Hay que decirlo alto y claro. Eneko Andueza no es Idoia Mendia y desde la llegada del primero a la Secretaría General del PSE-EE, el pasado mes de octubre, tiene una obsesión: diferenciarse de su antecesora. Intentar ejercer un liderazgo que consiga recuperar los votos que se fueron a la abstención y, sobre todo, a su mas directo competidor Elkarrekin Podemos. La marca morada en Euskadi que desde su irrupción cual huracán en las generales del 20 de diciembre en 2015, ha ido perdiendo intensidad de tal manera que sobre ellos pende la amenaza de llegar a la siguiente cita electoral cual fino sirimiri.
El pacto de gobierno con el PNV fue la primera china que se le metió en el zapato a Andueza. Los Supertronics y la posibilidad de un acuerdo a tres volvían a los papeles
Aunque lo que más le atemoriza es la imagen de muleta, socio minoritario, del eterno secundario en la película de la política vasca. Andueza, desde el primer momento, ha pensado que estamos en campaña electoral y que la papeleta hay que ir calentándola desde el mismo momento que fue investido como secretario de los socialistas vascos. Hereda el pacto de gobierno con el PNV, que sigue mostrando músculo cita tras cita con las urnas. De igual modo, se mantienen los acuerdos en diputaciones y ayuntamientos. Y ésta es la primera china que se le metió en el zapato a Andueza cuando le pusieron un micrófono delante. Acusó públicamente a los jeltzales de desleales, lo que acarreó foco, titulares y los colmillos salivantes de Bildu y Elkarrekin Podemos. Los Supertronics y la posibilidad de un acuerdo a tres volvían a los papeles. Más tarde, le pareció que había que hacer causa con el tema del euskera a cuenta de una tergiversación de las palabras de Joseba Egibar, presidente del GBB, quien afirmó en un acto: "euskera da euskaldun egiten gaituena" (el euskera nos hace euskaldunes). Andueza hizo, así, causa común con el Partido Popular del País Vasco, muy desairado también en su reinterpretación de lo dicho por Egibar y la polémica estéril sobre quién era vasco.
Y como no hay dos sin tres, llegó Gernika. El presidente ucraniano. V. Zelesky en su intervención en el Congreso de los Diputados y con su alusión al bombardeo sobre la población civil en la localidad hace 85 años puso en primera línea un tema aparcado. Al menos para la política estatal, pero que es un debe para los supervivientes de aquel bombardeo y para la memoria colectiva de lo que nunca debió pasar y que mas allá de las instituciones vascas no ha existido un acto de desagravio por parte de ningún Gobierno español hasta este año. Pero tampoco. El secretario de los socialistas vascos afirma que no hay necesidad de peticiones de perdón, considera suficiente y superado el momento con el acuerdo alcanzado en el Senado, puesto que el actual Gobierno fue también víctima, y que sería el PNV quien debería revisar entre sus apellidos que en aquel momento formaban parte del régimen.
El largo historial de declaraciones controvertidas de Andueza para con los jeltzales, en tan breve periodo de su liderazgo, han topado con la placa de las aguas del PNV
En agosto de 1983 fueron las grandes inundaciones de Bilbao. Una catástrofe de la que no hay rastro en la renovada capital vizcaína, si no fuera porque en la calle del Perro, en pleno corazón de su Casco Viejo, se puede encontrar una placa que reza: "Nivel alcanzado por la aguas". El largo historial de declaraciones controvertidas para con los jeltzales, en tan breve periodo de su liderazgo, han topado con la placa de las aguas del PNV. Aitor Esteban, portavoz en el Congreso, socio prioritario para el Gobierno de Madrid, ha dado el primer aviso calificando de tonterías las declaraciones de Andueza y de que cabe la posibilidad de que aquí todos se puede cansar de todo el mundo.
Una llamada al orden para quien se ha comportado como el niño en el bautizo o la novia en la boda tras la sucesión de Mendia. No parece que haya intención de romper las coaliciones. De hecho, desde el Gobierno vasco defienden la voluntad de los consejeros y las consejeras a seguir trabajando y mantener las buenas relaciones. Ahora bien, la política del amago ni es pertinente, ni es útil, ni le sitúa en el pretendido liderazgo al que aspira el señor Andueza. Aquí se trata de saber qué es lo que quiere, si lo puede conseguir o si necesita aliados a la hora de elegir socio decantarse por con quién compartir proyecto para este país (desde visiones distintas, pactando los desacuerdos, pero
también desde el peso que cada fuerza representa). Y, de momento, en la actual o en la amagante a tres, el PSE no iría como primera fuerza en ninguna de ellas. No tenemos una bola de cristal para saber qué ocurrirá en el futuro, pero si la música electoral empieza a sonar... no solo el PSE-EE puede cambiar de pareja de baile.