Francesc Rubiralta ha logrado salvar una de las siderurgias de mayor peso en España. El grupo Celsa ha logrado finalmente asegurar la operación de rescate de la Sepi, por valor de 550 millones de euros, tras una negociación agónica con la parte acreedora, sobre todo fondos de inversión. El presidente de la compañía, fuertemente endeudada, ha visto peligrar el control de la misma por parte de la familia Rubiralta en las últimas semanas ante el empuje de los fondos, pero la aprobación del rescate es un espaldarazo que permite a los industriales catalanes sujetar con fuerza el timón y garantizar un saneamiento limpio de la deuda.
Siempre en la cuerda floja, las plantillas de Nervacero, en Bizkaia, y de Celsa Atlantic, lo que queda del que fuera un emblema industrial en Álava Laminaciones Arregui, ven los próximos años con algo más de optimismo al asegurarse la matriz el rescate más voluminoso de los adjudicados por el Gobierno de Pedro Sánchez a empresas lastradas por la pandemia.