se puntualiza nada. Los vascos, los catalanes, los nacionalistas, los fachas, los socialcomunistas, los del PP, los socialistas, los periodistas, los emigrantes, … y mil categorías más sobre las que se opina, habitualmente, y sin filtro, en tertulias, conferencias, taxis, bares y programas de radio y televisión.

Pero con los jóvenes no, que se trauman, que lo han pasado muy mal. No como los demás grupos de edad, los que se han quedado sin trabajo, o han entrado en ERTES, o se han muerto de asco en las residencias. Esos lo han pasado muy bien. Un fiestón.

 

Y no, no se confundan, no es rebeldía juvenil, son rabietas de niñas y niños malcriados

 

Opino y afirmo que este país, y no me da el conocimiento para superar el ámbito geográfico, corre el riesgo de perder una generación. Y no por culpa de la pandemia. Y no, no se confundan, no es rebeldía juvenil, son rabietas de niñas y niños malcriados. Voy a generalizar de lo lindo.

Yo tuve 18 años. Y más. El respeto a nuestros mayores y a nuestra familia era primordial. Ahora la violencia intrafamiliar no es noticia, aunque apenas se denuncia por vergüenza y presiones del entorno. Si te pegabas, lo hacías uno a uno. Era de cobardes lo contrario. Dos contra uno, mierda para cada uno. Cuando te emborrachabas te llevaban a casa los colegas. Hoy te rapan la cabeza, lo graban y lo suben a la red. Y te ponían límites. Y no cumplirlos tenía consecuencias.

¿Hoy es igual? ¿Estábamos muy reprimidos en los ochenta? Estoy hablando de la época donde enfocabas la rebelión y la inmortalidad juvenil a cambiar el mundo. El de todos, siendo activista, o el tuyo propio, con los psicotrópicos. La generación de la heroína y el sida. La de la desindustrialización, el paro, el punk, el terrorismo más extremo, …. Nos pegamos con la policía, fuimos detenidos, golpeados… Pero no por liarla en un pinar en Gorliz o en las no fiestas de Hernani o Sopelana. Y si nos pillaban, en el cole, en casa o en la calle -el profe, la madre o la policía- nos comíamos el marrón con la mayor dignidad posible.

 

¿Hoy es igual? ¿Estábamos muy reprimidos en los ochenta? Estoy hablando de la época donde enfocabas la rebelión y la inmortalidad juvenil a cambiar el mundo

 

Hoy se llevan las manadas. A por los más débiles, los aislados, los vulnerables, los heridos. Animalitos. Atacan en un número que asegure el triunfo. Y con poca piedad. Aunque maten a alguien. Que se lo digan a la familia de Samuel. Se desprecian las normas y a los encargados de hacerlas cumplir -profesores, policía, …- a no ser que hagan uso intensivo de la fuerza. Razonar, hablar, dialogar es de débiles. Prima la ley de la selva.

En esa ley el macho es más que la hembra y hay machos alfa. Las mujeres jóvenes padecen desde edades muy tempranas violencia de genero, con agresiones sexuales o chantajes y control de sus parejas. Chavalas menores de edad que desaparecen unos días porque se han escapado con alguien con euros en el bolsillo, coche y que les ha comido la oreja a ritmo de reggaetón o trap.

En esa ley, parece que si te pillan hay que decir que tú no has sido y, si aprietan mucho, le echas la culpa a otro pringado. Si eres menor de edad, recordar siempre que a ti no te pueden hacer nada. Eso sí lo tienen claro.

Van a ser obedientes trabajadores, siempre que el jefe sea un déspota autoritario y más fuerte que ellos. Pero serán conflictivos en aquellas organizaciones más participativas, donde huelan la sangre de la duda, la reflexión o el diálogo.

 

Hoy se llevan las manadas. A por los más débiles, los aislados, los vulnerables, los heridos. Animalitos. Atacan en un número que asegure el triunfo. Y con poca piedad. Aunque maten a alguien. Que se lo digan a la familia de Samuel

 

En mi opinión, es un problema de grupo. Ni siquiera podemos hablar de ideología o de nivel económico y social. No hay diferencia entre las nofiestas de Hernani y Sopelana, entre un grupo de pijos de Las Arenas o uno de borrokas de Algorta. Tienen intereses comunes. Parece que les hemos quitado algo, que les debemos.

Hay quien afirma que les hemos robado el futuro. No puedo estar más en desacuerdo. El futuro es plenamente de ellos. Por biología. El cuidado medioambiental, el cambio climático, la tolerancia, la búsqueda del respeto para todas y todos, debería ser su rebeldía. Pero basta solo con fijarse en el estado de una calle, una campa, o una lonja para saber que no están en la misma línea que Greta Thumberg.

La educación en valores es una broma en los planes educativos. Los centros escolares no pueden disciplinar sin unos complejos mecanismos burocráticos que exaltan la presunción de inocencia y desmerecen la palabra del docente, los alumnos no pueden repetir, todos avanzan al mismo ritmo, todos son futuros neurocirujanos. Por eso los cambios de carrera o grado tras el primer año son tan frecuentes hoy. Y por eso hay tan pocos metalúrgicos.

 

La educación en valores es una broma en los planes educativos

 

Los padres transigen. Entre el profesor y el niñato no tienen duda. El bullying es tabú y se esconde en los colegios porque les hace menos competitivos, y lo mismo sucede con los suspensos. Pocos y que al final se quitan. Nadie controla a nuestros jóvenes. Nadie les contradice. Tienen móvil inteligente y con internet, carnet cuando toca, vehículo y cuatro duros en el bolsillo que les dan una falsa sensación de libertad y de poder. No se van de casa ni con agua hirviendo. La culpa de todo es de los demás.

Si no lo remediamos, son futuros clientes de formaciones totalitarias que les dicen lo que quieren oír y que alaban e incentivan su violencia contra mujeres, gays o emigrantes. Aquí, en el paisito existe la variante de apalizar al pepero o al español, y a la policía. Pero es lo mismo. La solución no es tan complicada. Más educación en valores, más disciplina, más compromiso, más Historia, y más Filosofía. Y un poquito menos de protección. Que a ellos les hace invulnerables, pero a los demás nos deja vendidos.

¿Me he pasado? ¿He sido injusto? ¿Exagerado? ¿Desmesurado? No lo sé. Tal vez ¿He generalizado? Mucho. Pero así es como me pongo con los individuos o grupos que amenazan mi futuro y el de los míos. Primitivo que es uno. Y Generalizador.