Andamos tan a la gresca con leyes que seguramente dentro de muy poco tiempo nadie comentará y normalizarán formas de vivir, ser y sentir diferentes que no nos hemos parado a analizar otras leyes que recogen en su articulado asuntos que no se cumplen, pero que nadie denuncia.
Hace muy poco se aprobó en el Pleno del Congreso de los Diputados de España la reforma de la Ley de Salud Sexual y Reproductiva y de Interrupción Voluntaria del Embarazo, la conocida como la ley del aborto. En ella se refleja la baja laboral por reglas dolorosas, la eliminación de los días de reflexión antes de someterse a un aborto, la posibilidad de que las jóvenes de 16 y 17 años aborten sin necesidad de tener permiso paterno ni judicial, la píldora del día después gratuita al igual que el reparto de anticonceptivos en centros escolares que se acojan a determinadas campañas, la objeción de conciencia por parte de los y las sanitarias, los productos menstruales gratuitos o la baja por maternidad a las 39 semanas de gestación sin que se consuman días del permiso de maternidad.
Pero no es este el único asunto que se aborda en la reforma de la ley del aborto. En el capítulo 3, artículo 32, se declara que la gestación por subrogación es un contrato nulo de pleno derecho en España tal y como se recoge en la ley 14/2006 sobre técnicas de reproducción humana. En su artículo 33 se prohíbe de forma explícita la promoción comercial de la gestación por sustitución.
Un sencillo ejercicio revela que esta prohibición no se cumple en absoluto. Basta con escribir en el buscador de google “gestación subrogada España” y aparece una larga lista de empresas promocionando sus pack, sus productos y hasta las ofertas Black Friday de mujeres que pueden gestar bebés que después serán entregados a otras familias
Un sencillo ejercicio revela que esta prohibición no se cumple en absoluto. Basta con escribir en el buscador de google “gestación subrogada España” y aparece una larga lista de empresas promocionando sus pack, sus productos y hasta las ofertas Black Friday de mujeres que pueden gestar bebés que después serán entregados a otras familias. Previo pago, claro, porque la gestación altruista solo se da en Canadá, Portugal, Reino Unido, Australia, Sudáfrica, Dinamarca, Tailandia, India y algunos lugares de EEUU como Washington o Tabasco en México. En otros lugares como Rusia, Georgia, Israel o Ucrania la gestación subrogada es lucrativa, es decir, se paga. ¿Cuánto? Pues depende del lugar. Mientras que en EEUU puede rondar los 150.000 dólares, en Ucrania anda por los 50.000, de los cuales la gestante viene a recibir alrededor de 15.000. El resto es para una de esas empresas como las que se anuncian, pese a estar prohibido, en España, negocios que suelen presentarse como “asesores de gestación”.
Ucrania es uno de los países más cercanos al continente europeo en los que la gestación de un hijo o hija para otras personas es más asequible y presenta menos complicaciones. Esto provocó hace ya varios años que el país ahora invadido se convirtiese en uno de los destinos proveedores de mujeres gestantes con más peticiones en el continente.
Ucrania es uno de los países más cercanos al continente europeo en los que la gestación de un hijo o hija para otras personas es más asequible y presenta menos complicaciones. Esto provocó hace ya varios años que el país ahora invadido se convirtiese en uno de los destinos proveedores de mujeres gestantes con más peticiones en el continente. Pero la guerra ha provocado un éxodo importante de mujeres fértiles que se han visto obligadas a abandonar su país, con lo que hay menos madres a las que comprar el bebé mientras la demanda crece sin parar.
Escuchaba decir hace unos días al responsable de la mayor empresa dedicada a la gestación por subrogación que tienen solicitudes al menos para dos años. Y explicaba que hasta que la guerra no ha puesto a Ucrania en el mapa, el resto del continente tenía una idea de su país como de tercermundista. Ahora todos sabemos que las ucranianas son guapas, rubias y listas, son “como nosotros” y pueden darnos bebés bonitos, con lo que la demanda ha crecido como la espuma. Sin escrúpulos.
Biotexcom, asegura que las mujeres que pasan por ese proceso lo hacen para ganar dinero, para mejorar su estatus y facilitar una mejor calidad de vida para los suyos. “Si tienes una buena vida, no pasas por esto”, decía
Pese a que quienes defienden está técnica de reproducción suelen hacerlo con argumentos como que muchas mujeres gestan bebés a demanda por amabilidad y por ayudar a otras personas, el director de esa empresa, Biotexcom, asegura que las mujeres que pasan por ese proceso lo hacen para ganar dinero, para mejorar su estatus y facilitar una mejor calidad de vida para los suyos. “Si tienes una buena vida, no pasas por esto”, decía. Una gestante corroboraba esta idea apuntando que es muy duro entregar a un bebé porque aunque “lo que te ponen dentro no es tuyo, tú cuerpo sí lo es y los sentimientos, también”.
Según la ley española, las empresas no pueden hacer publicidad directa sobre estos servicios pero eso está muy lejos de cumplirse. Hay una impunidad total apoyada por la falta de aplicación no solo de la ley sino del Código Penal, que podría condenar a quienes utilicen este método y registren a sus hijos por un delito de filiación.
Hay sentencias del Tribunal Supremo en las que se dice que la gestación subrogada supone la explotación de la mujer y atenta contra los menores que son tratados como objetos de compra/venta. Al fin y al cabo, lo que se hace en esos negocios es transacionar la propiedad de seres humanos.
La reforma de la ley del aborto ha supuesto un avance importante para las mujeres, sin duda, pero si persiste en prohibir la gestación por subrogación y la publicidad de las empresas que se dedican a practicarla pero mira hacia otro lado ante las docenas de negocios montados a su alrededor será papel mojado. Mientras se permita que nos ofrezcan la posibilidad de cumplir nuestro sueño de ser madres aunque eso suponga la explotación de otra persona seguiremos siendo un país que permite que los bebés se vendan y se compren.