El departamento de Salud, con su consejera Gotzone Sagardui al frente, lo han reconocido por fin: Osakidetza está colapsada, su Atención Primaria es un despojo y faltan, según sus cuentas, 200 médicos. No éramos los mejores.
Podríamos pensar que el reconocimiento de la culpa vendría seguido de un plan para mejorar la situación. Máxime con casi 500 millones recibidos por el Gobierno vasco de los fondos europeos, por no mencionar el superávit presupuestario del ejecutivo. Por dinero no va a ser.
No han tenido tiempo para abordar una situación estructural de la sanidad pública vasca que viene siendo denunciada al menos desde 2019.
Tampoco porque no hayan tenido tiempo para ir pensando en como abordar una situación estructural de la sanidad pública vasca, que viene siendo denunciada al menos desde 2019. Es decir, antes de la pandemia. Sí amigos, las y los profesionales de Osakidetza reclamaban hace más de dos años refuerzos para los ambulatorios.
Por lo tanto ¿Cuál es el plan para salvar una de las joyas de la corona del autogobierno vasco? Pásmense: ninguno.
Lo cierto es que no podemos esperar otra cosa de unos responsables políticos, del PNV, que tienen el cuajo de decir que la responsabilidad de esta situación no recae en la administración actual, sino en otras anteriores y en la mala organización de las últimas convocatorias del MIR, donde parece ser que no se detectó la futura e imperiosa necesidad de médicos de familia.
Jesús Javier Aguirre, Angel Larrañaga, Jon Imanol Azúa, Jose Manuel Freire, Iñaki Azkuna, Gabriel Inclán, Rafael Bengoa, Jon Darpón, Nekane Murga y Gotzone Sagardui. Son los nombres, en orden cronológico, de las y los consejeros de Sanidad y Salud que ha tenido el Gobierno vasco desde su restitución democrática. Diez personas, ocho del PNV y dos socialistas, Jose Manuel Freire y Rafael Bengoa, ambos respetadísimos expertos internacionales en salud pública.
Freire (1987-1991), recibió y gestionó la trasferencia del Insalud, creó la tarjeta sanitaria y articuló la cita previa, entre otras cosas. Bengoa (2009-2012), dirigió la transformación de la Sanidad hacia un modelo más sostenible y proactivo centrado en las necesidades de los pacientes crónicos.
Cito a estos dos sujetos porque está claro que si el tremendo desastre actual de Osakidetza no es responsabilidad de los actuales gestores, de Sagardui, tampoco va a ser de Murga, Darpón, Inclán o Azkuna, por ejemplo. Por lo tanto, solo quedan una opción: la culpa es de los consejeros socialistas.
El departamento de Salud está tan mal organizado que no ha sabido prever los remplazos de las jubilaciones médicas
Y de Pedro Sánchez. Las convocatorias MIR son competencia del ministerio de Sanidad. Y han estado mal organizadas. Lo dice nuestro departamento de Salud. Punto y pelota. Tan mal organizadas que no han sabido ver cuántos médicos se iban a jubilar y prever, al menos, sus reemplazos. Y se quedan tan anchos ¿Quién les va a llevar la contraria?
Ellos mismos. En septiembre de 2018, el consejero de Salud, Jon Darpón (2012-2019) anunciaba que Osakidetza dispondría en 2019 de 446 plazas de Formación Sanitaria Especializada de Posgrado, un 19% más que en 2018. Era, y así se vanagloriaba en rueda de prensa, el mayor aumento de plazas que se iba a llevar a cabo en el conjunto del Estado, lo cual, afirmaba, permitiría avanzar en el “recambio generacional de profesionales sanitarios”. Aquí tienen la información
Gotzone Sagardui ¿Cuál es el plan para reflotar la hundida Atención Primaria y la sanidad pública vasca?
¡Claro que el departamento de Salud sabía que había que hacer frente al recambio generacional en la Atención Primaria! Como lo sabían los profesionales y los sindicatos del sector. Y los usuarios ¡Claro que es su responsabilidad, del Gobierno vasco, no haber hecho ese reemplazo correctamente! ¿De quién va a ser?
Los clientes de Osakidetza llevamos los últimos años contemplando atónitos el baile de nuestros médicos de cabecera. Aparecen y desaparecen a una velocidad absurda. Igual que vemos como se dilatan las fechas para las consultas con los especialistas. No es nuevo. No puede haber pillado de improviso a nadie.
Desconozco las condiciones laborales reales de los médicos de familia de reemplazo. Esos que se contratan y que son como billetes de lotería premiados: para tapar agujeros. Pero no deben de ser muy apetecibles cuando reconocen que faltan 200. Supongamos que tengan una movilidad laboral extrema y continuada, contratos de lunes a viernes o nulo futuro profesional, a no ser que tengas el correspondiente perfil lingüístico… Algo así ayudaría a explicar la dificultad del Servicio vasco de Salud para reclutar talento y galenos.
Gotzone Sagardui ¿Cuál es el plan para reflotar la hundida Atención Primaria y la sanidad pública vasca?