Anda estos días dando vueltas por las redes un vídeo que reproduce parte de un programa emitido por la televisión pública vasca con la intención de que su audiencia aprenda historia cerrando los libros y atendiendo a ese programa. ¿Se les arquean las cejas? Pues échenle una ojeada al capítulo en el que se explica la industrialización en la margen izquierda del Nervión y se les van a poner en la nuca. Desde las páginas de El Correo Ricardo Arana ya ha colocado en su sitio, nada honorable por cierto, al bodrio emitido por la ETB en el que se pide cerrar libros de Historia para aceptar la historia gestionada a su bola por el programa y que incluye delicatessen como un Barakaldo euskaldún disuelto a medias por la industrialización, que exigía el perfil C1 de español para currar en sus nuevas fábricas, y la maketada que llegó imponiendo su “erdera”, su lengua distinta de la del paraíso baracaldés. Los pobres euskos de la margen izquierda tuvieron que emigrar a tierras lejanas mucho más amables con su lengua original, como América Latina, donde la desarrollaron hasta el alto nivel hoy de todos conocido.
Una bazofia, sí. Producida con dinero público y emitida por un medio público, sí. Que no tiene nada que ver con la historia de la industrialización en la margen izquierda del Nervión, sí. Pero todos estos síes nos devuelven a la misma casilla de salida, en el caso de que se trate de entender por qué la televisión pública promueve esta chapuza. Como todo programa de televisión, por malo que sea, tiene su previo con la redacción de textos, con los ensayos y con la revisión final tras el montaje. O sea, que sabían perfectamente lo que estaban elaborando, por lo que es, a mi modo de ver, bastante inútil insistir en su nulo valor como programa de divulgación histórica. Desde quien escribió el guión hasta la dirección de ETB se mondarán de la risa mientras preguntan quién había dicho que se trataba de Historia.
Los pobres euskos de la margen izquierda tuvieron que emigrar a tierras lejanas mucho más amables con su lengua original, como América Latina, donde la desarrollaron hasta el alto nivel hoy de todos conocido
Pongámonos en contexto —algo muy propio, esto sí, del método historiográfico— para entender mejor de qué se trata si no es de Historia. Una perla para situarnos: "A diferencia del modo en que otras naciones se implantaron en América, la presencia española en América buscó la integración de aquellas sociedades dentro de las instituciones hispanas… Durante siglos, la presencia hispana no supuso una amenaza para los nativos". Esta es de Vox y la van repitiendo una y otra vez, a pesar de que alguien les habrá dicho que no tiene un gramo más de solidez historiográfica que la boutade de ETB. Más contexto si se precisa puede encontrarse al este de Ucrania, en el uso del pasado que hace el Kremlin para justificar pasar por encima de su vecino como una apisonadora.
Cuando la dirección de ETB permite emitir ese desaguisado o cuando a Vox se le llena la boca de hispanidad benefactora son plenamente conscientes de que su discurso no tiene nada que ver con la Historia, sino con la política
Nacionalismos y populismos muestran una actitud paradójica, en efecto, ante la Historia. Por un lado, se presentan como si el pasado fuera uno de sus tierras de promisión, siendo su misión su restablecimiento y custodia. Por otro lado, sin embargo, no hay discursos menos historiográficos que los que se sostienen desde esas mismas posiciones. Es cierto que toda ideología tiende a justificarse en términos históricos y redentores (la letra de la Internacional es eso), pero populistas y nacionalistas de manera muy específica convierten al pasado en argumento central de su política presente.
La paradoja se resuelve muy simplemente: cuando la dirección de ETB permite emitir ese desaguisado o cuando a Vox se le llena la boca de hispanidad benefactora son plenamente conscientes de que su discurso no tiene nada que ver con la Historia sino con la política. Pocas cosas más efectivas para un discurso populista y/o nacionalista que tener la historia de su lado, pero para eso no es que no haga falta la Historia, sino que estorba.
El nacionalismo vasco desde temprano le cogió gusto a la industria, pero la industrialización nunca le ha hecho mucha gracia, y cuanto más radical el nacionalismo, menos
Es comprensible que a Putin y sus secuaces, que son millones, no les cree problema moral alguno liquidar todos los ucranianos que haga falta porque ni Ucrania es una nación, ni su Estado otra cosa que un nido de nazis. Eso lo dice la historia, la que el propio Putin escribió y publicó no hace mucho. A Vox no le gustan quienes se salen de su canon españolista y por eso hay que celebrar que la gran nación que es España integrara a los
"nativos" en dicha horma. El nacionalismo vasco desde temprano le cogió gusto a la industria, pero la industrialización nunca le ha hecho mucha gracia, y cuanto más radical el nacionalismo, menos. La industria está bien porque de algo hay que vivir, pero la industrialización huele mucho a inmigrante, trabajador, rojería españolista. Por ello hay que transmitir (una vez más) lo mucho que sufrió la esencia vasca con dicho proceso… que no hay que desligar del que se está produciendo actualmente con una inmigración a la que primero se guetiza (que no contamine las zonas donde se ha obrado el milagro de la reeuskaldunización, pide la izquierda abertzale) y luego se culpa del fracaso atronador de la política lingüística. Reesukaldunizar, quizá esta terrible palabra encierra la explicación de esa paradoja de nacionalismos populistas que se visten con el pasado para imponerte su presente. Suena tan horrible como reespañolizar o rerusificar. Definitivamente no, no era la Historia.