La última ocurrencia cuando estas líneas se escriben ha sido la de subvencionar el bonobús municipal de modo que no supere los diez euros. Cuando lo leí pensé que se trataba del típico encabezamiento con el que los malandros de la prensa suelen retortijar lo dicho por el declarante, pero qué va, la declarante habitual de Podemos, Ione Belarra, lo decía tal cual. Como lea esto Almeida, pensé, le da la medalla que tenía preparada para los mangantes de las mascarillas. De esas hay más, como dedicar los euros que cuesta la cumbre de la OTAN a “educación y sanidad”, o jalear “que se besen” a Putin y Zelensky para poner fin a la invasión rusa de Ucrania.

En un gobierno de coalición el último año de legislatura se debe prever de distanciamiento entre los socios, con el fin de distinguirse de cara a la siguiente ronda electoral. Sería por ello lo esperable que Podemos empezara ya a utilizar la tiza para dibujar su contorno. Lo que no se entiende muy bien es que lo haga derivando hacia una infantilización de la política que, por muy de izquierdas que uno sea, ruboriza.

Es cierto que cuando la línea política de un partido tiende a la política niña es cuando mejor se ve el contorno que normalmente la política prudente matiza. En los partidos extremistas esto permanente porque siempre exhiben sin pudor esa parte infantil. Es el caso de Vox: ¿alguien es capaz de señalar una sola propuesta suya sensata y que haya concitado, no digo ya consenso, sino tan siquiera debate? Todo es expulsar, prohibir, ilegalizar, obligar, reducir; no hay sentido de la medida; todo es gritar (que se lo digan a la presidenta del Congreso, que corre riesgo de quedarse sorda con Macarena Olona al micrófono); el gesto, puro gesto. A mí me recuerda mucho a mis hijos cuando eran niños. Por eso el contorno de Vox se ve nítido permanentemente, aunque dentro del contorno no haya más que un enorme hueco, como ahora se ve en cada intervención del vicepresidente que ha elegido el PP en Castilla y León.

Tanto ha infantilizado Podemos su discurso que ha conseguido convertir un gobierno de colación entre dos partidos en otro entre tres

El problema es que hace casi tres años que Podemos accedió a la condición de partido co-gobernante. Eso le coloca en una posición completamente diferente de la que Vox puede permitirse día sí y día también y requiere dos ideas claras. Primera: no has ganado las elecciones y estás ahí de segundo de a bordo. Segunda: el Estado importa y al acceder a gobierno debes creerte la importancia de las instituciones. Si esos dos principios no están claros, no es que le quites el sueño al presidente de ese gobierno, es que no te haces creíble como partido no ya de gobierno sino, lo que es peor, en el gobierno.

Tanto ha infantilizado Podemos su discurso que ha conseguido convertir un gobierno de colación entre dos partidos en otro entre tres. Quién nos lo iba a decir que la parte de Unidas Podemos que venía del Partido Comunista e Izquierda Unida iba a ser la más sensata, la que más claramente ha asumido la responsabilidad con la coalición en la que no son mayoría, la que mejor ha entendido qué significa el Estado y las instituciones de las que el Gobierno es la parte principal. En suma, Yolanda Díaz y Alberto Garzón son los ministros del lote de Unidas Podemos que más respeto muestran por el gobierno al que pertenecen y, consecuentemente, por sus propios ministerios. No hay más que ver lo que Yolanda Díaz lleva hecho en el suyo y compararlo con el de Irene Montero.

Esa es, sin duda, la razón principal de la infantilización del discurso que Podemos exhibe desde el gobierno. No está marcando su contorno solamente respecto del PSOE sino, sobre todo, respecto de Yolanda Díaz. Sabido es que ni a Belarra ni a Montero les hace gracia alguna eso de “Sumar” si no son ellas, y Pablo, el líder que no cesa, quienes decidan qué y quiénes suman. Parece que la ministra de Trabajo ha tenido suficiente con las sesiones del Consejo de Ministros para saber con quién y qué quiere sumar.

Una de las pocas posibilidades que tiene el PSOE de repetir en el gobierno pasa por el arranque y consolidación de la Suma de Yolanda Díaz

Veremos en el año que queda de legislatura más de lo mismo. Las ministras de Podemos harán política mirando qué cara se le queda a Yolanda Díaz y, por supuesto, importándoles bien poco la imagen que se ofrezca del propio gobierno. A Feijoo se le pone cara de Fernando VII.

Una de las pocas posibilidades que tiene el PSOE de repetir en el gobierno pasa por el arranque y consolidación de la Suma de Yolanda Díaz. La novedad es que no hará falta que la prensa de extrema derecha se dedique a sacar esto y aquello porque ya lo van a hacer desde Podemos. Es de suponer que con ello cuentan los socialistas y con que tienen que aguantar las niñerías de los morados al menos hasta que esa otra izquierda asome. Complicado.