Este fin de semana tendrá lugar el Congreso de Eusko Alkartasuna. Un día después, el lunes 21 de febrero y no por casualidad, concluye el plazo de 30 días para presentar alegaciones ante la Comisión de Garantías para cinco de sus militantes mas destacados que serán suspendidos por un periodo de cuatro años.  Ellas y ellos son los llamados críticos; Iratxe López de Aberasturi (Coordinadorea del partido en Álava), Mikel Goenaga (Coordinador de EA Gipuzkoa), Esther Korres (Coordinadora de EA Pamplona) Miren Aranoa (Coordinadora EA Navarra)  y Maiorga Ramírez (Presidente de EA Navarra). La actual Ejecutiva Nacional les expulsa acusándoles de vulnerar la estrategia de coalición, realizar declaraciones que dañan la imagen, la credibilidad, injurias, calumnias, perjuicio para el partido… Un rosario de razones para apartar a los líderes territoriales, excepto Bizkaia, a modo de trampantojo hacedor del milagro de caminar sobre las aguas de la, permitanme el neologismo, disoluparación.

Un detalle, no menor, es que si en ese mismo Congreso los sancionaturum salen elegidos como cargos, serán redimidos del castigo de la expulsión para lo que se encomiendan a una militancia firme,  aseguran, a la ponencia política de 2017 que como Don erre que erre enarbola las esencias sin disolvente en la coalición EH Bildu. Pero la txiribuelta con doble salto mortal y tirabuzón no termina aquí. El Congreso se va a celebrar de manera virtual y la sombra de pucherazo y por lo tanto de mas y mas enredo promete no acabar.

 

Ser el pez chico te convierte en un bocado demasiado delicioso en la ferocidad de las coaliciones. Ser fagocitado por la estrategia de la Izquierda Abertzale era cuestión de tiempo

 

Eusko Alkartasuna, en 2011, entró a formar parte de EH Bildu garantizándose un peso en la formación del 20%. Después de un recorrido irregular, de mas a menos, la desembocadura en la coalición se convirtió en la única manera de sobrevivir. Hace once años el proyecto socialdemócrata y abertzale no tenía la posibilidad de un desarrollo autónomo con representación  en las principales instituciones. Algo que le garantizaba la cuota dentro de Bildu. Pero ser el pez chico te convierte en un bocado demasiado delicioso en la ferocidad de las coaliciones. Ser fagocitado por la estrategia de la Izquierda Abertzale era cuestión de tiempo. Sortu ha capitalizado la política del conjunto de formaciones y además, se ha valido de ciertos valores propios de la trayectoria de EA, como todo lo concerniente a la dimensión ética que aporta  la formación fundada por Garaikoetxea, sobre todo, en asuntos de convivencia o la condena de la violencia terrorista de ETA. 

A lo largo de mas de esta última década, en la caja de resonancia de la militancia siempre ha estado la cuestión de fondo y no es otra que la de qué pintamos  exactamente aquí. Esta es la reflexión nuclear, la incógnita sin despejar que se hizo pública y evidente tras la dimisión sorpresa de su anterior secretario general en 2019, Pello Urizar.  La descomposición orgánica se precipitó a partir de ese momento. Se pusieron en el cadalso de los medios de comunicación y judicializaron las afrentas personales. Dos estrategias confrontadas que compiten por la dirección del partido.

 

Esto si Eusko Alkartasuna sobrevive como partido hasta entonces. El enfermo ,de momento, no evoluciona adecuadamente y si bien es cierto que aun no está en la UCI, hay quien ya se ha planteado qué pasaría con la herencia del moribundo

 

Ni en las expulsiones de militantes críticos, ni el Congreso de la discordia, ni en la Audiencia provincial de Álava, ni en un recurso al Tribunal Supremo encontrarán la respuesta a la pregunta sobre cuál es el papel de EA dentro de la coalición.

La pésima imagen que están trasladando las pugnas entre el sector oficialista y los críticos o “garaikotxeistas” no se queda en el harakiri mediático. Hay preocupación en EH Bildu. Constituye un problema de calado a toda la coalición. Entre otras cosas, porque  el año que viene, en mayo, hay convocatoria electoral. Llegan las elecciones forales y municipales en la que recordemos EA, aquí,  no cuenta con cuota de representación garantizada en los ayuntamientos y el problemón se trasladará en la confección de las listas unos meses antes. Recuerdan aquello de que quien se mueve no sale en la foto  ¿verdad?.

 

La pésima imagen que están trasladando las pugnas entre el sector oficialista y los críticos o “garaikotxeistas” no se queda en el harakiri mediático. Hay preocupación en EH Bildu

 

Esto si Eusko Alkartasuna sobrevive como partido hasta entonces. El enfermo ,de momento, no evoluciona adecuadamente y si bien es cierto que aun no está en la UCI, hay quien ya se ha planteado qué pasaría con la herencia del moribundo. Si se diera la disolución del partido o la integración total dentro de Bildu afloraría el asunto del patrimonio.  ¿A quién corresponde gestionarlo? ¿Acabará en manos de Bildu?

Eusko Alkartasuna nació en 1986 a fuego y hierro como escisión del PNV.  El Lehendakari, Carlos Garaikoetxea, alumbra el nuevo proyecto socialdemócrata y abertzale en base a su carisma y arrastre lo que supuso una fractura más allá de la política. Se rompieron amistades y familias. Una brecha subsanada, en parte, solo por el paso del tiempo. Ahora EA se precipita ante la posibilidad de su desaparición o desintegración si su afiliación no lo impide.