Hubo un tiempo, tras la crisis del 2008, en la que nos estalló a todos en el morro la burbuja inmobiliaria, que cuando se veían atisbos de mejora, se empezó a hablar de aquellos famosos brotes verdes, a más optimistas, más brotes verdes, y a menos optimismo, menos brotes verdes. Ahora no se está utilizando el termino como entonces, pero haberlos, haylos. 

Tras el largo parón de la pandemia y el importante retroceso que sufrieron prácticamente todos los sectores económicos, ahora parece que empezamos a remontar y se activan hasta aquellos sectores industriales más afectados por la crisis, como puede ser el aeronáutico, que muy lentamente y con mucha precaución empieza a despegar.

 

Hay nubarrones en el horizonte que amenazan esta, todavía tímida recuperación, y que nos sitúan de una forma clara frente a aspectos en los que sin ninguna duda, nos ha pillado el toro

 

Nos va a costar mucho, en todo caso, recuperar los niveles que teníamos antes de que el virus lo trastocara todo, pero estamos en ello. Sin embargo, hay nubarrones en el horizonte que amenazan esta, todavía tímida recuperación, y que nos sitúan de una forma clara frente a aspectos en los que sin ninguna duda, nos ha pillado el toro. 

Tres de estas incertidumbres o malos síntomas son clarísimos: 

  • Por un lado la falta de materias primas y suministros, evidencia de forma notoria la peligrosa dependencia del exterior,  particularmente de Asia, y nuestra escasísima capacidad de respuesta. No somos capaces de fabricar eso que necesitamos y al parecer, no nos habíamos planteado que una situación así podría darse, y generarnos un problema de magnitudes estratosféricas.

  • Otro de los obstáculos sobre el que aparentemente tampoco tenemos margen de maniobra, es la escalada del coste de la energía, que parece no tener freno y para el que nadie es capaz de ofrecer una alternativa que frene la actual situación y que sea una correcta apuesta de futuro para el modelo energético.

 

La crisis de las materias primas va por tanto mucho más allá de los suministros y de los precios energéticos, afecta a la materia prima más importante: el capital humano

 

Estos dos problemas tienen mucho, muchísimo que ver con eso que ha dado en llamarse la geopolítica. Por poner un ejemplo respecto a la energía, de Putin depende que recibamos o no el gas ruso a través de Alemania.  Mientras genera algo más que una duda razonable en Europa sobre este asunto, el líder soviético ha levantado otras cartas en el tablero de juego para hacer valer su fortaleza y su capacidad de condicionar la estabilidad mundial, a través de una intervención en Ucrania que ve con malos ojos el resto del mundo. En definitiva que para resolver un problema como el de la energía o en este caso el de la recepción de gas, hay componentes de otro tipo que complican la situación de forma alarmante.

  • Y todavía nos queda otro problema más y en este, sí que tenemos o teníamos hace un tiempo margen de maniobra. Hace años que sabemos que las empresas demandan personal cualificado que no está en el mercado y que impide la realización de funciones esenciales en algunas plantas de producción.

En esta, nos hemos quedado, unos en el diagnóstico y visibilización del problema, y otros en tomar nota de qué había que hacer algo,  pero no parece que se haya encontrado el momento adecuado para acometer este preocupante problema.

 

Apostemos pues por esa materia primar primordial que son os recursos humanos antes de que los brotes verdes se marchiten

 

La crisis de las materias primas va por tanto mucho más allá de los suministros y de los precios energéticos, afecta a la materia prima más importante: el capital humano.

Si no somos capaces de afrontar esto de forma natural e innovadora, de poco servirá que lleguen los suministros que ahora faltan porque no habrá quien trabaje con ellos.

Seguimos estando en un momento complicado en el que se ven tibias luces en el horizonte pero con amenazas preocupantes que pueden trastocarnos la foto final. Por su parte el virus sigue moviéndose a su libre albedrio sin darnos tregua ni siquiera estando vacunados.

Apostemos pues por esa materia primar primordial que son os recursos humanos antes de que los brotes verdes se marchiten.

Alegrías sí, pero las justas.