Camino a la investidura
Les voy a confesar un pequeño secreto del mundo periodístico. Como es natural, los periodistas aprovechamos el verano, como cualquier ser humano, para disfrutar del tiempo de asueto, ocio y vacaciones. De hecho, este año ha sido más difícil que nunca ya que nos hemos visto obligados a modificar muchos planes debido al adelanto electoral de las generales del 23 de julio. Por lo tanto, y de manera excepcional ha sido un jugoso estío en lo informativo que viene a contradecir esa máxima de que las redacciones, al estrecharse, hace que nos agarremos como clavo ardiendo a los denominados temas serpientes de verano por el vaciado de los contenidos informativos.
Les reconozco que el descanso aunque fructífero, lleno de momentos inolvidables, sonrisas, amigos, familia y todo lo bueno que trae el cambio de aires, siempre queda una rémora para nuestros sentidos profesionales que cual cordón umbilical no desconectan del día día y de lo que está sucediendo en la política, por razones obvias, y tampoco en la vida. ¡Cómo para olvidarse de ella cada vez que hay que ir a la compra o llenar el depósito del coche! Las ensaladas han llevado un poco menos de aceite de oliva y un poco más de vinagre ¡qué ironía! al igual que en el mundo político que parece cada vez más desengrasado y más avinagrado de cara la conformación de Gobierno.
Se avista investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo el 27 de septiembre. A falta de cuatro votos, su emulsión con la ultraderecha le aleja de cualquier posibilidad de encontrar aliados. Vox ha sido, finalmente, quien ha establecido el auténtico cordón antihigíenico democrático que le aleja de cualquier posibilidad de gobernar. La última torcedura de brazo, en la región de Murcia, donde los de Abascal han conseguido entrar en el Gobierno murciano, a pesar de las negativas poco creíbles ya, tras lo ocurrido en Extremadura.
Y en mitad de este camino, que no sabemos si nos llevará a la repetición electoral o a la conformación de un Gobierno encabezado por Pedro Sánchez de la mano de Sumar y del resto de fuerzas políticas de las que depende conseguir la mayoría suficiente, han pasado tres cosas muy interesantes.
Por orden cronológico, el artículo del Lehendakari en la que proponía una convención constitucional ha vuelto a visibilizar el elefante en medio de la habitación, la cuestión territorial. Sobre la necesidad de abordar este asunto pendiente legislatura tras legislatura, solventar el encaje de los territorios históricos, hablar de cara a la democracia para resolver políticamente los problemas de igual raíz. ¿Es el momento? Han pasado casi 45 años de la aprobación de la Constitución española y el tempo parece que no se ha encontrado o que realmente no se ha querido hacer mucho esfuerzo. No ha habido voluntad política, ni clima para generar una atmósfera democrática propicia para tratar todos los debes que dejó aquella Constitución preautonómica. Solo de la necesidad se hace virtud y ante la falta evidente de querer, bueno es forzar a los dioses del Olimpo para que se vuelvan semihumanos, se miren en el espejo del agua y no caigan al río de su mismidad. Ha llegado la hora.
Solo de la necesidad se hace virtud y ante la falta evidente de querer, bueno es forzar a los dioses del Olimpo para que se vuelvan semihumanos
Si desde Euskadi se ha colocado de nuevo al elefante en la agenda, desde Catalunya el segundo hecho que marcará los designios políticos inminentes pasa por la entrevista que ha mantenido la vicepresidenta en funciones, Yolanda Díaz, con Carles Puigdemont en el Europarlamento. Desde el PSOE se han apresurado a manifestar su desconocimiento y apuntar a la iniciativa unilateral de quien acude como de Sumar. Alejen este cáliz tan amargo de mí, ruegan en la capilla de quienes trabajan por la investidura de Sánchez. Pero el presidente en funciones ya ha incluido en sus declaraciones públicas la palabra amnistía y la foto de Díaz y Puigdemont es un reconocimiento público del interlocutor. Se está hablando en público y en privado, no tengan dudas y tampoco miedo al resultado del diálogo. Algo se mueve dentro de los socialistas, a pesar del desgaste que le pueda producir fuera de Catalunya.
En tercer lugar, la fijación de postura por parte de Carles Puigdemont de cara a la investidura que desvela la primera incógnita. Junts está dispuesto a salir del rincón y ponerse en medio del tablero político. Ha leído la oportunidad del momento y en aquellas cuestiones que sabe imposible por ahora como la autodeterminación, no ha dado un portazo que significaría haber entrado en vía muerta. El primer paso la ley de amnistía y después como diría el Cholo Simeone partido a partido, pero esta vez no en la liga virtual.
Hay la posibilidad real de hacer de la necesidad de la gobernabilidad una oportunidad para Euskadi, para Catalunya y para el conjunto del modelo de Estado. Un entorno que obligue a hablar del elefante territorial. Las propuestas de una parte están sobre la mesa, estaría bien saber qué es lo que ofrecen los partidos denominados de Estado y esto incluye al Partido Popular. Populares que andan atravesando nieblas políticas incapaces de marcar agenda. Por un lado, presos de Vox y por otro, haciendo piruetas dialécticas para pedir la dimisión de Díaz por su reunión con Puigdemont, acusar al sanchismo de la venta de España y al mismo tiempo decir que Junts es un apartido de tradición y legalidad fuera de dudas.
“Locura es hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes” una aseveración atribuida por la historia a Albert Einstein con la que yo estoy muy de acuerdo si la aplicamos al terreno político.