El mejor Ray Loriga ha vuelto para quedarse. Con 'Cualquier verano es el final', al igual que con las novelas precedentes, este escritor de triunfo precoz demuestra otra vez que está entre los mejores narradores españoles de la actualidad. Esta obra no tiene género ni demasiada explicación, más allá de asistir a una descripción prodigiosa que se refiere a los grandes temas de la vida, que son el amor y la muerte, a través de un personaje que quiere morir y otro que quiere amar. Al leer sus páginas uno tiene que reflexionar obligatoriamente sobre los límites del ser humano. Quizás lo peor que tiene es su brevedad. Como ha dejado dicho la escritora Karina Sainz Borgo, estamos ante "un libro incontestable, lleno de cicatrices y sin una sola costura visible". Y todo ello nos lleva a aprender por qué cualquier verano es o puede ser un final.