Pues mira por dónde, no eran los menas, ni los inmigrantes llegados de mala manera a través del estrecho o del Atlántico; mira por dónde, no era la gente como Serigne Mbaye Diouf, el diputado de la Asamblea de Madrid, a quien Vox ha convertido en la quintaesencia de los males que acechan a la patria, ni el mantero que te intenta vender un bolso de Gucci; mira por dónde, tanto dar la tabarra con Eurabia y el peligro musulmán que estaba anidando tan tranquilamente entre nosotros y tampoco era; mira por dónde, no era la política que quiere integrar de manera justa a los inmigrantes en nuestra sociedad la que, predicando un multiculturalismo insensato, nos llevaba de hoz y coz a poner en peligro a Europa.
Mira por dónde, el peligro estaba a la vuelta de la esquina, en Europa. Mira por dónde se trataba de cristianos, blanquitos, rubitos y con los ojos azulones, todo un portento de raza caucásica. Por más que me fijo en Vladímir Putin, en Serguei Lavrov o en Serguei Shoygu (bueno, en este menos, porque lleva un tiempo en off) yo no logro ver al musulmán, al negro, al subsahariano. Llámame tonto, pero me cuesta imaginarlos jugándose la vida para poder sobrevivir lejos de sus hogares. Pero es que tampoco logro ver así a los pobres desgraciados mutilados en una guerra decidida por sus amos a los que les cuelgan unas medallitas y les dan unas palmaditas en la espalda.
Son unos europeos blancos y cristianos quienes, de momento, han invadido otro país europeo, han atacado sin remilgos hospitales, centros comerciales o colas del pan
No, definitivamente quienes están poniendo en serio peligro a Europa no son aquellos contra los que la ultraderecha europea lleva años lanzando acusaciones de hacerlo. Son unos europeos blancos y cristianos quienes, de momento, han invadido otro país europeo, han atacado sin remilgos hospitales, centros comerciales o colas del pan; son europeos blancos y cristianos los que han establecido una dictadura en Rusia, liquidando lo poco que quedaba de libertades civiles y políticas; son europeos blancos y cristianos quienes nos amenazan con usar armamento nuclear o dejar que la estación internacional se estrelle contra la Tierra.
Repito todo el rato lo de europeos, blancos y cristianos porque creo que así la extrema derecha lo entiende mejor. A los artificieros de Vox les encanta tirar con la palabra civilización vinculándola a sus propios valores. Así Donal Trump era un defensor de la “civilización occidental” frente a las protestas antirracistas y aquí, como allí, hay que defenderse de quienes quieren acabar con dicha civilización. Por supuesto, sus enemigos hay que buscarlos entre inmigrantes, subsaharianos, musulmanes, homosexuales, feministas, izquierdistas y todo nacionalista que se salga de patrón-oro del españolismo. Esos son los enemigos de la civilización en el lenguaje de la extrema derecha y por eso les repito yo que mira por dónde quien está a punto de cargarse Europa no tiene nada que ver con esos enemigos de la civilización.
Sus enemigos hay que buscarlos entre inmigrantes, subsaharianos, musulmanes, homosexuales, feministas, izquierdistas y todo nacionalista que se salga de patrón-oro del españolismo
Bueno, me corrijo, sí tiene que ver. Rusia no es lugar para inmigrantes, no solo ahora sino que no lo era antes de invadir Ucrania. Los pocos que había de ahí llegaban precisamente y de otras ex repúblicas soviéticas. Por ello a Putin no le ha hecho falta un discurso contra los inmigrantes, pero sí comparte con la extrema derecha europea la fijación con otros enemigos de la civilización: feministas, ecologistas, personas LGTBI y, por supuesto, opositores políticos. ¿Recuerdan a Ortega Smith espetándole a Aitor Esteban que cuando ellos gobiernen ilegalizarán el PNV? Pues Putin es aún más chulo, y no solo ilegaliza sino que liquida a la oposición. Cuestión de grado.
De modo que mira tú por dónde, a Vladímir Putin y a la extrema derecha les va una misma idea de civilización que consiste fundamentalmente en identificarla con su propio código de valores a los que debe acomodarse una sociedad: las manzanas no se mezclan con las peras, el cambio climático no existe, la violencia contra las mujeres menos aún, la nación es obligatoriamente la que ellos dicen. También les une el convencimiento de que una mentira deliberada es mejor argumento que una verdad razonada: Ucrania está llena de nazis exactamente igual que España de menas criminales y ganando un dineral por no hacer nada.
¿Recuerdan a Ortega Smith espetándole a Aitor Esteban que cuando ellos gobiernen ilegalizarán el PNV? Pues Putin es aún más chulo, y no solo ilegaliza sino que liquida a la oposición
No es solamente que Santiago Abascal comparta con Putin deseos de ir al fin del mundo para matar a los enemigos de su civilización, es que eso que él llama civilización es lo mismo que Putin y sus mariachis dicen que defienden como tal: un mundo sin homosexuales, feministas, ecologistas o cualquier forma de disidencia política. Por eso también Donald Trump se pasaba el chicle con el autócrata ruso y por eso, justamente por eso, Santiago Abascal admira tanto a Donald Trump. Mira tú por dónde.