En los últimos días se ha abierto en Euskadi un interesante debate sobre si es posible o no poner en marcha la semana laboral de cuatro días. Abrió el debate la consejera de Trabajo y vicehelendakari, Idoia Mendia, que anunció un ensayo al respecto. Quizás las expectativas generadas fueron exageradas, pero también resultan desmedidas las críticas que unos y otros vertieron contra la consejera. A nadie se le escapa la enorme complejidad de esta medida, entre otras cosas por las diferencias entre los tipos de trabajo en función de los distintos sectores. A priori, parece que la semana laboral de cuatro días sólo sería posible para algunos puestos de trabajo... Pero para cambiar las cosas es necesario intentarlo y, de paso, dejarse de apriorismos. Esta es una propuesta que al menos debe testarse para ver si realmente es factible o no. El debate está sobre la mesa. Y la buena política, en medio de tanto fango, consiste precisamente en debatir.