Entre todas las imágenes del día de la votación de la reforma laboral, la de Yolanda Díaz sola, sin ninguna de las personas de su propio partido cerca, fue de las más sintomáticas. Desde el inicio de la jornada tuvo que hacer frente en soledad a uno de los días más trascendentes de su carrera política. Durante toda la mañana escuchó desde su escaño de vicepresidenta segunda las argumentaciones a favor y en contra de la reforma laboral, reproches que sonaban con fuerza contra una reforma que ha sido la piedra angular de su presencia como Ministra de Trabajo del Gobierno de coalición, y que ya empezaba a dar frutos según los últimos datos del paro publicados días antes de la votación. 

Aquel día, la soledad de Yolanda Díaz se alargó hasta el momento de la votación cuando Maritxel Batet confundía el computo de votos y durante 40 segundos dio por denegada la reforma laboral. Las manos entrelazadas y los abrazos llegaron después por parte de la bancada socialista, Pedro Sánchez y Nadia Calviño respiraban aliviados y abrazaban a la Ministra de Trabajo, mientras Irene Montero y Ione Belarra comentaban la jugada desde sus asientos azules del hemiciclo, tras haberse ausentado de la sesión durante toda la mañana.

 

Qué la líder mejor valorada se distancie de Unidas Podemos, no es una buena noticia para el partido morado

 

La soledad de Yolanda Díaz dentro de su partido ya se había hecho visible cuando en el mes de noviembre presentó la construcción de una plataforma propia para concurrir a las elecciones en la que estuvieron Ada Colau, Mónica García y Fátima Hamed, y donde dos de las grandes ausentes fueron Irene Montero y Ione Belarra, miembros del Gobierno de coalición y compañeras de partido.

Desde entonces son pocas las ocasiones donde se ha visto a Yolanda Díaz junto a sus compañeras de Gobierno. De hecho, será la líder política qué menos participe en la campaña electoral de Castilla y León que termina hoy. En contraposición a un Pablo Casado omnipresente y a un Pedro Sánchez que ha aparecido en campaña el fin de semana, Yolanda Díaz ha optado por marcar distancias y pasar desapercibida, incidiendo así en la idea de que su estrategia de liderazgo no está dentro de Unidas Podemos.

 

Aquel día, la soledad de Yolanda Díaz se alargó hasta el momento de la votación cuando Maritxel Batet confundía el computo de votos y durante 40 segundos dio por denegada la reforma laboral

 

Qué la líder mejor valorada (con una valoración de 4,82 puntos, por delante de los 4,34 que alcanza el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez) se distancie de Unidas Podemos, no es una buena noticia para el partido morado. Más pronto que tarde se convocarán las próximas elecciones generales, si hay alguien que va a tener fácil el ejercicio de rendición de cuentas ante el electorado, esa es Yolanda Díaz. Para entonces, los resultados de la reforma laboral, de la subida del salario mínimo, de la Ley Rider, de los ERTE… le arrojarán unos datos que la estructura de ningún partido debería dejar perder. Está por ver si para entonces, quién hasta ahora es el valor más seguro de la coalición morada, se deja acompañar o el camino en solitario que ha emprendido ya no tiene vuelta atrás.