Si una parte importante de la conversación pública se da en Twitter, la agenda política vasca se dirime y se acuerda en Madrid. El Parlamento Vasco, el lugar donde se negocian y se aprueban los presupuestos, las leyes y las políticas que se impulsan en Euskadi, se está viendo relegado a un lugar de segunda. Cuando la competencia electoral vasca se da en Madrid, la agenda política vasca se vacía de contenido. En Euskadi la política de proximidad se juega a 365 km de distancia.
El Parlamento Vasco se está viendo relegado a un lugar de segunda
Esta situación que se viene fraguando desde hace tiempo, no es de ahora. La irrupción de Elkarrekin Podemos supuso un terremoto para el tablero político vasco que a la larga ha producido más cambios de los que parece. Elkarrekin Podemos activó un sujeto político nuevo en Euskadi, ni abertzale ni socialista, votante de izquierdas con preocupaciones materialistas, y que no encontraba en el PSE-EE las respuestas que necesitaba. Ese sujeto político, que en forma de partido fue la fuerza política más votada en las elecciones generales de 2016, reclamaba una agenda política que diese respuesta a la crisis de representación y a las grandes desigualdades que se produjeron con la crisis del 2008.
En aquel entonces, en una Euskadi todavía en fase de hibernación tras los años de plomo que supuso ETA, una generación que despertaba a la política vio sus preocupaciones recogidas en el programa de la fuerza morada. Su entrada en el Parlamento Vasco coincidió con toda una agenda que impulsar y con un gobierno en minoría del Partido Nacionalista Vasco que exigía acuerdos: la reforma de la RGI, la actualización de la Ley de Igualdad, la política educativa, la situación de la sanidad (recuerden el caso de las OPES). La Cámara Vasca mantenía el pulso político y los presupuestos se aprobaban con el apoyo del partido liderado por Lander Martínez y Rosa Martínez.
Elkarrekin Podemos saldó su apoyo a los presupuestos de 2019 con una crisis interna que le valió la fractura del partido y una nueva ejecutiva. Con el partido fracturado y sus peores resultados en las elecciones de 2019, el gobierno de mayoría absoluta entre PNV y PSE-EE coloca a los partidos de oposición ante el escenario de la irrelevancia política. Pero antes muerto que sencillo. EH Bildu, que había aprendido de Elkarrekin Podemos que el electorado vasco premia propuestas encaminadas a resolver sus problemas, visibiliza su cambio de estrategia en Madrid y luego en el Parlamento de Vitoria. En Madrid, uniéndose al “bloque de investidura” y apoyando los presupuestos de Pedro Sánchez; en Vitoria apoyando por primera vez unos presupuestos del PNV-PSE-EE y consiguiendo partidas relevantes en el ámbito de la vivienda, las políticas climáticas y ayudas a los jóvenes. Directo a su electorado.
En un contexto de grandes transformaciones, hay una agenda que requiere de discursos y respuestas. Que los focos de Madrid no les hagan perder el norte
Madrid vive en una efervescencia política que parece dar gran relevancia política a lo acordado allí. Pero, con tanto brillo, la política vasca puede estar perdiendo el foco de donde se dirimen las cuestiones importantes. En Euskadi hay toda una agenda por construir en cuestiones que se están legislando en el Parlamento Vasco: la Ley de Educación, Ley de Salud Pública, Ley de Empleo, Ley del Sistema de Garantía de Ingresos, Ley de Movilidad, pasarán por el Parlamento Vasco en la presente legislatura. En un contexto de grandes transformaciones, hay una agenda en torno a la transición energética, la transformación industrial y tecnológica, el mundo del empleo, los cuidados o la emancipación de la población joven, que requiere de discursos y respuestas. Que los focos de Madrid no les hagan perder el norte, porque puede ser que sea ahí donde estén preocupaciones de la ciudadanía vasca.