En el acuerdo para el Proyecto de Presupuestos de 2022 que han cerrado entre PSOE y Podemos se ha establecido la aplicación de un tipo mínimo del 15% en el Impuesto sobre Sociedades. ¿Qué quiere decir esto? Que las grandes empresas tendrán que pagar, como mínimo, un 15% sobre su base imponible. Como veremos a continuación, aquí está la trampa. Sin embargo, creo que es de recibo apuntar que el cambio de paradigma, es sustancial.

Desde los años ochenta, a raíz la llegada de Thatcher y Reagan a la presidencia del Reino Unido y de los Estados Unidos respectivamente, se ha ido instalando paulatinamente en el imaginario colectivo la idea de que la tributación viene a ser algo parecido a un robo legalizado. Las ideas en favor de un Gobierno pequeño, donde el mercado se regulaba gracias a la ya famosa -al igual que poco nombrada por Smith- mano invisible, defendidas y apoyadas en gran medida por sociedades y fundaciones conservadoras, habían impregnado el pensamiento dominante y llegado a prevalecer políticamente. Por ello, el hecho de debatir a nivel mundial, con el respaldo de Joe Biden y del G7, la aplicación de un tipo mínimo del 15% en aras a luchar contra los paraísos fiscales e incrementar una recaudación que venía sucesivamente decreciendo, ya es una buenísima noticia.

El tipo mínimo acordado por los socios de gobierno solamente pretende afectar a las grandes compañías. Es decir, a ésas que forman el 1% del tejido empresarial español, pero que su recaudación supone el 60% del total recaudado mediante Impuesto sobre Sociedades. Pero, ¿cuál será su afectación? La respuesta es bien sencilla: pequeña. Probablemente sea por eso que no ha generado ruido ni en los medios de comunicación, ni en la patronal o en la oposición. Como decíamos anteriormente, en la base imponible está la trampa.

 

Desde los años ochenta, a raíz la llegada de Thatcher y Reagan a la presidencia del Reino Unido y de los Estados Unidos respectivamente, se ha ido instalando la idea de que la tributación viene a ser algo parecido a un robo legalizado

 

Echemos un vistazo al informe Cuentas anuales consolidadas del impuesto de sociedades que publica anualmente la Agencia Tributaria. El último publicado, el año pasado, hace referencia a la recaudación de 2018 -el siguiente, referente a la recaudación de 2019, se espera que se publique el 21 de octubre de 2021-. En él podemos apreciar que el tipo medio efectivo que pagan estas empresas sobre la base imponible es del 21,5%. Es decir, por encima del 15% de tipo mínimo que han acordado los socios de gobierno. Por lo tanto, muy pocas son las empresas que verán sus obligaciones con la hacienda pública incrementadas.

Volvamos al informe Cuentas anuales consolidadas del impuesto de sociedades, donde se evidencia que, si el cálculo del tipo medio que pagan por Impuesto sobre Sociedades estas grandes empresas se hiciera sobre los beneficios, el tipo se reduciría hasta el 9,5%. Es decir, si el acuerdo supusiera establecer un tipo mínimo del 15% sobre los beneficios de las grandes empresas en el Impuesto sobre Sociedades, sí supondría que éstas tuvieran que pagar más impuestos.

 

Bienvenidos a la política de los golpes de efectos, de los marcos y los relatos, de los spin doctor -que acaban siendo un bluff- y del Ala Oeste de la Casa Blanca

 

El tipo nominal medio del Impuesto de Sociedades en la UE era del 50% en 1985. Hoy, un 22%. En España, por su parte, el tipo efectivo que realmente pagan las empresas sobre beneficios, ha pasado de ser un 19,10% en 1995, a un 21,42% en el año 2000 para, posteriormente, reducirse hasta el 8,30% en 2020. Y es que como decía el consejero Azpiazu en 2017 -¡y qué razón tenía!-, “todos pensamos” que en el Impuesto de Sociedades “hay un espacio para recaudar más". A lo que yo añado: y mejor.

En definitiva, puede que no sean muchas las empresas que vayan a tener que tributar más por el establecimiento de este tipo mínimo. Sin embargo, y aunque en números absolutos no sea una gran cantidad la recaudación adicional que esto vaya a suponer, es un avance en justicia fiscal que, indudablemente, debería ser solo el principio.

 

Y es que como decía el consejero Azpiazu en 2017 -¡y qué razón tenía!-, “todos pensamos” que en el Impuesto de Sociedades “hay un espacio para recaudar más". A lo que yo añado: y mejor

 

Bienvenidos a la política de los golpes de efectos, de los marcos y los relatos, de los spin doctor -que acaban siendo un bluff- y del Ala Oeste de la Casa Blanca.

Eso sí, un aviso al Gobierno de coalición: las próximas elecciones no se van a ganar con golpes de efecto y discursos bien elaborados. Solamente se ganarán si se hace política de verdad durante los dos cursos políticos restantes. Una economía en crecimiento, con buenas expectativas e inversiones extranjeras, sumado a la liquidez de los fondos europeos para encaminar las transformaciones necesarias y afrontar los retos del siglo XXI, son los elementos necesarios para huir del ruido y hacer política de verdad que ensanche los derechos de la ciudadanía. Está en vuestras manos. ¡Ah! Una última cosa: el bono joven de vivienda con 250 euros mensuales para menores de 35 años que acabará en manos de rentistas, no es el camino.