Se habla de la erosión por tantos años en el poder, de escándalos de corrupción como los de Alonsotegi y el caso De Miguel, del empuje de Bildu tras su nueva estrategia, de la veteranía de Iñigo Urkullu o de la respuesta a problemas sociales del día a día...pero no, el verdadero motivo es otro. El PNV pierde tantos votos por lo que ocurre en Osakidetza. El resto de motivos pueden ser importantes, pero la clave es Osakidetza.
El servicio vasco de salud siempre fue un motivo de orgullo para los residentes en Euskadi. Era la joya de la corona del avanzado estado de bienestar de la comunidad. Era el motivo de envidia del resto de España. Era oro puro. Y ahora ya no lo es. O ya no lo parece. Era aquello de lo que antes todos los vascos presumían y de lo que hoy todos se quejan.
En cualquier conversación en Euskadi, sea en el trabajo, con la familia o en el bar, se repiten las críticas al deterioro de Osakidetza. Que si las listas de espera, que si la falta de pediatras, que si te dan cita para dentro de tres días... Eso es lo que está en la calle. En todas las calles. Y eso es lo que tiene que cambiar el PNV si quiere frenar su tendencia descendente que impulsa a EH Bildu.
Los motivos de la crisis de Osakidetza son seguramente múltiples y profundos. Y puede que ni siquiera el PNV sea el responsable de algunos de ellos. Tampoco es que los profesionales médicos sean peores que antes. El debate sobre las causas corresponde a la consejera del ramo, Gotzone Sagardui, y a su equipo.
En todo caso, la realidad es que, como aqui hemos contado, crecen los seguros privados porque crece el descontento con Osakidetza y los propios médicos no paran de quejarse. Y la gente culpa al partido de Ortuzar. El PNV no va a recuperarse volviéndose más independentista. Ni poniendo grandes condiciones a una hipotética investidura de Pedro Sánchez. Lo que tiene que hacer es mejorar Osakidetza. Es así de simple. Es así de complejo.