En estos tiempos de cambios continuos son muchas las asignaturas pendientes para lograr una Euskadi más sostenible pero, sin duda, una de las más que más urge activar es la transición energética. La nueva situación geopolítica mundial ha dejado aún más patente la enorme debilidad del mix energético vasco, en la actualidad más del 78% sigue dependiendo de energías fósiles, con un peso del petróleo y derivados que supera el 44%. Importamos la gran mayoría de la energía que consumimos y, además, importamos sobre todo combustibles fósiles, mientras el peso de la energías renovables producidas en Euskadi apenas llega al 10%. En los últimos 17 años no se ha construido ningún parque eólico en la comunidad autónoma, mientras que en otros territorios hemos visto como se multiplicaba la inversión en estas nuevas instalaciones de energía producida por el viento.
Es evidente que la fuerte contestación política y de algún sector de la ciudadanía ha tenido mucho que ver con este parón eólico en Euskadi pero también ha influido una mala gestión de las instituciones que no han sabido proponer planes adecuados y, sobre todo, no han sido capaces de llegar a acuerdos importantes con los diferentes colectivos. Dicho esto, no voy a dedicar ni una palabra más a hablar del pasado para centrarme en lo que verdaderamente importa, acelerar la transición energética en Euskadi para producir más energías renovables que permitan ir disminuyendo la enorme huella ecológica que generamos con nuestro actual mix energético.
Podemos y debemos llegar a acuerdos de país para un plan de implantación de renovables ambicioso
No podemos esconder más el problema y tenemos que ser coherentes. Sabemos que vivimos en un territorio muy pequeño y muy urbanizado, que además cuenta con un importante número de espacios protegidos, que hay que seguir protegiendo. Sin embargo, esto no puede ser excusa para no desarrollar proyectos de energías renovables en toda la comunidad, desde plantas fotovoltaicas a parques eólicos o aprovechamientos de la biomasa. Podemos y debemos llegar a acuerdos de país para un plan de implantación de renovables ambicioso, sobre todo porque tenemos unos sectores industrial y de transporte que consumen gran cantidad de energía y que ahora mismo están sometidos al fortísimo incremento de precios por la situación actual del mercado y por no haber hecho los deberes en la producción de energías renovables, para no depender tanto de otros países y de energías fósiles que siguen destrozando nuestro planeta con sus emisiones.
Esta situación es aún más llamativa en Euskadi porque algunas de sus empresas son líderes mundiales en este campo, como Iberdrola o Gamesa. En cualquier caso, parece que por fin va a acabarse con esta sequía de renovables que dura casi 2 décadas. En Álava, funciona ya el parque de energía solar más grande del País Vasco, Ekain, ocupando 55 hectáreas en el polígono industrial de Arasur. Por otro lado, se están planteando diferentes proyectos de parques eólicos que pueden incrementar la potencia generada por este tipo de energía en más de 300 MW hasta 2024. El objetivo del Gobierno vasco para 2030 es alcanzar los 738 MW de potencia. Son tres la principales empresas implicadas en este desarrollo: Iberdrola, Capital Energy y Fisterra Energy pero también son muchas las pymes y start ups vascas que están creciendo en torno a estos proyectos, proporcionando servicios avanzados, como las predicciones climatológicas que desarrolla Meteo for Energy u otras soluciones basadas en el Big Data. Por lo tanto, la transición hacia una energía más sostenible es también una oportunidad económica.
El objetivo del Gobierno vasco para 2030 es alcanzar los 738 MW de potencia. Son tres la principales empresas implicadas en este desarrollo: Iberdrola, Capital Energy y Fisterra Energy pero también son muchas las pymes y start ups vascas que están creciendo en torno a estos proyectos
Ha llegado el momento de afrontar esta transición energética de manera decidida y, para lograrla con eficacia, es necesario tener en cuenta también otro aspecto fundamental: el aumento del ahorro y de la eficiencia energética en los diferentes sectores. La mejor energía es la que no se consume y en este campo, francamente, tenemos un amplio margen de mejora, a pesar de que hay datos positivos al respecto. Según el EVE (Ente Vasco de la Energía) desde 1982, fecha de su creación, hemos logrado ahorrar un 52% de energía gracias a la medidas de eficiencia y ahorro energético implementadas en estos años. Viendo los sectores que consumen más energía en nuestra comunidad: transporte, industria y residencial, es evidente donde tenemos que actuar y cuales pueden ser los proyectos prioritarios.
Respecto al sector del transporte, es urgente la entrada en funcionamiento del tren de alta velocidad para reducir los desplazamientos en vehículo privado entre las 3 capitales vascas y fomentar una movilidad más sostenible. También lo es la progresiva sustitución del uso de combustibles fósiles en el sector. Un reto en el que Euskadi puede jugar un importante papel con firmas como Mercedes Benz, una de las implicadas en una de las excelentes noticias de la semana pasada: la puesta en funcionamiento de Basquevolt, la fábrica vasca de celdas para la baterías de los automóviles eléctricos que impulsa CIC energiGUNE en Vitoria-Gasteiz.
Ha llegado el momento de afrontar esta transición energética de manera decidida y, para lograrla con eficacia, es necesario tener en cuenta también otro aspecto fundamental: el aumento del ahorro y de la eficiencia energética en los diferentes sectores
La industria debe también mejorar sus procesos para reducir su consumo eléctrico y ser más eficientes. Un ejemplo en el que el sector de la construcción es un alumno aventajado. La rehabilitación energética del obsoleto parque de viviendas vasco se ha convertido en un refuerzo muy importante para lograr una mayor reducción de emisiones y un menor consumo energético. Ya están en marcha varios planes en nuestros municipios y en los próximos meses empezarán otros importantes proyectos de la mano de los fondos europeos Next Generation.
La transición energética vasca ya no puede esperar más, un país que busque un desarrollo sostenible y que quiera posicionarse en la nueva economía no puede seguir con sólo un 10% de energía renovable producida.