En 2009, en su visita a España, el actor y director teatral Tim Robbins se mostró preocupado por la alegría con la que los ciudadanos se hallaban dispuestos a humillarse públicamente en programas como 'Gran Hermano'. Nunca comprendí el éxito de esos formatos pero jamás se me ocurrió pedir su cancelación. Hoy reconozco que siento un placer culpable al ver 'First Dates', una fascinación perversa que no puedo evitar. Puede que no sea ético, o puede que sí. En cualquier caso, ahí queda. Y algo de verdad hay en ello. La verdad, como el humor, suele ser terrible.
Como explica Jean Pierre Sarrazac, “en el arte como en la política, las apariencias no se copian, las apariencias se fabrican”. El 'reality show' es un producto más de la ideología, un constructo esperpéntico, pues el reflejo que nos devuelve será siempre deformado. Olivier Razac escribió 'L´Écran et le zoo', un libro revelador sobre los reality show en el que denuncia la exposición en la televisión de una sociedad domesticada. Sarrazac entiende que se trata de una sociedad naturalizada “de una tipología humana “espectacular” y “paródica” donde los individuos “anónimos”, son artificialmente transformados, con fines de identificación y de edificación, en “especímenes” humanos dotados de “ethos” – de caracteres – “estereotipados””. El estereotipo es un mecanismo sobre el que podemos reconocernos y reírnos. Y eso no es malo, creo yo. Lo novedoso es comprobar que la humanidad se ha convertido en un espectáculo para sí misma, como dijo Walter Benjamin. Los vascos también.
EH Bildu entiende que el programa 'Akelarre' supone un ataque a la “identidad” vasca. Una vez más nos vemos inmersos en el aburridísimo debate identitario
En estos días he descubierto que Valeria Ros presenta un programa en la televisión pública vasca llamado 'Akelarre'. En él la presentadora se atreve a bromear sobre el folclore autóctono y otros tópicos vascos. La respuesta en redes sociales ha sido implacable. Una auténtica caza de brujas. Un vídeo editado de varios momentos del programa y publicado por la cuenta de twitter Zappingzalea dice así. “Los vascos somos considerados exóticos, irrespetuosos, las referencias externas están siempre en nuestra boca, desintegrando el pueblo... Extraños en nuestra casa”. Según Jasone Agirre, portavoz suplente de EH Bildu, el espacio de humor que presenta Valeria Ros “ridiculizada desde una perspectiva española” la cultura vasca por “el desconocimiento que muestran” los responsables del mismo. Agirre preguntó entonces al director de eitb Andoni Aldekoa si “Akelarre” se ajusta a los principios recogidos en la ley de creación de EiTB. También le preguntó si le preocupa que “miles de espectadores puedan sentirse ofendidos”. Si es así, “¿que pretende hacer para corregirlo?”.
El humor es un mecanismo para soportar lo real. Es agresivo y cruel. Y no siempre podemos asumirlo. Como explicaba Amos Oz en “Contra el fanatismo”: “jamás he conocido a un fanático con sentido del humor”. Yo añadiría: el fanatismo de la identidad es el peor de todos. La burla del delirio de origen y la sagrada patria supone una blasfemia intolerable para el nacionalista radical. EH Bildu entiende que el programa 'Akelarre' supone un ataque a la “identidad” vasca. Una vez más nos vemos inmersos en el aburridísimo debate identitario, que solo interesa a los fanáticos de la identidad, y a los ilusos que tratamos de ponerles un espejo enfrente. El problema es que estos apóstoles del origen se empeñan en romper ese espejo. Y entonces descubren la nada. No hay nadie al otro lado.
Algunos de los comentarios leídos durante estos días aseguran que 'Vaya semanita' y 'Ocho apellidos vascos' son formatos que han incitado a la “violencia simbólica”. “Esto antes no pasaba”, dicen algunos. Me ha recordado a los nostálgicos de la dictadura que decían: “Esto con Franco no pasaba”
En una entrevista al genial dibujante Juan Carlos Eguillor, el periodista preguntaba sobre los límites del humor: “¿Y usted cree que se pueden hacer chistes de algo tan serio y preocupante como la realidad de Euskadi?” – a lo que Eguillor respondía: “Yo creo que sí, porque el humor también desdramatiza. Todos los temas se deben poder tocar con el humor. Por muy negra y terrible que sea la situación, siempre hay que tener algo de esperanza. Sin embargo, en Euskadi parece que estamos en una agonía constante”.
En Instagram el dúo cómico “Bocabeats comedia” compartió un vídeo en el que “euskaldunizan” una reciente canción de Shakira. Inmediatamente aparece la acusación de anti-vasco. Algunos de los comentarios leídos durante estos días aseguran que 'Vaya semanita' y 'Ocho apellidos vascos' son formatos que han incitado a la “violencia simbólica”. “Esto antes no pasaba”, dicen algunos. Me ha recordado a los nostálgicos de la dictadura que decían: “Esto con Franco no pasaba”. Efectivamente, tienen razón. Esto con ETA no pasaba.