En el marco de esa afición que las instituciones vascas tienen por el ladrillo, esta semana se ponía en Abanto la primera piedra del edificio que albergará los primeros servidores conectados a la nube de Atlantic Data Infrastructure (ADI). Es un proyecto que está tan claramente abocado al fracaso que ni siquiera los empresarios que teóricamente lo respaldan han querido arriesgar su dinero, dejando el 97% de la responsabilidad económica en manos del Gobierno vasco.
Se parece mucho, en ese sentido, a otra iniciativa que supuestamente iba a colocar a Euskadi en la cumbre tecnológica mundial, el coche eléctrico Hiriko, que no pasó del prototipo y dejó un agujero de 19 millones de euros en las arcas públicas. Los empresarios, que no habían arriesgado nada y en algunos casos hasta podrían haberse beneficiado vía sueldos y alquileres, se parecen mucho a los de Atlantic Data Infrastructure por sus conexiones políticas.
Especialmente Viuda de Sainz, que controla el 40% del capital de ADI a través de dos filiales y que está presente en sectores tan diversos como el de los autobuses escolares y urbanos, la obra pública, la gestión de las autopistas, la limpieza de las calles, el tratamiento de residuos, las residencias de ancianos e incluso la OTA. Su modelo de negocio es muy peculiar: observa qué servicios que presta la administración se pueden externalizar y monta una empresa para pujar por el correspondiente contrato. Suele acertar, algo que seguramente no es casual, dado que la práctica totalidad de sus ejecutivos son del PNV.
Su modelo de negocio es muy peculiar, observa qué servicios que presta la administración se pueden externalizar y monta una empresa para pujar por el correspondiente contrato
En el caso de ADI todo ha sido más sencillo todavía. Se montó la empresa y al día siguiente el Gobierno vasco le concedió un préstamo de 14,9 millones de euros para poder dar los primeros pasos. Si la iniciativa no funciona, cosa harto probable dado el escaso interés que han demostrado los empresarios que lo respaldan, quien se va a comer las pérdidas es Lakua. Negocio perfecto, por tanto, para los supuestos promotores.
Ya puede decir el lehendakari que es un "proyecto ilusionante", que se trata de "tecnología de vanguardia" que va a ayudar a la industria vasca a digitalizarse o que será muy eficiente energéticamente. Son pamplinas virtuales añadidas al discurso oficial por el correspondiente escribano. Lo que cuenta de verdad son los hechos y pocos han mostrado unos empresarios que no arriesgan su dinero. De lo invertido hasta ahora, el 97% lo ha puesto el Gobierno vasco y los 85 millones que restan se espera que vengan del Next Generation y demás programas públicos.
De lo invertido hasta ahora, el 97% lo ha puesto el Gobierno vasco y los 85 millones que restan se espera que vengan del Next Generation y demás programas públicos
Al margen del escaso éxito que puede tener una iniciativa en la que no confían ni sus promotores, hay que poner en duda también su viabilidad e incluso su necesidad. ¿Qué pinta la administración pública ofreciendo algo que ya hacen empresas privadas? Al margen de que pueda tratarse de una competencia desleal, permítaseme dudar de la necesidad de montar más data centers en Euskadi, donde ya hay unos cuantos operando de la mano de Sarenet, Ibercom-Másmóvil, Euskaltel, Orange e incluso Telefónica. Por no hablar del que la cotizada Aeternal Mentis quería montar en La Rioja Alavesa.
Solo cabe una lectura: periódicamente nuestras administraciones necesitan decir que están haciendo cosas, especialmente si tienen que ver con la tecnología. Y para que no suene a intervencionismo, últimamente utilizan el apelativo de "colaboración público privada", que en este caso está claro que es tan falsa como las pinturas de la cueva de Zubialde. Ni ADI va a hacer algo que no se hiciera antes ni tampoco va a ayudar, por sí mismo, a que las empresas vascas utilicen más la nube.