Hasta el borde del precipicio se juega la convalidación del Real Decreto Ley de la reforma laboral. Como en las películas factoría Hollywood donde los dos gallitos de la pandilla se juegan su altanería al volante de un Mustang tuneado al todo o nada, acelerando hacia un salto al vacío en el que sale victorioso quien frena mas cerca del abismo. 

Y es que la otra opción supone, que tanto empecinamiento, le lleve al protagonista a frenar demasiado tarde y saltar barranco abajo, es decir, que el Gobierno no logre el respaldo de una mayoría parlamentaria en el Congreso o, al menos, no la mayoría esperada y por tanto flotar en el limbo de las consecuencias de dicha decisión hasta conocer el aterrizaje de la geometría variable. 

Tan importante como haber conseguido un consenso entre sindicatos y patronal es tejer las alianzas políticas necesarias para que el acuerdo sea ratificado. Lo que no es admisible es que el consenso por si mismo, con el concurso exclusivo de los agentes sociales, sustituya las mayorías parlamentarias. Lo que no puede ser es que el Gobierno se dirija a los socios de la mayoría de la investidura con el dedo acusador de la culpa por poner en tablero sus motivaciones y razonamientos políticos conocidos y expresados tanto en público como en privado que dificultan refrendar un acuerdo del que no dudo ha costado alcanzar, pero del que no ha existido participación de los socios  y sobre el que pende la amenaza de no tocar ni una coma. Órdago!

 

Tan importante como haber conseguido un consenso entre sindicatos y patronal es tejer las alianzas políticas necesarias para que el acuerdo sea ratificado

 

El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, es probablemente uno de los hombres mas cuestionado dentro de las diferentes facciones de la patronal que podríamos dividirla entre los pragmáticos y los hacedores de palanca política. Hasta ahora se han impuesto los primeros, grupo al que pertenece Garamendi con un concepto amplio del significado de empresa y no solo de empresario. Los segundos han cuestionado dicha postura. Mas allá de si son buenos o malos los acuerdos alcanzados con los sindicatos de la mano de la ministra de Unidas Podemos, Yolanda Díaz, si no por precisamente por con quiénes se alcanzaban las avenencias. Precisamente con los que hay que confrontar políticamente, sostienen desde esa parte y piensan que el presidente de la CEOE es un blandito. En conclusión, la exigencia de no cambiar ni una coma supone la constatación de un pulso interno en el que Garamendi se esfuerza por demostrar fortaleza y tener la gatera a mano para salir corriendo si interesa.

Así pues, el plato cocinado del acuerdo ha resultado ser lentejas y no son del gusto de los socios preferentes que pudieran otorgar la mayoría al Gobierno, recordemos, de coalición.

 

La exigencia de no cambiar ni una coma supone la constatación de un pulso interno en el que Garamendi se esfuerza por demostrar fortaleza y tener la gatera a mano para salir corriendo si interesa.

 

Algunos descubren ahora que la N y la V del PNV están ahí por algo y que en las negociaciones, en las conversaciones de pasillo y en las oficiales la prevalencia del marco vasco de la relaciones laborales es una línea roja para prestar su apoyo. Previo al tan aplaudido consenso con los agentes sociales esta cuestión era conocida y al mismo tiempo obviada. Ahora todo el mundo aparenta sorprenderse. La solución de tramitar como proyecto de ley, lo que permitiría la introducción de enmiendas, entre ellas la irrenunciable de la preeminencia de los convenios autonómicos sobre los estatales es cuestión de voluntad política y de que la patronal permita retoques en la receta porque el menú se sirve en el Congreso.

Parece oportuno recordar que fue la propia Vicelehendakari y Consejera de Trabajo y Empleo, Idoia Mendia, cuota socialista del Gobierno vasco, la que el pasado octubre también vio la necesidad de solicitar a Yolanda Diáz que le garantizase la prioridad de los convenios autonómicos sobre cualquier otro estatal o sectorial pidiendo que para ello incorporase el acuerdo interprofesional vasco de 2017. Luego alguna necesidad se vislumbraba para poner blanco sobre negro en este asunto. Mas tarde el PSE se alineó con la postura del partido en Madrid.

 

Díaz ha renunciado a hacer campaña electoral en Castilla y León para trabajarse el sí de estos grupos y evitar salir con una reforma laboral aprobada pero noqueada

 

Ciudadanos hambriento de protagonismo olió enseguida el guisado y apareció con 9 diputados dispuesto a dar su apoyo. El PSOE observó la jugada y explora la opción de seducir a otros grupos pequeños. EL PRC ya está sentado a la mesa, también Más País y Compromís. Uno a uno los comensales podrían sumar mas síes que noes. Podría ser una mayoría raquítica, pero suficiente para sacar el Decreto-Ley adelante y para frustrar la puesta de largo de largo de ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, que sacaría la reforma laboral con los liberales y el rechazo de las fuerzas de izquierda. Todo un gol por la escuadra para Unidas Podemos que no puede permitirse que ERC y EH Bildu no estén en el sí.

Díaz ha renunciado a hacer campaña electoral en Castilla y León para trabajarse el sí de estos grupos y evitar salir con una reforma laboral aprobada pero noqueada. Quedan horas para saber si lo conseguirá, pero pase lo que pase se tendrán que dar muchas explicaciones al día siguiente porque el trasfondo político de hacerlo con unos o con otros marcará lo que queda de legislatura.