El pasado mes de mayo, en el marco de un congreso sobre residuos celebrado en Girona, la Comisión Europea volvía a dar el enésimo toque a España sobre la falta de efectividad en la gestión de sus residuos y le advertía de la necesidad de mejorar sus tasas de reciclaje. La tasa estatal de reciclaje en 2019 era de un 38% muy alejada de los objetivos marcados para 2020 y 2025 y entre las comunidades que estaban más cerca de lograr estos objetivos se situaban La Rioja, Navarra, Cataluña y Valencia. Desgraciadamente, Euskadi no aparecía en estos primeros puestos y es que, reconozcámoslo, hemos perdido ese liderazgo inicial que tuvimos en la gestión de residuos, compartido con nuestros vecinos navarros.
Con los residuos solemos tener la tendencia a "meter el problema debajo de la alfombra", a olvidarnos de que generamos muchos y de que no siempre los tratamos adecuadamente. Es evidente que esta táctica no es la más inteligente, llevamos muchos años acumulando malas decisiones debajo de esta "alfombra de los residuos" y ha llegado ya el momento de hacer limpieza general en nuestras ciudades. Esta limpieza no incumbe sólo a las instituciones, todos tenemos que reciclar nuestros hábitos: ciudadanía y empresas también. Los datos de recogida selectiva de los tres territorios de la CAPV así lo atestiguan. Aunque con claras diferencias entre ellos, todos tienen un amplio margen de mejora. Sin duda alguna, el más avezado en este campo es Gipuzkoa que, según los últimos datos hechos públicos, en 2021 superó por primera vez el 60% en la tasa de recogida selectiva y el 55% en la de reciclaje, casi 20 puntos superior a la media española. Mientras, los últimos datos de su Observatorio de los Residuos, sitúan a Álava a la cola de Euskadi con sólo un 35% de recogida selectiva. No vamos a entrar en cómo se calculan esas tasas porque seguramente habría muchas discrepancias entre lo que unos y otros consideran reciclaje pero, en cualquier caso, lo que es evidente es que hay que impulsar una gestión más sostenible de los residuos en Euskadi ya.
Seguimos generando muchos más residuos de los que somos capaces de asumir y, sobre todo, de los que el planeta necesita. Euskadi es un territorio pequeño y la mayoría de sus vertederos están a punto de colmatarse
Esta mejora pasa en primer lugar por la primera R de reducción. Seguimos generando muchos más residuos de los que somos capaces de asumir y, sobre todo, de los que el planeta necesita. Euskadi es un territorio pequeño y la mayoría de sus vertederos están a punto de colmatarse. La incineración ha sido la solución elegida por algunas instituciones, pero aún hoy en día se está planteando la construcción de un nuevo lugar de depósito en Lezama, que tendría el doble de capacidad que el de Zaldibar. Evidentemente, como todos lo relacionado con lo residuos, este proyecto genera cierto rechazo en el entorno. Nadie queremos tener un basurero cerca pero no podemos olvidar que todos generamos residuos, muchos residuos.
El impulso de la innovación y la creación de iniciativas empresariales, en este sentido, es una de las mejores armas que tenemos para conseguir esta primera R. Por este motivo, es de aplaudir nuevos proyectos empresariales como el gipuzcoano, ScrapAd, un marketplace global para la compra de material reciclable, una especie de Amazon del reciclaje que pretende ayudar a seguir dando vida útil a miles de productos para retrasar su eliminación. Otra señal de que vamos por el buen camino es la proliferación, también en nuestras ciudades, de las tiendas de ropa y otros productos de segunda mano, incluso muchos servicios municipales como el de Vitoria-Gasteiz crean sus propios espacios para volver a introducir estos supuestos residuos en el mercado. De esto va la economía circular de la que tanto oímos hablar. De esto y de combatir cuestiones como la obsolescencia programada, haciendo un diseño sostenible
de todos los productos. Creo que este mensaje cada vez cala más entre los futuros emprendedores y esto se refleja en sus nuevas propuestas, donde el factor de la sostenibilidad ya forma parte del núcleo esencial de su negocio. Un claro ejemplo son las últimas ideas presentadas en el concurso de Álava Emprende.
Se habla mucho de las ciudades neutras en carbono, también debería hablarse de las ciudades neutras en residuos
La otra gran arma con la que contamos para impulsar tanto la reducción como reutilización y el reciclaje, es la sensibilización ciudadana. Todavía no estamos lo suficientemente concienciados sobre nuestro papel fundamental en la gestión de los residuos, es fundamental un cambio de chip, no podemos seguir viviendo de espaldas a las consecuencias que provocan nuestros hábitos de consumo. Evidentemente esto pasa por la reducción de los residuos que generamos pero sería un buen comienzo separar adecuadamente los que producimos. Llevamos décadas con la recogida selectiva y aún no sabemos hacerla bien. Hace falta muchas más campañas de concienciación, más inversión por parte de las instituciones públicas porque los datos que he reflejado lo dejan muy claro: los vascos tenemos un margen de mejora en este campo bastante amplio. Para lograrlo, también se necesita informar mucho más sobre como avanzan o retroceden esas tasas de reciclaje, premiar los esfuerzos o castigar los incumplimientos y esto pasa por sistemas que permitan hacerlo, el puerta a puerta o los contenedores de apertura con tarjetas individuales. El principio del que contamina paga debe ser igual para todos.
Los Ayuntamientos y el resto de las instituciones vascas tienen que ser valientes y afrontar este reto de una manera decidida, no podemos seguir "metiendo este problema debajo de nuestras alfombras", y no sólo porque nos lo reclamen desde Europa, sino por eficiencia y rentabilidad. Todos debemos aplicarnos en conseguir una Euskadi sin vertederos porque hayamos conseguido que no sean necesarios. Se habla mucho de las ciudades neutras en carbono, también debería hablarse de las ciudades neutras en residuos.