Trenes gratuitos todo el 2023, consolidación del bono de alquiler, incremento de las pensiones, subida a los funcionarios, cheque a las madres… No, no es la carta al Olentzero, son algunas de las cosas que recoge el proyecto presupuestario del PSOE y Unidas Podemos.
Sobre el papel es difícil no enamorarse de unas cuentas que contemplan medidas tan fantásticas para muchos ciudadanos, y si a estas se pudieran añadir más subvenciones, más servicios gratuitos, más incentivos de cualquier tenor, pues mucho mejor y más gente contenta.
No hay duda, el papel lo aguanta todo, pero luego hay que ponerse a ello, e intentar cuadrar las cuentas, esa operación tan sencilla y tan compleja que nuestras madres llevan haciendo de forma magistral toda la vida, y cuyo secreto conocemos todos: no gastar más de lo que ingresamos, porque endeudarse es una fórmula que antes o después pasa factura, a veces impagable.
El Gobierno exhibió músculo y sonrisa para presentar las cuentas. Había motivo, porque lo más importante de esa medida interpretación es que hubo acuerdo entre los socios del Ejecutivo, y eso como bien sabemos, no es tarea sencilla. Bien pues dice el
Gobierno de Madrid que ponen este maravilloso plan encima de la mesa, porque están convencidos de que los gastos van a estar respaldados por los ingresos, que fían lógicamente a la recaudación fiscal.
Además le han puesto números. El Ejecutivo espera un crecimiento del 4,4% para este ejercicio y un 2,1% para el 23. Primer jarro de agua fría servido en caliente desde el Banco de España sin que hubieran pasado ni 24 horas desde la presentación presupuestaria.
Según el Banco de España en 2023 el crecimiento será del 1,4% y no del 2,1% como augura el Gobierno de Sánchez. El banco central nacional lo argumenta asegurando que todavía para el año que viene tendremos una inflación alta, un 5,6% y que la recuperación en principio no llegaría hasta el 2024, y eso si no nos pilla por el camino algún otro imprevisto, que nos encuentre con el pie cambiado.
En resumen, que si crecemos menos tendremos menos recursos y eso mermara las cuentas públicas y podremos hacer menos cosas. En todo caso, antes de llegar a poder gestionar las partidas y una vez salvado el escollo de que el Gobierno de colación respalde las mismas cuentas, cosa que no ha sido sencilla y que todavía generará discrepancias, por temas como por ejemplo la partida destinada a defensa, antes de que disfrutemos de las bondades de ese presupuesto que como siempre es “histórico”, todavía hay mucha tela que cortar.
Sabido es que el Gobierno necesita más apoyos para sacar esto adelante y que esos apoyos se venden caros. Ahora empiezan las negociaciones con los distintos grupos que para sumarse alproyecto y con toda lógica, van a buscar la mayor rentabilidad política antes de dar su brazo a torcer.
Así que el baile presupuestario no ha hecho más que empezar y a esto le quedan unos cuantos compases, pero eso seguro, habrá presupuestos y se parecerán bastante a los que se han anunciado. Veremos luego cuantos recursos tenemos y lo que es más importante, si realmente los empleamos en las cuestiones prioritarias, que están lejos de ser coyunturales y de mero parcheo para dejar contentos al mayor número posible de ciudadanos, que luego a lo mejor hasta votan.
Debemos pedir más respuestas de alcance y estructurales y sobre todo, exigir no solo que nos presenten las cuentas en algo que no deja de ser una declaración de intenciones, sino que nos rindan cuentas de lo que finalmente se ha hecho, de lo que se ha ejecutado. De eso exigimos más bien poco, a pesar de los muchos portales de transparencia que parece que tenemos. No lo olvidemos, un presupuesto no deja de ser una declaración de intenciones, la realidad es otra cosa.