Esta semana ha sido especialmente desagradable para el Athletic Club y para sus seguidores. Primero fue la injusta eliminación en la semifinal copera frente a Osasuna. Y después, como consecuencia indeseada, llegó el anuncio de Nico Williams de que había cerrado sus redes sociales por los insultos recibidos. El club, con su presidente, Jon Uriarte, a la cabeza, reaccionó debidamente a lo sucedido. Censuró este tipo de insultos, respaldó a su jugador y destacó, porque era justo hacerlo, la ovación que se llevó el futbolista en el partido de San Mamés y las posteriores muestras de cariño ofrecidas por los aficionados.
"Queremos también pediros que entre todos hagamos fuerza para erradicar este tipo de actitudes en redes sociales. No todo vale". Justo ese era el mensaje que había que enviar. Porque, en efecto, no todo vale, ni la afición del Athletic puede ser responsable de lo que ocurre en el mundo digital.